España

Mas pedirá árnica a Rajoy para evitar penas de prisión al 'clan Pujol'

Rajoy recibe este miércoles a un Artur Mas debilitado por el escándalo de los dineros ocultos de la familia Pujol. El presidente de la Generalitat podría solicitar ayuda para que el clan del expresident evite el riesgo de condenas judiciales que acarreen prisión.

La confesión de Jordi Pujol sobre sus cuentas secretas en Andorra han producido una enorme conmoción en Cataluña. Pese a la lluvia de informaciones que salpicaban en casos de corrupción al clan Pujol, nadie esperaba unas revelaciones como las efectuadas por parte de quien ha sido expresidente de la Generalitat durante 23 años así como ideólogo, impulsor y gran conductor del nacionalismo catalán.

Desde que el pasado 7 de julio aparecieron en el diario 'El Mundo' las primeras informaciones sobre cuentas no declaradas en la Banca Privada de Andorra (BPA), la familia Pujol se ha movido con celeridad para protegerse frente al riesgo de un proceso judicial. La esposa del expresident, Marta Ferrusola y cuatro de sus hijos, Oleguer, Pere, Marta y Mireia, efectuaron declaraciones complementarias y de bienes en el extranjero, de acuerdo con lo que recogía ayer 'La Vanguardia'. Oriol Pujol, el exsecretario de Convergència, ya había retirado en 2012 sus fondos en el banco andorrano que, según la confesión hecha pública por Jordi Pujol el pasado viernes, procedían de una herencia de su padre.

Silencio en Moncloa

De estos movimientos se desprende que la familia ya ha abonado al Fisco del orden de dos millones de euros, aunque se está a la espera de lo que decidan las autoridades de Hacienda una vez revisados todos los extremos del 'affaire'. Sobre el montante de los dineros depositados en Andorra por los Pujol circulan muchas versiones por Barcelona, que elevan la cantidad a unas cifras de auténtico escándalo.

En el Gobierno se guarda silencio a la espera de la visita de Artur Mas del próximo miércoles. Ha habido en estas últimas horas algunos contactos entre Moncloa y la Generalitat para 'tomar la temperatura' de la situación en Cataluña y, particularmente, del President y su entorno. En círculos políticos catalanes no se descarta que Mas deslice algún tipo de petición de ayuda al presidente del Gobierno ante el riesgo de que algún miembro de la familia Pujol pueda acabar condenado a prisión por delito fiscal.

Mas ya habría solicitado árnica a su interlocutor del próximo miércoles en alguno de los encuentros secretos que mantuvieron el pasado año en la Moncloa, según se comentó en fuentes políticas de Cataluña. La frecuente aparición de miembros del clan Pujol en episodios relacionados con casos de corrupción se ha intensificado en los últimos meses. Incluso Artur Mas aparecía relacionado en alguno de ellos por vía familiar. No parece nada sensato pensar que Rajoy incurra en un movimiento de este tipo, ni con Hacienda ni con la Fiscalía Anticorrupción. Por otra parte, las relaciones entre ambos dirigentes atraviesan por el peor de los momentos, en especial desde que Mas diera un paso adelante y pusiera pregunta y fecha a la consulta independentista del próximo noviembre.

Descrédito y escándalo

Artur Mas acude a la Moncloa en el peor momento posible. El escándalo de los Pujol ha debilitado a su partido y ha desacreditado al movimiento indendentista puesto en marcha por Convergència hace un par de años. Fuentes del Gobierno suponen que, en el plano oficial, habrá algún cambio de matiz en la postura de Mas, pero sin abdicar del eje central de sus posiciones. El presidente de la Generalitat reconoció el sábado que "algunas cosas se han hecho mal en los gobiernos de CiU en los últimos tiempos", pero no fue mucho más allá. Desde las filas de su formación, sin embargo, se escuchan voces que reclaman una reacción severa hacia Pujol, retirándole el cargo de presidente de honor y apartándole de la ejecutiva de Convergència, entre otras medidas.

A pesar de que la capacidad de maniobra de Artur Mas en estos momentos es más bien escasa, a tan sólo unas semanas de la Diada en la que la ANC (Asamblea Nacional de Cataluña) pretende sacar a la calle a dos millones de personas para 'calentar' el plebiscito secesionista, no se confía en una alteración importante en el rumbo de los acontecimientos. Mas es rehén de su pacto con ERC y con otras fuerzas independentistas y nada hace pensar que vaya a modificar su planteamiento.

Deriva política

Otra cosa es lo que las revelaciones de Pujol puedan influir en la deriva política en Cataluña, algo que todo el mundo da por descontado. El hombre en quien la mayoría de los catalanes ha confiado y a quien ha dado su apoyo en las urnas a lo largo de casi tres décadas ha reconocido ser un defraudador fiscal y, por lo tanto, indigno del respaldo que se le ha otorgado de forma abrumadora. Duran i Lleida saltó del carro apenas unos días antes de la gran noticia. El malestar entre algunos dirigentes de Convergència era este fin de semana más que evidente.

El empeño ahora de Artur Mas es el de alejar en la medida de lo posible al 'clan Pujol' de su plan soberanista, para que no resulte excesivamente contaminado. Un esfuerzo muy complicado ya que la mayoría de los catalanes identifican a la Cataluña soberanista con Jordi Pujol. La primera reacción de Mas, tras conocerse la misiva del expresident, no resultó demasiado afortunada. "Es una cuestión personal y familiar", apuntó. Veinticuatro horas después tuvo que reacionar y asumir errores en los últimos años de gobierno de su partido. Difícil lo tiene Mas, heredero político de Pujol, a quien debe su carrera, su cargo y su presidencia.

El silencio del Gobierno sobre este asunto ha sido clamoroso a lo largo de todo el fin de semana. Tan sólo desde el Partido Popular de Cataluña se han reclamado drásticas medidas contra Pujol y se ha animado a que la Justicia actúe con celeridad y contundencia para aclarar el mayor escándalo surgido en una comunidad autónoma. 

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