España

Los recortes dejan sin médico a los más de 300 presos de la macrocárcel de Pamplona durante una semana

La gran infraestructura penitenciaria de Navarra se ha quedado sin personal básico. Al coincidir de baja sus tres facultativos, se han vivido situaciones extremas: los ATS han ejercido de médicos y algunos reos han tenido que ser atendidos fuera de la cárcel. Instituciones Penitenciarias alega que hay que "tirar con lo que tienen".

Considerada una de las cárceles más modernas de España, la prisión de Pamplona ha vivido unos días sumida en el caos. Una acumulación de bajas del personal sanitario ha provocado que el Centro Penitenciario Norte II, donde cumplen condena más de 300 presos, haya permanecido una semana sin ningún médico, desde el pasado 30 de octubre hasta este miércoles 5 de noviembre. 

Los ayudantes técnicos sanitarios se han visto en la obligación de desempeñar funciones que no les corresponden, lo que puede llevar a una situación de peligro, denuncia el responsable de Relaciones Institucionales de la Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (Acaip), José Antonio Gutiérrez.

En el momento en el que el centro prevé que se va a quedar sin médicos, el método de actuación a seguir por parte de Instituciones Penitenciarias pasa por “contratar ipso facto a un facultativo o trasladar a otro en comisión de servicios”, explica a este medio el portavoz de Acaip. Pero en el caso de Pamplona el procedimiento no se ha cumplido. 

La necesidad acuciante de personal y la dificultad presupuestaria son dos problemas que conviven en la cárcel desde su inauguración en junio de 2012

Esta anomalía tiene dos claros responsables: la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias y la Subdirección General de Coordinación de Sanidad Penitenciaria, quienes no supieron resolver a tiempo esta situación extrema. La dirección del centro navarro se puso en contacto con la administración en Madrid, desde donde deberían haber tenido prevista la contratación. “Por culpa de la burocracia y la descoordinación se han vivido unos días caóticos”, explican fuentes del sindicato Acaip, que añaden: “Tenían que sacar a los presos fuera por motivos médicos”.

Problemas administrativos, desgobierno… y recortes. La dificultad presupuestaria y la necesidad acuciante de personal fueron dos inconvenientes que ya se denunciaron en 2012, cuando se inauguró la prisión. Incluso el propio Ángel Yuste –secretario general de Instituciones Penitenciarias– reconoció entonces la enorme disfunción entre la apertura de centros y la dotación de personal, y aunque no era partidario de abrir más centros, Pamplona era una excepción debido al grave deterioro que presentaban las instalaciones de la antigua prisión.

Silencio administrativo

Este medio ha intentado ponerse en contacto con la secretaría general de Instituciones Penitenciarias en reiteradas ocasiones, sin obtener respuesta alguna. Desde la cárcel de Pamplona tampoco se dan demasiadas explicaciones y se limitan a decir que estuvieron sin médico tan sólo el fin de semana, lo que contradice la versión de Acaip y la de otras fuentes de toda solvencia consultadas por Vozpópuli.

Pero el problema no acabó el miércoles por la tarde, momento en el que uno de los facultativos que estaba de baja se pudo reincorporar. Él solo quedó al mando del equipo médico, con lo que supone esa carga de trabajo en un centro donde cumplen condena entre 330 y 350 presos. También trabajan tres ATS junto a él. 

La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias dijo al centro navarro que "tienen que tirar con lo que tienen". Solamente hay un médico

El sindicato Acaip denuncia la “grave situación” que viven los profesionales sanitarios de la cárcel de Pamplona, a quien la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias ha respondido que “tienen que tirar con lo que tienen”. Gutiérrez insta a la administración a solucionar a la mayor brevedad la situación en materia de personal sanitario que vive el centro navarro. 

Una infraestructura moderna pero con falta de personal

Tras más de una década de trabajos y una inversión de 100 millones de euros para una macrocárcel que ocupa una superficie de unos 77.000 metros cuadrados, el centro se inauguró finalmente el 5 de junio de 2012, sustituyendo así a la centenaria prisión situada en el barrio pamplonés de San Juan.

Fotografía de archivo de la piscina cubierta del centro penitenciario de Pamplona. Foto EFE

Piscina climatizada, sala de audiovisuales, gimnasio, polideportivo cubierto… La prisión no escatimó en su plan de infraestructuras, si bien es cierto que el centro no puso en marcha la piscina porque su mantenimiento anual era de 50.000 euros al año. Tampoco se instalaron las más de 700 televisiones de plasma en las celdas que en un principio se habían prometido, porque, en palabras del popular Ángel Yuste, el diseño navarro tenía demasiadas “innovaciones suntuarias que este país no puede asumir”.

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