La exministra de Igualdad, Irene Montero, y el exvicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, están citados a declarar como testigos en el juicio que se celebra el próximo lunes contra Miguel Frontera por acosar e injuriar a la pareja. Según ha podido saber Vozpópuli, la testifical de ambos ha sido solicitada por el Ministerio Público, la defensa y por la propia acusación particular, ejercida por los exdirigentes políticos como demandantes.
El acusado, conocido como "el Capitán América de Ferraz" por acudir a las protestas frente a la sede del PSOE caracterizado con un gran escudo al estilo del personaje de Marvel, se enfrenta a tres años de prisión por acosar e injuriar a la pareja provocando una alteración en su vida familiar. Así se recoge en el escrito de Fiscalía que señala como este individuo "se dedicó a acosarles durante siete meses".
Esta actividad, supuso que Iglesias y Montero viesen alteradas algunas de sus actividades de su rutina diaria, "derivada de los ruidos constantes en horarios de descanso de niños de corta edad, así como la limitación de movimientos en compañía de los menores por temor a que presenciaran o escucharan expresiones ofensivas para ellos". Durante meses, los líderes de Podemos tuvieron que convivir con un dispositivo policial frente a su casa, ya que se llegaron a congregar decenas de personas en las inmediaciones de su chalé de Galapagar para protestar contra su gestión en el Gobierno.
No obstante, según se detalla en el escrito de acusación, Miguel Frontera llevó el "escrache" a otro nivel. Aunque en un inicio, el acusado sólo "se limitó a sumarse a las concentraciones", en pocos días "incrementó" su actividad. El primer paso fue trasladar hasta las inmediaciones de la vivienda un altavoz en el que durante días sonaron a todo volumen el himno nacional y gritos dirigidos al exvicepresidente segundo: "Chepas", "garrapata", "no vamos a parar hasta que os vayáis a Venezuela".
Con una pancarta con la frase "Pablo Iglesias, hijo de terrorista", el acusado se dejó ver frente a la casa de la pareja durante tres días seguidos. Al cuarto, el mensaje cambió, esta vez dirigido a la exministra de Igualdad: "Irene Montero, ministra analfabeta cuyo mérito es tener las rodilleras gastadas".
El acusado intentó acercarse a Iglesias y Montero en varias ocasiones
El "Capitán América de Ferraz", que por entonces aún no disfrutaba de ese apodo, intentó en varias ocasiones saltarse el cordón de seguridad. El Ministerio Público describe que "pese a que al acusado le llegaron a tramitar hasta el mes de julio un total de 33 denuncias administrativas por saltarse el estado de alarma y por intentar sobrepasar los límites del perímetro de seguridad", no cesó sus intentos de acercarse a Irene Montero y Pablo Iglesias, aún "siendo plenamente consciente" de los cargos que sobre él pesaban y la presencia de sus hijos, menores de corta edad.
Según fuentes jurídicas, el próximo lunes acudirán a declarar ante el Juzgado de lo Penal Número 14 de Madrid, además de otros dos testigos a petición de la defensa, un total de seis agentes. La declaración de estos testigos será clave para comprobar algunos de los episodios narrados por la acusación particular y que se incluyen en el escrito de la Fiscalía en el que se pide tres años de prisión para el acusado por dos delitos continuados de injurias graves, un delito de acoso y uno de descubrimiento de secretos.
Antes de que el Juzgado de Instrucción Número 1 de Collado Villalba acordara imponer una orden de alejamiento de 500 metros sobre Irene Montero y Pablo Iglesias, el 29 de diciembre de 2020, el acusado consiguió acceder al área visual del jardín del chalet. Según se desarrolla en el escrito de acusación, el 12 de julio de 2020, Miguel Frontera se presentó en Galapagar a una hora en la que aún no estaba montado el dispositivo de seguridad.
Grabó el jardín de la vivienda con los residentes en su interior
Aprovechando la ausencia de agentes de la Guardia Civil, entró por la parte trasera de la propiedad "donde se encuentra una roca de gran tamaño a unos 10 metros sobre la que se subió" y saltándose los obstáculos visuales del muro de la casa, "comenzó a realizar una grabación de dicha zona con su teléfono móvil, hasta que fue sorprendido por los ocupantes de la vivienda, invadiendo la intimidad de los mismos".
Tres meses más tarde, coincidiendo con el cumpleaños del que fuera candidato de Unidas Podemos a la presidencia del Gobierno, el acusado se acercó a su domicilio y, cuando Iglesias salía con sus hijos de la casa, se acercó intentando llegar a ellos. Finalmente, los agentes pudieron evitar que se encontraran, no sin antes gritarle delante de sus hijos "felicidades, hijo de puta".
La acusación particular ejercida por Pablo Iglesias e Irene Montero solicita un año y medio de cárcel y una multa de 9.000 euros, así como una indemnización de 20.000 euros por daños morales. La petición responde a un presunto delito de coacciones continuadas, acoso continuado, injurias graves contra las instituciones del Estado y un delito de descubrimiento y revelación de secretos.
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