En el PP catalán temen a García-Margallo más que a un nublado. Su debate televisivo de este miércoles con Oriol Junqueras entraña muchos más riesgos que ventajas, piensan en el equipo de campaña. Poco que tienen que ganar los populares en un 'cara a cara' tan exótico y desequilibrado. Un ministro de Exteriores frente a un dirigente independentista que aparece el número cinco en la lista que se da por ganado. Se trata de una contiende sin precedentes. En Génova se pretende quitarle importancia al episodio, en previsión de posibles daños. Tampoco en el consorcio de Juntos por el Sí pretenden darle demasiada importancia. Ni Artur Mas ni Raúl Romeva han aireado demasiado este pulso televisivo, quizás en previsión de que Junqueras les quite protagonismo. En el conglomerado de Juntos por el Sí late un conflicto mal disimulado sobre quién será el futuro president. Nada está resuelto salvo la defenestración fulminante de Mas en el caso de que no logre una mayoría absoluto de escaños en el 27S.
El equipo de campaña de García Albiol, coordinado intensamente desde Génova, se ha puesto a la tarea de diseñar las líneas rojas del debate, para evitar que Margallo se vaya por las ramas o traspase los límites de lo vedado. Los temas pactados con los dirigentes de ERC se centran en asuntos de política comunitaria: encaje de una Cataluña independiente en la UE, consecuencias sociales de la secesión, continuidad en el euro, diferencias con el caso escocés. Y pretende clarificar si los catalanes seguirán siendo españoles después de una posible independencia, cuestión que Rajoy no logró clarificar en su entrevista radiofónica.
El temario y la lengua
Los asuntos domésticos más polémicos, como reforma constitucional, financiación, política fiscal y otros de similar importancia, quedarían fuera del guión. Pero los dirigentes del PP dan por hecho que Junqueras se saltará alegremente el temario, y contará para ello con la anuencia del moderador, Josep Cuní, el comunicador estrella de 8TV, la cadena del grupo Godó. Junqueras le buscará las cosquillas y su interlocutor no eludirá el choque.
El duelo televisivo arrancará a las 21.45 horas y se prolongará durante 45 minutos. Margallo hablará en castellano y Junqueras en catalán. El ministro de Exteriores mantiene muy buena relación con el dirigente independentista desde los tiempos en los que ambos ejercían de eurodiputados. De ahí que se espere un intercambio de criterios tranquilo, amable, correcto y educado. Sin agresiones verbales ni descalificaciones. "Salvo que alguno se caliente, se espera un ten con ten de guante blanco", comentaba un dirigente del bloque secesionista.
Sáenz de Santamaría lleva años sufriendo las injerencias e intromisiones del titular de Exteriores en los asuntos catalanes. Pero Margallo tiene carta blanca, línea directa y respaldo absoluto de Rajoy
Dentro del Gobierno, los criterios son dispares. Los amigos del ministro le jalean sin disimulos. "Lo va a vapulear", decía Fernández Díaz, miembro del denominado G7, la 'pandi' de Rajoy en el Ejecutivo. El propio presidente calificaba de 'muy saludable' este pulso televisivo porque "puede aportar cosas muy positivas". Evitó confirmar había dado el visto bueno a esta idea, algo que nadie duda en el partido. Margallo no mueve un dedo, en asuntos de este calado, sin el visto bueno del presidente. No todo el mundo en Moncloa es del mismo criterio. La vicepresidenta Sáenz de Santamaría lleva años sufriendo las injerencias e intromisiones del titular de Exteriores en los asuntos catalanes. Pero Margallo tiene carta blanca, línea directa y respaldo absoluto de Rajoy.
En el PP se temen efectos negativos de esta ocurrencia que surgió tras un desafío casi retórico de Junqueras luego de escuchar unas declaraciones de Margallo sobre Cataluña y su futuro en la UE. "Margallo no ha querido desperdiciar esta oportunidad de hinchar su ego y por eso aceptó el reto. Pretende ejercer de ministro de Asuntos Catalanes", comentan fuentes del partido.
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