La aparición del nombre de José Manuel Soria en el escándalo de los 'papeles de Panamá' era un rumor insistente desde hace una semana. En Génova, sin embargo, no había una respuesta articulada al objeto de reaccionar a una noticia que ha producido de nuevo inquietud y hasta conmoción entre dirigentes y amplias bases de la formación conservadora. Soria salió al paso raudamente para desmentir la publicación, en la Sexta y El Confidencial, de su presunto vínculo con una empresa opaca en Panamá. Pablo Casado, portavoz del partido, alabó en forma prudente y comedida la celeridad y contundencia del ministro. La novedad emergió abruptamente, en la mañana del lunes, justo en el momento en el que el PP celebraba su tradición reunión del comité de dirección.
Un malestar nada disimulado
El malestar en el partido, sin embargo, no se disimulaba. La cúpula de Génova había preparado una especie de 'semana grande' en honor de Mariano Rajoy, gran superviviente y, sin duda, vencedor, tras los dos meses de 'teatrillo' negociador de Pedro Sánchez. El fin de semana, en Moncloa se respiraba con satisfacción y hasta alguno sacaba pecho. "Se ha demostrado que Rajoy tenía razón, incluso al declinar la oferta del Rey para la investidura". Estos días tocaba exhibir el 'triunfo de la sensatez' del presidente en funciones, en palabras de una fuente muy cercana. Sánchez y Albert Rivera han salido escaldados del experimento. Más el primero que el segundo. Y les va a resultar difícil recomponer sus posiciones.
Las turbulencias por el episodio que salpica a Soria, que data de 1992 ha lastrado esta semana de reivindicación de Rajoy
El PP había programado a Rajoy dos actos de relevancia política y de repercusión mediática. El jueves se reúne en Cuenca, a la sombra de las casas colgadas, con los presidentes y portavoces de todas las diputaciones en las que gobierna el PP, en claro mensaje contra la posición de Ciudadanos de suprimir estas entidades. La España del interior, la España rural, la España olvidada, de nuevo en la mente de Rajoy, que no tiene dudas sobre dónde están sus simpatizantes, su nicho de voto más fiel. El sábado, en Zaragoza, la cuarta convención sectorial del partido, esta vez, centrada en su propuesta del pacto por la Educación, en defensa de la Lomce, atacada desde todos los flancos del arco parlamentario. Una jornada a la que el presidente del PP concede enorme importancia puesto que considera que uno de los principales problemas de nuestro país es el de la enseñanza, en el que aparecemos en el furgón de cola de los países europeos.
Turbulencias en periodo preelectoral
Las turbulencias por el episodio que salpica a Soria, que data de 1992, cuando el actual ministro ni siquiera militaba en el PP ni se había incorporado a la política, ha lastrado esta semana de reivindicación de Rajoy. "Teníamos encima lo de Barberá y ahora sale lo del ministro", comentaba un veterano dirigente, algo abatido por la imposibilidad de que su formación pase página definitivamente de la corrupción. "Lo de Soria no será nada, seguro, lo ha explicado bien. Pero nos hace mucho daño. Faltan tres meses para las urnas y esto va a ser un calvario", añadía.
"Lo de Soria no será nada, seguro, lo ha explicado bien. Pero nos hace mucho daño. Faltan tres meses para las urnas y esto va a ser un calvario", comentan en el PP
Varios grupos parlamentarios, con el PSOE al frente, no han perdido ocasión para reclamar la comparecencia del titular de Industria ante el Congreso a fin de rendir cuentas sobre este 'affaire', lo que avivará el pulso entre Gobierno y oposición sobre la obligatoriedad de las comparecencias. Socialistas y Podemos, asimismo, han reclamado la dimisión de Soria, apenas brotaron los primeros datos sobre el escándalo, algo eclipsados por la detención de Mario Conde. La corrupción funciona muy bien como arma arrojadiza, y tanto Sánchez como Rivera se habían quedado ya sin argumentos políticos para llegar hasta el 26 de junio. De ahí lo inconveniente del trance panameño. De ahí la irritación de algunos dirigentes de Génova. "Otra vez el monotema", comentaba uno de ellos este mismo lunes. "Otra vez el mismo viacrucis".
Tocaba ahora recoger los frutos de la paciencia. El presidente del PP ha sido objeto estos meses de fuertes críticas por su pasividad, no sólo en la opinión pública, en la oposición o hasta desde muchos de los suyos, sino que incluso vivió un incómodo episodio de fricción con Zarzuela. El desenlace del periodo de negociación de los pactos ha reforzado su posición. De ahí el general lamento de que la llamada a ser a ser la semana del triunfo, con actos, clarines y trompetas, puede convertir en la del infortunio.
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