Andalucía es territorio de Javier Arenas. Es quien diseña la estrategia del PP, señala candidatos, nombra delegados del Gobierno y quita y pone cargos. Así es y sigue siendo desde hace lustros. Pese al batacazo de su candidato, Moreno Bonilla, en las autonómicas, el veterano vicesecretario general del PP sigue controlando las riendas de su partido sobre cuanto ocurre al sur de Despeñaperros.
La arrogancia de la baronesa andaluza
Una cuestión que crea problemas y debates. Ahora se ha abierto un pulso interno sobre la investidura de Susana Díaz como presidenta de la Junta. No logra la candidata el PSOE los apoyos necesarios para salir elegida en la primera vuelta, salvo sorpresa mayor en las próximas horas. Se vota el martes. La baronesa socialista sigue mostrando una actitud muy arrogante y esgrime un control de la situación que no tiene. Mendiga respaldos a Podemos, a Ciudadanos. El partido de Albert Rivera ha dado muestras de acercamiento en las últimas horas. Quizás se convierta al final en la pareja de baile. En una primera instancia, se da por hecho que Díaz no logrará la mayoría absoluta requerida. El problema estriba en el segundo intento, donde precisa de al menos 17 abstenciones. No le vale con Ciudadanos, que cuenta con 9 diputados, ni con Podemos, que alcanza a 15. Tendrían que sumarse ambos a la abstención ya que ambos partidos descartan, por ahora, el voto directo. O una tercera opción, la abstención del PP, que con sus 33 diputados, resolvería el problema.
Una vez superado el punto crucial de la elecciones municipales, cabe pensar que las posiciones se relajen, los planteamientos de flexibilicen y el diálogo fluya con mayor facilidad
En el PP surgen dudas. Pero una vez superado el punto crucial de la elecciones municipales, cabe pensar que las posiciones se relajen, los planteamientos de flexibilicen y el diálogo fluya con mayor facilidad. Chaves y Griñán, pese a sus promesas de abandonar sus escaños, ahí siguen. Y siguen siendo el principal obstáculo.
Un episodio de crispación
El PP hizo una campaña electoral relativamente dura con Susana Díaz. La elección de la mesa del Parlamento andaluz supuso uno de los episodios más crispados de la vida política de la región desde hace mucho tiempo. El PSOE se burló del PP, con la anuencia de Podemos y Ciudadanos. De ahí que los dirigentes andaluces del partido de Rajoy no están ahora demasiado por la labor de darle el visto bueno a la investidura socialista. Salvo algunas excepciones, como el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, menos temperamental, mucho más conciliador, que piensa que el PP puede quedar señalado como el partido que forzó unas nuevas elecciones en Andalucía.
Dolores Cospedal, que no ha hecho batalla abierta de este asunto, pues está demasiado fatigada de sus pulsos con Arenas, se muestra muy renuente a esta perspectiva
Javier Arenas es de esa opinión, y así lo defiende. El PP debería impedir que Susana Díaz se vea abocada a convocar de nuevo elecciones a la vuelta de ocho semanas. Un disparate. En Génova no todo el mundo es de la misma opinión. Dolores Cospedal, que no ha hecho batalla abierta de este asunto, pues está demasiado fatigada de sus pulsos con Arenas, se muestra muy renuente a esta perspectiva. Díaz adelantó las elecciones en aras de la 'estabilidad' y le salió el tiro por la culata. Los peores resultados del PSOE en veinte años. En política, quien se equivoca, la paga. La secretaria general del PP prefiere que sean Ciudadanos o Podemos los que se mojen. El PP debería salir inmaculado de este asunto, que nada le beneficia.
Rajoy tiene dudas. Cree, con Arenas, que el PP no puede aparecer en esa región como un partido que se obstaculiza la estabilidad. Pero le enerva la soberbia de la líder socialista, con quien se las tuvo muy tiesas en la campaña. Finalmente quizás no haga falta que el PP 'se retrate'. Ciudadanos se está mostrando muy favorable a facilitarle al PSOE el camino a la Presidencia. Faltaría aproximar a Podemos, que quizás también se logre. Y si no es así, al final en el PP se impondrá la estrategia de Arenas. Ha convencido a Rajoy de que es la mejor opción y, además, también le ha disuadido que no es complicado 'vender' esa idea a sus militantes. El PP aparecería como garante de la estabilidad, algo que al presidente del PP nunca le ha sonado mal. Además, el propio Rajoy insistió en la campaña andaluza en la necesidad de que nunca pondrá obstáculos a que gobierne el partido más votado. Y si no pone trabas, con su abstención, a que Díaz llegue al sillón de mando andaluz, cabe pensar que el PSOE devuelva el gesto en otros rincones de España tras las autonómicas. El mapa de España será entonces un gigantesco pacto general.
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