España

Pujol también cobraba por pasar clientes a la pitonisa Adelina: "Se hizo rico a cuenta mía"

La bruja gallega a la que el expresidente de la Generalitat acudió periódicamente durante más de dos décadas asegura que Pujol "era más agarrado que un chotis". "Me daba 150 euros diarios pero él cobraba 300 a cada cliente". 

Las 'mordidas' de Jordi Pujol parecen no conocer límites. La bruja Adelina, una pitonisa gallega a la que el expresidente de la Generalitat acudió periódicamente durante más de dos décadas "enganchado a sus premoniciones", ha confesado que 'el molt honorable' "se hizo rico a cuenta mía". 

La adivina asegura que Pujol, quien la convenció para dejar Andorra, donde vivía entonces, y mudarse a Barcelona, le pagaba 150 euros diarios por atender a unos clientes que él mismo le facilitaba entre la burguesía catalana y a los que cobraba una comisión de 300 euros por cabeza. 

"Pujol cobraba comisiones por ponerme en contacto con clientes", afirma la vidente en una entrevista con el programa de televisión Espejo Público. "Él me daba a mí 150 euros diarios pero luego él cobraba 300 a cada persona. Hizo mucho dinero. Llegó a hacer hasta dos millones de pesetas en un día", añade. 

Las mordidas del cien por cien no le sentaron nada bien a la pitonisa, quien decidió romper con el expresident: "Le dije que no volvía más a Barcelona, que me estaba explotando. Después de eso, ya no volvió más a mí. De esto hace unos nueve años". 

"Era más agarrado que un chotis. Cualquier obrero era más generoso", dice la bruja

Antes de que se mudara a Barcelona, Adelina afirma que Pujol apenas le pagaba veinte euros por cada consulta. "Era más agarrado que un chotis. Me pagaba la voluntad, me daba 20 ó 25 euros, que no es nada. Cualquier obrero era más generoso que él". 

Origen de la relación

La relación de Pujol con Adelina, quien asegura haberle curado un tic nervioso que tenía en los ojos, comenzó cuando el expresidente acudía a ella para consultarle sobre asuntos familiares y de gobierno.

Cuenta que le realizaba limpiezas espirituales para librarle de las malas energías y que le aplicaba una técnica que consiste en pasarle un huevo por todo el cuerpo y después romperlo. "Si al romperlo aparecía negro, significa envidia. A Pujol le salía negro. Es envidia mala", sentencia.

Preguntada por cómo le saldría el color del huevo en este momento, la adivina asegura que igual o peor. "Ahora tiene muchas preocupaciones, que no hubiera robado tanto. También yo tendría si robara, pero como no lo hago...", concluye.

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