Pedro Sánchez afronta un nuevo reto diplomático, esta vez a tres bandas. La crisis con Israel amenaza con salpicar las relaciones con Marruecos, lo que tendría consecuencias directas en materia de Defensa e Inteligencia. Fuentes diplomáticas consultadas por Vozpópuli alertan del frágil equilibrio diplomático que impera en el Mediterráneo, y cómo la ruptura entre Madrid y Tel Aviv podría afectar a su vez al diálogo a ambos lados del Estrecho. España camina hacia una encrucijada de destino incierto.
El origen se remonta a los acuerdos de Abraham de agosto de 2020, que supusieron la apertura diplomática de Israel con el mundo árabe. Marruecos, erigido en socio estratégico de Estados Unidos en el norte de África en contrapeso a la aproximación rusa de Argelia, es uno de los socios con los que Tel Aviv ha fraguado una relación más estrecha.
Una cooperación que aporta beneficios a ambas partes. Marruecos suma un nuevo apoyo en su plan de soberanía sobre el Sáhara Occidental. También le permite firmar con Israel acuerdos armamentísticos de tecnología punta: desde los misiles Barak MX hasta 200 carros de combate Merkava -ahora paralizados con motivo de la crisis de Oriente Medio-. Un beneficio nada desdeñable, en su carrera por convertirse en principal potencia armamentística en el norte de África.
Y eso se traduce en acuerdos de cooperación que, hace un lustro, parecerían imposibles. Uno de ellos apunta a la creación de una base militar con apoyo israelí a apenas 40 kilómetros de Melilla, aunque hasta la fecha no ha habido una confirmación oficial. También la adquisición por parte del reino alauí de sistemas de defensa fabricados por el país hebreo.
Por su parte, Israel encuentra un aliado estratégico dentro del mundo árabe; un escenario que hasta hace unos años era del todo impenetrable. El acuerdo, además de los evidentes beneficios diplomáticos que suponía para el Gobierno de Benjamin Netanyahu, suponía el acceso a informes de Inteligencia de primera mano, especialmente en materia de terrorismo.
Acuerdos con Marruecos
Pero los ataques de Hamás y la consecuente ofensiva militar de Israel sobre la franja de Gaza amenazan con reventar estos puentes con el mundo árabe. Así lo afirmaba en una entrevista con Vozpópuli la embajadora de Israel en España, Rodica Radian Gordon, poco antes de ser llamada a consultas por Netanyahu con razón de los últimos acontecimientos que han erosionado las relaciones diplomáticas entre Madrid y Tel Aviv.
"Sin duda que el ataque no ha sido sin tratar de dañar exactamente estos lazos que hemos forjado con otros países del golfo y con Marruecos dentro de los acuerdos de Abraham. Todo el mundo sabe que en los últimos meses estábamos negociando con Arabia Saudí. Así que claramente una de las metas de Hamás ha sido atacar y no dejar que continuemos con este proceso de acercamiento", señalaba la diplomática.
Como contó Vozpópuli, España asiste con preocupación a la escalada de tensión que se vive en Oriente Medio y cómo ésta puede afectar a la posición de Marruecos. Y ahora, tras las fricciones diplomáticas entre España e Israel, la crisis se agudiza en materia de Defensa e Inteligencia.
España bebe de los informes de inteligencia que Israel provee a sus aliados para conocer la situación que se vive en Oriente Medio: las Fuerzas Armadas de nuestro país tienen presencia en Irak y Líbano, y los acontecimientos que se viven en este escenario tienen consecuencias tanto directas como indirectas para los intereses españoles.
La industria armamentística hebrea, además, aporta material y actualización de las capacidades integradas en las Fuerzas Armadas españolas. Voces políticas como las de Sumar o Unidas Podemos han urgido al Gobierno a cortar toda relación comercial con Israel, pero este diario desveló que ya se han formalizado nuevas licitaciones entre ambos países.
Un equilibrio a tres bandas
Fuentes diplomáticas, no obstante, consideran que la crisis del Gobierno de Pedro Sánchez con Israel también puede afectar las siempre volátiles relaciones a ambos lados del Estrecho, a pesar de la luna de miel que parecen atravesar Madrid y Rabat. Si Marruecos e Israel mantienen intactos sus lazos -detallan estas mismas fuentes-, España podría perder su posición privilegiada respecto al reino alauí.
Esta posición privilegiada se basa en dos aspectos principales: uno, la cercanía física, aunque eso no ha sido óbice para evitar los continuos roces diplomáticos entre España y Marruecos; y dos, el reconocimiento del Gobierno de Sánchez al plan de soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, tras un giro diplomático sin precedentes.
La crisis con Israel amenaza con cambiar esa posición. El Gobierno de Tel Aviv podría reforzar aún más sus lazos con Marruecos en busca de la influencia que pierde en la región tras su ruptura con España, mientras que nuestro país quedaría marginado en los principales acuerdos de cooperación. Y eso se traduciría en una erosión para el trabajo que se desarrolla desde diferentes organismos, como el Ministerio de Defensa -por el auge armamentístico marroquí- o el CNI.
España se enfrenta una vez más a una encrucijada por su política exterior, que afecta directamente a la estabilidad en el Mediterráneo y el Estrecho, y que ha cogido de nuevo desprevenido al cuerpo diplomático.
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