Difícilmente habría creído Joaquín Leguina (Cantabria, 1941) que en una campaña madrileña manifestaría una simpatía tan férrea hacia la candidata del Partido Popular. Histórico dirigente del PSOE, él mismo ocupó la presidencia de la región durante doce años (1983-1995). Pero el partido en que se desempeñó está ahora arrinconado. Y no por la oposición, sino por el hombre que lo dirige. Al menos, así lo describe en Pedro Sánchez, historia de una ambición, su nuevo libro editado por Espasa.
Tiene la sensación de "predicar en el desierto"; que su propuesta de un pacto entre PSOE y PP para alejar a ambos partidos de los extremos no cuaja en un escenario político marcado por el efectismo y los personalismos: influencia de unos asesores a los que recomienda "vender frigoríficos". Entre ellos, Iván Redondo, a quien acusa de haber "machacado" a Ángel Gabilondo en la campaña madrileña.
Denuncia el "caudillismo" que, a su juicio, impera en los partidos, y que la identidad del PSOE sea intrínseca a la de Pedro Sánchez. Sostiene que no ha habido un caso similar en la democracia española: "Ni siquiera Fraga".
Pregunta. Leer su libro provoca cierto desconsuelo, sugiere la descomposición moral de un partido político histórico en la democracia española...
Respuesta. Pues sí, Pero son datos, no es sólo una opinión. Es la desolación que tenemos muchos viejos socialistas.
P. Y los jóvenes socialistas, ¿qué opinan?
R. Conozco a jóvenes socialistas que están en la misma posición. Lo que se ha destruido y habría que reconstruir es la socialdemocracia que por primera vez en su historia se impone aquí gracias a Felipe González y su equipo. Eso es lo que se está destruyendo. A Felipe González jamás se le habría ocurrido meter en el Gobierno a los enemigos de la Constitución, de la transición, de la reconciliación nacional.
P. Un Felipe González al que hemos escuchado estos días criticando a Sánchez...
R. Sí, muy suavemente como suele hacer él. Está claro que no estamos muy de acuerdo [en referencia a sí mismo y a González] con Pedro Sánchez. Dentro del Gobierno actual hay gente muy valiosa: están el señor Escrivá, la hija de Calviño y algunos más. Pero es que vamos a ver, poner de ministra de Igualdad a una señora que es una radical absoluta, a Pablo Iglesias que no hace mas que enredar… Y para sacar los Presupuestos y otras leyes se apoya en el independentismo catalán. Mire usted, gente que ha estado en la cárcel por entre otras cosas malversación de fondos. No sé cómo se puede pactar con gente así y no optar por otras soluciones, que las hay.
P. Por aterrizar en el libro. Usted apunta que el Pedro Sánchez político surge en un momento de crisis importante para el PSOE...
R. El Pedro Sánchez que surge de la política actual viene de la mano de una necia política que se llama Susana Díaz. Tú no puedes tirar a una persona de mala manera por la ventana sin bajar corriendo al portal a ver si está muerta. Si no, has creado un mártir. Eso es lo que hizo ella. Lo primero que hace [Pedro Sánchez] es un congreso donde se destruyen todas las representaciones intermedias. Y se lleva por delante a todos los que votaron a Susana Díaz. Empezamos muy mal.
P. Vayamos a ese momento de gran tensión, cuando Sánchez deja de ser secretario general. Fue en 2016. Entonces arranca una carrera para recuperar su puesto frente a Susana Díaz, la gran favorita; él aparece en televisión cargando contra todos -poderes fácticos, medios de comunicación-… muchos creían que era un movimiento desesperado y que empezaba a cavar su tumba política, pero en realidad estaba naciendo el sanchismo que ahora conocemos y la derrota de Susana Díaz.
R. Exactamente. Sí señor, así es. Es un hombre que no le importa la verdad. Una semana antes de las elecciones dice que con Iglesias no puede dormir. En menos de 24 horas, sin consultar a nadie, pacta con Iglesias un gobierno y un programa. Sin consultar a nadie, ni a las bases siquiera. Hizo una consulta a posteriori.
P. ¿Alguien podía esperar el nuevo rumbo hacia el que se dirigía el PSOE?
R. Algunos nos lo olíamos. Recuerdo haber ido a un mitin de Susana Díaz en IFEMA, en Madrid, un espacio enorme. Me puse en las últimas filas para observar. Fue muy poca gente. En primera fila estaban Felipe González y Alfonso Guerra dándose la mano. También Rubalcaba. [Susana Díaz] lo hizo mal y nos hundió a todos ahí. Arrastró a la derrota a toda la vieja guardia.
P. Y ahora, la identidad del PSOE es intrínseca a la de Pedro Sánchez. Al menos, así lo sugiere en su libro. No sé si recuerda algún momento en que la identidad del partido y la del secretario general vayan tan de la mano, ya sea del PSOE o de cualquier otro partido...
R. No lo hay. Ni con Fraga siquiera. La entrada de ese caudillismo son las primarias. Aquí falta una ley de partidos que debiera prohibir ese tipo de cosas.
En el comité federal no se habla en contra de la ejecutiva. Nadie levanta ahora una voz. Y en el grupo parlamentario menos"
P. Sobre el panorama político actual, usted afirma que el camino más adecuado pasaría por una gran coalición entre PSOE y PP…
R. Me dicen que eso es imposible, pero nuestra obligación es decir lo bueno que sería. Aunque no se pueda hacer después, al menos predicar en el desierto. Primero, para acabar con los problemas que ha traído esta pandemia. Hay que llegar a acuerdos como sea. ¡Menos mal que estamos en Europa! Y también hay que llegar a acuerdos por el problema catalán. No podemos ir cada uno por nuestro lado, tenemos que abordarlo juntos.
