El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha garantizado este martes que el Gobierno no ha hecho ningún encargo a la princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein y que en su ministerio no figura ninguna partida destinada a pagar los servicios de lobbistas o intermediarios internacionales. Así ha respondido a las preguntas del senador del PNV Iñaki Anasagasti en la sesión de control en la Cámara alta, Margallo se refería así a las declaraciones de la princesa Corinna al diario El Mundo en las que aseguraba haber realizado trabajos de tipo "confidencial" para el Gobierno español.
Margallo ha insistido en que su departamento no ha hecho ningún encargo en este sentido, algo negado también por el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, en lo que se refiere a la gestión del anterior Ejecutivo socialista. El titular de Asuntos Exteriores ha revelado también que en el capítulo de gastos reservados de su ministerio tampoco consta ningún fondo relacionado con este asunto.
El director del CNI comparecerá el 19 de marzo
Precisamente, el director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Félix Sanz Roldán, comparecerá el próximo 19 de marzo en la comisión de secretos oficiales del Congreso para informar, entre otros asuntos, sobre los supuestos vínculos de la princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein con los servicios de inteligencia.
Anasagasti se ha felicitado de que el Gobierno no haya contratado los servicios de mediación de la princesa Corinna lo que, demostraría, a su juicio, que "esta señora es muy mentirosa". No obstante, ha abogado porque la futura ley de transparencia, actualmente en tramitación parlamentaria, afecte también a la Casa del Rey para evitar así este tipo de episodios.
Sobre el papel que juegan los lobbies, que era el objeto de la pregunta formulada por Anasagasti, Margallo ha asegurado que es "absolutamente necesario" escuchar a estos grupos aunque ha dejado claro que lo que está "fatal" es corromperse por ellos.
Tras recordar que hay "miles de lobbies", ya sean patronales, sindicales o medioambientales, Margallo ha reconocido que el problema que surge con estos grupos es la falta de regulación. "Escuchar a los lobbies no está mal, enriquece el conocimiento. Lo que está mal es subordinar los intereses generales a los intereses particulares de un lobby y lo que está fatal es corromperse ante un lobby", ha remarcado.
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