España

Javier Lambán, enfrentado a Pilar Alegría ante el riesgo de que se haga con el PSOE de Aragón

La titular de Educación no comparte la línea dura del presidente de su federación contra el Gobierno del que forma parte. El entorno del presidente aragonés elude valorar a la ministra

Las cosas entre el presidente de Aragón, el socialista Javier Lambán, y la ministra de Educación, Pilar Alegría, llevan tiempo enquistándose hasta el punto de que ambos se profesan inquina personal, según ha sabido este diario de fuentes socialistas. Los entornos de los dos políticos del PSOE han eludido responder cuando Vozpópuli les ha preguntado por su relación. Pero lo cierto es que Lambán teme el ascenso de Alegría, que puede moverle la silla de mando en Aragón. Toda una osadía.

El jefe del Ejecutivo autonómico empezó a obsesionarse con Alegría en 2017, cuando era la portavoz y jefa de campaña de Susana Díaz, la expresidenta andaluza y rival por aquel entonces de Pedro Sánchez para hacerse con los mandos del PSOE. A Lambán le molestaba que hubiera alguien dentro del socialismo aragonés más cercano a Susana Díaz que él, porque Sánchez, claro, no era una opción posible para el presidente de Aragón. Y es que también es conocida la pésima relación personal que mantiene con el presidente del Gobierno.

La situación con Sánchez es tan mala que en su día, cuando el hoy líder del PSOE fue laminado por el aparato de su partido en el convulso comité federal del 1 de octubre de 2016, Lambán espetó poco después a la prensa que más valía que Sánchez se fuera con tanta paz como dejaba y que no volviera a formar parte de los órganos de decisión del partido. Pero de nada le sirvió el anhelo, porque Sánchez, gira por España en coche incluida, volvió a escalar a la secretaría general tras ganar las primarias a la expresidenta Susana Díaz. Años después, "Lambán se tiene que comer [a Sánchez] como jefe en Moncloa", como sintetiza una fuente que conoce bien las interioridades de las relaciones entre ambos.

La candidatura en Zaragoza, motivo de recelo

Pero el resquemor de Lambán con Alegría aumentó aún más si cabe cuando dos años después, en 2019, terminó siendo la candidata del PSOE a la alcaldía de Zaragoza que terminó ganando el popular Jorge Azcón, el actual regidor que ya se ve presidente de Aragón. Lambán, como en su día Marcelino Iglesias, es un presidente que ha disfrutado casi siempre del control, del poder y de que nadie le hiciera sombra en su 'feudo'. Pero el desembarco de Alegría comenzó a restarle protagonismo. Sobre todo en los medios, que empezaron a prestar más atención a Alegría. De nuevo, toda una osadía.

Dentro del partido hay quien relaciona el ascenso de Pilar Alegría al ministerio de Educación como una torta de Sánchez a Lambán. El presidente del Gobierno, no obstante, no vive tan preocupado de su barón. Ni por asomo. La llegada de Alegría, junto a la de Isabel Rodríguez y Diana Morant fue, según las fuentes consultadas, "un retoque cosmético" de Sánchez "para tener ministras que compitieran con Ione Belarra, Irene Montero y Yolanda Díaz".

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), y el presidente de Aragón, Javier Lambán en Madrid el pasado jueves.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente de Aragón, Javier Lambán en Madrid el pasado jueves.EFE / Fernando Alvarado

De manera que, en eso, Lambán puede estar 'tranquilo'. Aunque el presidente de Aragón sí tiene miedo de que desde Ferraz se potencie la candidatura de Alegría para hacerse con los mandos del partido en el próximo Congreso regional. Lo cierto es que en los círculos aragoneses no se considera a la ministra Alegría como una gran política. "Es bastante previsible y aquí hay algo de sorpresa con que haya sido elegida ministra", resume una fuente del PSOE aragonés.

El (otro) miedo

No obstante, de momento esos no son los planes de Ferraz. La dirección federal del PSOE está decidida a permitir un nuevo mandato de Lambán, que también está centrado en superar el cáncer de colon que le fue diagnosticado hace poco más de un año. Pero las fuentes consultadas sí advierten de que previsiblemente la planta noble de los socialistas decidirá gran parte del equipo con el que puede concurrir en el próximo congreso que ya se vislumbra a lo lejos: "Con eso, el PSOE se asegurará de que el mandato de Lambán es el último".

Lo cierto es que Pedro Sánchez controla el PSOE con puño de hierro. El presidente del Gobierno cumplió esta semana su agenda de concesiones a los independentistas de ERC sin apenas oposición interna. Tan solo algunos barones de su partido, como el castellano-manchego Emiliano García-Page y el propio Lambán criticaron abiertamente la reforma ad hoc del código penal para beneficiar a los condenados y a los pendientes aún de juicio por el procés. Pero poco más. Solo palabras, porque en verdad en Ferraz saben que no pueden rebelarse contra el líder socialista. Él es el presente del partido por mucho que esté por ver que siga siendo su futuro.

Y es que los coqueteos del Gobierno con ERC, con quien negoció en secreto reformar el delito de malversación tras echar balones de fuera, ataca directamente los intereses electorales del presidente de Aragón, que gobierna en coalición con la Chunta, el PAR y Podemos. Pero no se trata solo de la malversación. El borrado del delito de sedición para rebajar las penas también ha escocido a Lambán. El presidente aragonés siempre ha sido muy crítico con cualquier acercamiento a los independentistas, que ahora cree que le pueden costar el gobierno.

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