P. ¿Le consta que haya voces en el actual PSOE que vayan por esta misma idea?
R. Sí, pero no pintan nada. En el grupo parlamentario, por ejemplo, son todos de la misma cuerda, callados como puertas. Y los que hablan a veces dan pena. La pobre señora Lastra tiene un currículum para echarse al suelo.
P. ¿Ni uno válido? Dice en su libro que la historia de la ambición de Sánchez se sostiene en su capacidad de acallar las voces críticas. ¿Se debería a eso?
R. Sí, no ha dejado uno vivo. En el comité federal no se habla en contra de la ejecutiva. Nadie levanta ahora una voz. Y en el grupo parlamentario menos. Incluso ha hecho la lista para la Asamblea de Madrid. Ahora sólo quedan Sánchez y las bases.
P. Usted incide en que la cultura de partidos está desapareciendo en favor de los personalismos. No sólo en el PSOE, sino en los partidos en general. Y que los líderes están asesorados por los spin doctors y poco más...
R. Esa gente [los asesores] cree que los ciudadanos carecemos de memoria y somos imbéciles. Los habrá, pero no todos somos desmemoriados e imbéciles. Lo que han hecho ahora mismo en la campaña de la Comunidad de Madrid es machacar a Ángel Gabilondo. Gabilondo dice en público que no va a formar nunca Gobierno con Iglesias. Le hacen rectificar y a la semana cambia.
P. En el caso del PSOE, por asesores se refiere a…
R. Iván Redondo se llama. Pero éste ha trabajado también para el PP. Son vendedores y creen que el producto que venden es el mismo que las lavadoras. Pero no, aquí hay algo más profundo, más en un momento tan grave como el que estamos pasando.
P. Me hablaba de Ángel Gabilondo...
R. Se lo han llevado por delante, sí. Pero qué saben, si no han pisado la calle en mil años. ¿Son vendedores? Pues que se dediquen a la venta de frigoríficos. Dirigen la campaña absurdamente, equivocadamente, como si Isabel Díaz Ayuso fuese una retrasada mental. Y no lo es en absoluto. Ayuso se ha movido en la pandemia con gran habilidad y sentimiento, y se le ha visto llorar cuando se ha muerto la gente; y abrir los bares y tabernas cuando ha podido. En la Comunidad Autónoma de Madrid viven de las tabernas, de los hoteles, de los restaurantes… del orden de 500.000 personas. Van a votar en masa. Son conscientes de que la presidenta ha hecho todo lo posible para que no se arruinaran. Y estos dándole leña, y sacándose de la manga que son fascistas. Mire, yo salgo a la calle que vivo en el centro de Madrid y no he visto a un franquista, fascista, ni nada.
Las elecciones madrileñas
P. ¿Es verdad que en esta campaña nos jugamos tanto como fascismo o libertad, o todos estos términos grandilocuentes?
R. No, nada. Tampoco es comunismo contra libertad. Los comunistas no pintan nada aquí, no queda nada. Lo que hace Podemos no tiene nada que ver con el comunismo de Carrillo. Es nuevo y malo, de mala calidad.
P. La campaña y las elecciones iban a ser el examen a la gestión de la pandemia y poco se habla de ella...
R. Quienes han sufrido la pandemia -aparte de los muertos, por supuesto- son los hosteleros, que están con Ayuso. Eso lo primero. Y luego ven las encuestas y que ella se dispara para arriba. Por eso se suben otra vez al carro del franquismo. Franco está enterrado. Dejadle en paz, hombre.
P. Del franquismo… o de las balas.
R. Bueno, sí. Nada.
P. ¿No quiere comentar nada sobre eso?
R. Poquito. Demagogos.
P. Estos días hemos publicado en Vozpópuli que Pablo Iglesias prepara su salida de la política para entrar en el escenario mediático de Roures...
R. Lo he leído. Pues a enemigo que huye, puente de plata.
P. Usted habla del gran pacto PSOE-PP, pero en Madrid eso no va a ocurrir. ¿Qué escenario sería el más estable?
R. O gana por mayoría absoluta [en referencia a Isabel Díaz Ayuso], cosa que es posible, o va a tener el voto favorable de Vox. Le he oído a Santiago Abascal en la radio diciéndolo: “Si necesita mis votos, la voy a apoyar sin pacto alguno”. Yo creo que lo va a hacer.
P. Ha llamado la atención que haya lanzado mensajes en favor de Ayuso. Quién le iba a decir a usted hace unos años que apoyaría a la candidata del PP...
[Ríe]. Bueno, a mí me ganó el PP con Ruiz Gallardón y yo gané al PP otras veces. Yo me llevo bien con la gente y también con esa señora, a la que he conocido antes de que fuera presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, en tertulias y cenas, y tal. Siempre me ha parecido una mujer bastante lista, inteligente, y me parece que es buena gente, buena persona. Por cierto, que tampoco es madrileña. ¡Aquí nadie pregunta de dónde se es!
P. Usted lanza ese mensaje a favor de Ayuso no sólo por eso, sino por la alternativa...
R. Frankestein. Están en contra de la Constitución, de la Transición, de la reconciliación nacional. Hacen discursos pro-republicanos. Mire usted, la República fue un gran fracaso. Las dos. Y ya está. Maldigo el golpe de Estado, pero cualquier historiador serio que se enfrente a la época republicana tiene que reconocer los errores que se cometen y los pocos republicanos demócratas que había. Los había, pero no pintaban demasiado. El líder del PSOE era Largo Caballero, que era un sindicalista serio, pero cuando entró en política fue un autentico desastre. Yo soy de Fernando de los Ríos.
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