Sectores de Izquierda Unida aglutinados en torno a independientes y a la Izquierda Abierta de Llamazares y con apoyo expreso de las cúpulas de UGT y CC.OO. han puesto en marcha una operación interna para atraerse a Cayo Lara, liquidar a Alberto Garzón como próximo líder de IU, romper con el PCE de Centella y conformar una nueva mayoría en torno al escritor Luis García Montero para reconstituir una Izquierda Unida diferente a la actual y convergente –postelectoralmente hablando- con el PSOE.
El objetivo inicial es detener la sangría de cargos hacia Podemos y, luego, tras las elecciones del 24-M, arrebatar al PP la Alcaldía de Madrid y la Presidencia autonómica, con un pacto electoral que tenga su consiguiente reflejo en las comunidades donde también pueda existir esa opción de pactar con el PSOE. La operación se ha iniciado en Madrid, pero en forma de movimiento continuo que debería afectar a todas las federaciones.
Como punto inicial, algunos miembros de IU han pedido la convocatoria de una Asamblea Federal extraordinaria para debatir la crisis actual de la coalición, establecer unos nuevos puntos programáticos y una nueva estrategia política –donde se incluiría la ruptura con el PCE- y elegir una nueva dirección. La petición se formuló en la última reunión de la Presidencia federal y el hombre que aglutinaría el nuevo colectivo resultante sería el del actual candidato de IU a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, el escritor Luis García Montero.
Operación captura de Cayo Lara
Según ha sabido Vozpópuli de fuentes internas, la primera parte de la ofensiva lo constituye lo que denominan “operación captura de Cayo Lara”. El actual coordinador general se muestra en estos momentos equidistante con los dos grandes sectores enfrentados: por un lado, el llamazarista, con Montse Muñoz y García Montero, apoyado entre otros por Teresa Aranguren, Carlos Berzosa (rector de la Universidad Complutense) o Almudena Grandes (escritora y mujer de García Montero). Por otro lado, el garzonista, con José Luis Centella (secretario general del PCE) y Antonio Maíllo (coordinador general de IULV-CA, a quien acusan en primera persona del desastre de IU en Andalucía).
En la última reunión de la Presidencia federal, en la que se aprobó por la mínima una resolución en contra del referéndum ganado en Madrid por la candidatura contraria a la de Mauricio Valiente -el candidato apoyado por Alberto Garzón-, Cayo Lara lanzó una dura diatriba contra todos, incluido su delfín, el propio Garzón. Ahora, ambos sectores quieren atraerse a Lara, especialmente el de Llamazares-García Montero, porque su sola presencia significaría que numerosas federaciones se romperían en dos, lo que interesa especialmente a los que dicen actuar en nombre de Llamazares que quieren dar una nueva orientación a IU sin el PCE.
Una Asamblea extraordinaria para reinventar Izquierda Unida
Una segunda fase sería afrontar una Asamblea Extraordinaria –un congreso, para entendernos- que rompa la actual mayoría y conforme una nueva. Pero para tener éxito, el sector nucleado en torno a Izquierda Abierta –la organización de Llamazares- contaría ya con grandes apoyos externos: las cúpulas sindicales –con Fernández Toxo, de CC.OO., y Cándido Méndez, de UGT, que apoyarían a García Montero-, la organización de IU en Madrid (IU-CM, que dominan en la sombra Ángel Pérez y Gregorio Gordo, dos expulsados por el sector de Garzón), la Fundación 1º de Mayo –vinculada a Comisiones Obreras-; fundaciones mixtas UGT-CC.OO. (a ninguno de los dos sindicatos les hace gracia Podemos), y antiguos componentes ilustres del “equipo de la zeja” como Joaquín Sabina, Ana Belén, Miguel Ríos, Pedro Almodóvar o la propia Almudena Grandes. A eso le llaman ‘transversalidad’.
En esa Asamblea se constituiría una nueva IU que, según nuestras fuentes, rompería amarras con el PCE y establecería una dirección transversal liderada por García Montero, que se constituiría en el hombre de consenso.
Todo lo anterior debería hacerse, según esos plantes, antes de las elecciones generales de finales de año. Pero, previamente deberían afrontar con cierto éxito las elecciones municipales y autonómicas en Madrid; es decir, obtener los suficientes resultados electorales para que IU pueda conformar un pacto electoral con los socialistas Ángel Gabilondo y Antonio Miguel Carmona para ocupar, respectivamente, el gobierno autónomo y la Alcaldía de Madrid.
Fuentes oficiales de Izquierda Abierta (IzAb) niegan por completo esta versión y aseguran que IzAb "no va contra nadie ni contra nada dentro de Izquierda Unida, ni se encuentra en ninguna operación orgánica, sino que siempre ha trabajado por defender el espacio de una IU plural, amable, en la que quepan todos sus actores y que refuerce su presencia social en base a procesos de confluencia que, en cambio, no vengan ni impuestos ni signifiquen renunciar a nuestras aspiraciones políticas de transformación social desde la izquierda".
En ese sentido, dirigentes federales de la formación, como Gaspar Llamazares o Tasio Oliver, han apoyado públicamente al candidato Alberto Garzón, y al coordinador Cayo Lara. Del mismo modo, Izquierda Abierta considera que "es momento de centrarse en los procesos electorales que vienen y olvidar Asambleas Extraordinarias que lo único que favorecerían es el enroque de la organización y el ensimismamiento en procesos internos de una Izquierda Unida que quiere jugar el partido".
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