España

Inquietud en el núcleo duro de Moncloa ante la "erosión reputacional" de España por Venezuela: "La imagen es muy dura"

Pedro Sánchez ha pasado de sonar en las quinielas para dirigir la OTAN a protagonizar complejos virajes en política exterior que preocupan a los principales socios

Edmundo González firma coaccionado el documento que le permite salir de Venezuela, en presencia de Delcy y Jorge Rodríguez y el embajador español en Caracas, Ramón Santos.

"Coacción, chantajes y presiones" durante "horas" en la casa del embajador español en Caracas, Ramón Santos. Así definió Edmundo González los acontecimientos que se vivieron en la residencia del diplomático y que quedaron inmortalizados en una fotografía que ha dado la vuelta al mundo. En ella, los hermanos Delcy y Jorge Rodríguez, vicepresidenta de Venezuela y presidente de la Asamblea Nacional, respectivamente, hacen firmar al líder opositor -presidente electo a los ojos del Congreso de España- un documento donde da por buena la victoria chavista en las últimas elecciones generales.

No hace mucho de la Cumbre de la OTAN que Madrid acogió en junio de 2022. Pedro Sánchez, como anfitrión, aparecía en el centro de las imágenes junto a los principales líderes del mundo occidental, con escenas tan icónicas como la cena celebrada en el Museo del Prado. Un éxito a nivel internacional, señalan fuentes diplomáticas consultadas por Vozpópuli, y también en términos de seguridad, debido a la ausencia de contratiempos reseñables a pesar de la relevancia del encuentro.

No era la primera ocasión en la que se veía a Pedro Sánchez tratando 'de tú a tú' a algunos de los dirigentes mundiales, pero en esta ocasión se le atribuía a España la notoriedad de haber albergado una Cumbre crucial, tras la invasión de Rusia sobre Ucrania y que abrió las puertas a la adhesión de Suecia y Finlandia a la Alianza, marcando la nueva ruta estratégica de la organización para los años venideros.

Tal fue el éxito de la Cumbre que el nombre de Pedro Sánchez llegó a formar parte de las quinielas para suceder a Jens Stoltenberg al frente de la OTAN. Una conjetura que el propio Sánchez desmintió de forma tajante, pero que era recibida con agrado en Moncloa.

Lejos quedan esos tiempos, apuntan fuentes diplomáticas consultadas por este diario, a tenor de los acontecimientos internacionales que se han vivido desde entonces, y que han salpicado de un modo u otro las relaciones de España con sus aliados estratégicos.

La crisis de Venezuela

El más reciente es el caso de Venezuela. ¿Cómo es posible que el régimen de Maduro haya llevado la iniciativa en la gestión del episodio que se vivió en la casa del embajador español? Esa es la pregunta que se hacen desde ciertas esferas diplomáticas, lamentando que el Gobierno no haya liderado desde el primer momento el relato en torno a los acontecimientos.

Consideran que hay argumentos suficientes para defender la salida de Edmundo González de Venezuela, así como la mediación española para conseguirla; lo que no logran entender es que las autoridades venezolanas lo hayan convertido en un triunfo propio. Tampoco son fáciles de digerir las imágenes dentro de la residencia del embajador español, tomadas por el propio régimen: el diplomático español, Jorge Santos, comparte instantánea con Delcy y Jorge Rodríguez, y con Edmundo González.

"Es una imagen muy dura", detallan estas mismas fuentes, que destacan la "discreción" con el que este tipo de negociaciones se suelen desarrollar al implicar a dos naciones diferentes, y más en un asunto tan delicado como gestionar la salida del asilado González. También circulan imágenes del embajador español acompañando al exiliado venezolano al avión de las Fuerzas Armadas españolas para abandonar Venezuela de forma definitiva.

Según ha podido saber Vozpópuli, el núcleo duro de Moncloa valora con inquietud la "erosión reputacional" que estas imágenes puedan tener sobre España. "Cuando hay que dar explicaciones sobre algo, aunque haya sobradas razones para haber actuado de un modo determinado, siempre es mala señal". La amenaza no procede tanto de la decisión adoptada desde España como por la apariencia derivada de la gestión: una imagen tomada en la misma residencia del embajador y haber perdido la iniciativa del relato ante los acontecimientos.

Las imágenes también han suscitado una airada polémica dentro de territorio nacional. El Partido Popular ha exigido la dimisión de José Manuel Albares y le acusa de haber "cooperado" en la "coacción" a Edmundo González. Éste tuvo que publicar un nuevo comunicado agradeciendo a España su mediación para su asilo, pero la crisis reputacional ya estaba asentada.

Otros episodios exteriores

Del mismo modo, fuentes diplomáticas recuerdan algunos episodios que también salpican a España y que se han encadenado en un breve periodo de tiempo, con la consecuente "erosión" que puede suponer.

Recientemente, los Gobiernos de España y Argentina se enzarzaron en un grave conflicto diplomático, que se tradujo en la retirada de la embajadora de nuestro país de Buenos Aires. Un choque basado en acusaciones de consumo de estupefacientes -del ministro de Transportes español, Óscar Puente, sobre Javier Milei-, y de escándalos corrupción -el propio Milei atacó a Sánchez por el caso que afecta a Begoña Gómez-. Visto desde fuera, apuntan fuentes diplomáticas, supone un choque "sin sentido" y "puramente emocional".

Pero hay más. En el ámbito de las relaciones internacionales se califica, cuanto menos, de "atrevida" la posición de España en el conflicto de Oriente Medio, liderando la iniciativa para la creación de dos Estados y reconociendo a Palestina como Estado. Una postura que choca con la de otros países aliados, como Estados Unidos, Canadá, Alemania, Austria, Bélgica, Francia, Italia o Portugal, entre otros.

La imagen de España también ha sufrido un duro varapalo en el norte de África; en particular, en Argelia. En poco menos de un año, España pasó de acoger en un líder de Logroño al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, a reconocer los planes de soberanía de Marruecos sobre el Sáhara. Entre medias, la grave crisis diplomática con Rabat que propició la entrada de miles de personas en Ceuta por vías irregulares.

Desde entonces, las relaciones con Argelia penden de un hilo, con las consecuencias y complicaciones en materia económica o de seguridad que afectan a España.

Cambios de rumbo, consideran desde esferas diplomática, que erosionan la "credibilidad" de nuestro país ante la comunidad internacional. Y que, sumados a la imagen que se vive en Venezuela, transmiten "cierta sensación de improvisación".

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