El exministro de Defensa José Bono ha revelado una batería de archivos relacionados con la tragedia militar del Yak-42 del año 2003, en la que murieron 62 militares españoles que volvían a casa desde Afganistán. Se trata de informes que en su día suscitaron una agria polémica, después de que el propio Bono, tras dejar el cargo, afirmase que tenía en sus manos documentación relevante al suceso, lo que propició María Dolores de Cospedal, cuando asumió el cargo, le remitiera un burofax donde le instaba a entregar todos los papeles en su poder. Ahora, el exdirigente socialista publica un total de 113 archivos, entre los que figuran notas sobre la identificación de los cadáveres, investigaciones del Estado Mayor del Aire o anexos remitidos a la Audiencia Nacional, entre otros.
El suceso tuvo lugar con Federico Trillo al frente de Defensa. Tras la celebración de los funerales, algunos de los familiares de las víctimas pudieron comprobar que los restos que habían enterrado o incinerado no eran en realidad los de sus seres queridos, sino los de otros efectivos de las Fuerzas Armadas que viajaban en el mismo avión. También se inició una extensa investigación sobre las condiciones en las que se efectuó el traslado y si el avión cumplía con las exigencias mínimas de seguridad. El proceso judicial fue tan arduo como prolongado, marcado por los archivos, las reaperturas y las diligencias para conocer los detalles del episodio.
Las familias de las víctimas solicitaron en varias ocasiones tener acceso a los documentos relacionados con el caso. Después de Federico Trillo llegaron otros ministros de Defensa: el primero fue José Bono y le siguieron en el cargo José Antonio Alonso, Carme Chacón, Alfredo Pérez Rubalcaba en un breve ínterin, Pedro Morenés y María Dolores de Cospedal. Fue bajo la dirección de ésta última cuando José Bono aseveró que tenía en su poder documentación relevante sobre el Yak-42. ¿De qué papeles se trataba? El Ministerio de Defensa le remitió un burofax en el que se le instaba a hacer entrega inmediata de los archivos a los que hacía referencia.
José Bono cumplió con el requerimiento y remitió los documentos al equipo de María Dolores de Cospedal. Tras analizar su contenido, fuentes del Gobierno de Mariano Rajoy aseguraron a diversos medios que no aportaban ninguna información relevante sobre el proceso y que no tenía ningún tipo de trascendencia judicial, al no añadir más datos que los ya sabidos.
Ahora, José Bono ha difundido los archivos del Yak-42 que guardaba en un cajón. Lo ha hecho tras ceder una ingente cantidad de documentación a la Fundación Pablo Iglesias. Vozpópuli ya contó algunos episodios relevantes contenidos en los papeles: desde las tensiones entre CNI y Ministerio del Interior en las pesquisas relacionadas con los atentados del 11-M hasta la investigación que se abrió en la cúpula de las Fuerzas Armadas tras el discurso del teniente general José Mena, en plenas negociaciones de José Luis Rodríguez Zapatero con Cataluña para la redacción de su Estatuto.
Las investigaciones del Yak-42
En lo relativo a la tragedia del Yak-42, José Bono publica un total de 113 archivos. Una parte considerable son recortes de prensa o fotografías oficiales en las que figura el exministro. Hay dossieres sin firmar bajo las denominaciones de 'Mentiras', 'Maltrato a los familiares del Yak' o 'Identificación de cadáveres', compuestos a partir de informes oficiales, publicaciones de medios de comunicación o valoraciones particulares. Otros documentos son intervenciones del propio José Bono en comparecencias públicas.
Pero también constan informes relevantes sobre todo lo acontecido en la localidad turca de Trebisonda (donde se estrelló el avión) y en los años venideros. Algunos de ellos fueron documentos remitidos al entonces juez Fernando Grande-Marlaska, quien investigó el caso desde la Audiencia Nacional, así como notas internas del Ministerio de Defensa, actas de reuniones, conclusiones de investigaciones propias y correos electrónicos relacionados con los sucesos. Documentos de los que se conocía su contenido, pero que protagonizaron la polémica del burofax y que ahora están disponibles a través de la Fundación Pablo Iglesias.
Pero hay más. José Bono ha hecho públicos, asimismo, documentos relacionados con otros accidentes militares. Entre ellos, el accidente de dos helicópteros Cougar en Afganistán, donde murieron 17 efectivos del Ejército de Tierra, todos ellos a bordo de uno de los aparatos. Los papeles del exministro incluyen los informes definitivos sobre las causas del siniestro, de los que ya informó en su día pero que hasta ahora no habían visto la luz. También hay archivos del choque de un avión del Ejército del Aire contra una vivienda en Baeza (Jaén) en 2005, perdiendo la vida el piloto de la aeronave y dos civiles.
En ese mismo año 2005 se registraron otros incidentes aéreos. Uno, en las inmediaciones del campo de maniobras de Chinchilla (Albacete), donde resultó herido un pastor. Otro, en Mostar (Croacia), el 25 de diciembre, tras salirse de pista el avión Hércules en el que viajaba el propio exministro de Defensa. Archivos, muchos de ellos oficiales, que se revelan 17 años después.
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