Irene Montero e Ione Belarra han activado la primera toma de contacto con los territorios para blindar la coalición de Unidas Podemos. Fuentes del partido morado revelan a Vozpópuli que Montero y Belarra se están reuniendo con dirigentes locales de Izquierda Unida y del partido morado. "Les está reuniendo en la misma mesa, quiere hablar con ellos cara a cara", dicen en Podemos.
El objetivo de la secretaria general de Podemos y de la ministra de Igualdad es afianzar un cierre de filas para blindar la coalición de Unidas Podemos de cara al futuro. Los primeros territorios con los que se han reunido han sido Castilla y León, Baleares y Andalucía. Podemos vaticina un agosto sin ruido, pero con reuniones confidenciales para aclarar los asuntos orgánicos más delicados. "En 2022 van a llegar curvas", aseguran fuentes del partido.
Montero quiere asegurarse de que en ningún territorio peligre la alianza con Izquierda Unida. El partido de Alberto Garzón, en el que el ministro de Consumo tiene cada vez menos peso interno, se ha convertido en un aliado central para la nueva cúpula de Podemos. Después de la salida de Pablo Iglesias, la prioridad de Montero es asegurarse que ningún dirigente territorial coquetee con Íñigo Errejón.
Este diario ya adelantó que Belarra tenía pensado hacer una gira por los territorios después del congreso de Vistalegre IV. La novedad es que, además de Belarra, también se ha involucrado Montero. La número dos del partido es quien, según comentan en la formación, está liderando de facto Podemos y quien está buscando el apoyo de IU, aprovechando la buena relación con el PCE.
Cada vez más PCE
El PCE de Enrique Santiago, por su parte, es ya algo parecido a la columna vertebral de Podemos. Es el puente entre los morados e Izquierda Unida, y Santiago es un dirigente clave para el futuro de la formación, porque en regiones esenciales como Andalucía mantiene el control sobre IU, lo que puede frenar la irrupción errejonista.
Baleares es otro territorio estratégico para Podemos. El grueso de sus cuadros provienen del errejonismo, pero en las islas de momento el líder de Más País no está muy activo. En cuanto a Castilla y León, Montero confía en Pablo Fernández, secretario regional y considerado uno de los más fieles pablistas. Sin embargo, en esta región Podemos debe cerrar acuerdos con IU, donde hay corrientes contrarias a seguir en la coalición.
Los equilibrios con IU son muy importantes para Podemos también en Madrid. En la capital el sector más próximo a Garzón, proclive a los acuerdos con el partido morado, puede quedarse en minoría con respecto a la corriente de Alberto Aguilera, más crítico con Podemos. En las últimas primarias para elegir las listas electorales, por ejemplo, ganaron los de Aguilera, cuya portavoz, Vanessa Lillo, protagonizó una polémica a raíz de la salida de Pablo Iglesias, a quien llamó “rata” y “sinvergüenza”.
La incógnita Yolanda Díaz
Los movimientos de Belarra y Montero sirven además para comprender, y eventualmente frenar, posibles alianzas de Yolanda Díaz al margen de la cúpula morada. En Podemos se habla a diario de la plataforma que Díaz quiere lanzar con el apoyo de dirigentes como Ada Colau. Este planteamiento podría obligar a Podemos a convertirse en el eslabón débil de todo el bloque de la izquierda alternativa al PSOE. De hecho, fuentes moradas aseguran que las relaciones entre Montero y Díaz son mejorables en este momento.
Algunos dirigentes de Podemos, tal y como adelantó este diario, quieren incluso empezar a hablar de “refundación”. Aseguran que en la dirección nacional tienen presente que “la marca Podemos está quemada”, porque así lo aseguran los estudios internos encargados por el partido. Aun así, oficialmente los afines de Belarra creen que todavía es pronto para debates de este tipo puesto que hace tan solo un mes se ha celebrado el último congreso. “Será un agosto muy callado, pero habrá reuniones importantes, de estas confidenciales. Todos deben preparar el nuevo curso porque en 2022 van a llegar curvas”, vaticina un cuadro del partido morado.
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