La precariedad laboral, que hace unas semanas movilizó a centenares de personas en unas marchas-denuncia por las calles de Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Zaragoza, afecta no sólo a nuestros bolsillos, sino también a la salud.
Así lo concluyen los datos extraídos de la Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo de 2015 en la que se indica que un 30% de los trabajadores españoles ha manifestado sufrir estrés 'siempre o casi siempre' en el trabajo siendo el sector sanitario, el industrial y del comercio los más afectados.
Una angustia que se atribuye a las condiciones laborales que imperan en el país: contratos temporales, jornadas parciales e interminables y bajos salarios. Además, Según la VI Encuesta Europea de Condiciones de Trabajo de 1015 un 17% de mujeres y un 15% de hombres han sufrido acoso laboral (amenazas, humillación, violencia física, acoso psicológico y sexual).
En 2017, según un avance de datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, fallecieron 618 trabajadores de los que 208 fueron muertes por infartos y derrames cerebrales y 80 por accidentes de tráfico durante la jornada laboral, siendo éstas las principales causas de fallecimiento en el trabajo. Desde UGT advierten que el origen de estas muertes está en "el estrés provocado por el deterioro de las condiciones laborales y la inseguridad laboral que padece el 72% de los trabajadores" del país.
El 17% de mujeres y un 15% de hombres han sufrido acoso laboral
"El miedo a perder el puesto de trabajo debido a la inestabilidad laboral junto con el acoso están provocando unos cuadros de ansiedad en las personas que no se contemplan como enfermedades profesionales", denuncia la secretaria confederal de Salud Laboral de UGT, Ana García.
Y es que el cuadro de enfermedades laborales reconocidas por el ministerio de Sanidad y recogido en el Decreto 1299/2006, de 10 de noviembre no se actualiza desde 2006 (salvo el reconocido cáncer de laringe ocasionado por el amianto) y, por ello, estas patologías, a pesar de ser una consecuencia del ambiente laboral, son declaradas como contingencias comunes. Algo que repercute gravemente en la economía. "Al no contemplarse como enfermedades profesionales las mutuas de las empresas no se hacen responsables de ellas y es el sistema público de salud quien debe de asumir el coste", explica la sindicalista, quien reclama una actualización del cuadro de enfermedades para adecuarse a la situación real.
"Las empresas deberían de tomarse en serio los riesgos psicosociales, hacer una evaluación y adoptar las medidas preventivas necesarias", asegura. "Para ello sería necesario implantar protocolos de prevención que cortasen de raíz el acoso y el estrés en el trabajo", concluye.
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