500 días separan una fotografía de la otra. La primera, tomada por un miembro de la lucha antiterrorista, muestra a un hombre retraído de barba desaliñada, oculto bajo una gorra y unas gafas de sol; está a punto de ser detenido tras una larga huida de la Justicia. La segunda imagen es obra de Joël Saget, reconocido retratista de la agencia AFP. El protagonista viste impoluta camisa blanca y chaqueta. También lleva gorra, pero esta vez ligeramente ladeada, como complemento a su outfit. Las manos en los bolsillos son reflejo de un gesto despreocupado. Mira hacia la cámara en un entorno de estudio fotográfico.
Costaría creerlo, pero las dos imágenes muestran a la misma persona. Josu Urrutikoetxea, más conocido como Josu Ternera. Las fuerzas del orden siempre estuvieron convencidas de que, con su detención y entrega a la Justicia, se escribiría el último renglón de más de medio siglo de lucha antiterrorista. Una sensación -en parte- frustrada por el devenir de los acontecimientos: ETA escenificó una entrega de armas y un “cese definitivo de la lucha” con el que quiso redimirse frente al acoso policial que le había puesto contra las cuerdas.
La próxima Nochebuena Josu Ternera cumplirá 70 años. Una existencia que no se entendería sin ETA, lo mismo que la de ETA no se habría articulado del mismo modo sin su presencia. Entró en ella con apenas 20 años y se volcó en los primeros pasos de la banda hasta alcanzar los puestos de máxima responsabilidad. Los comandos terroristas perpetraron en esos tiempos algunos de sus crímenes más sangrientos: 12 guardias civiles asesinados en la madrileña plaza de República Dominicana, la explosión de la casa cuartel de Zaragoza en la que murieron 11 personas…
De 'Infancia robada' a 'Pardines'
Si de imágenes se trata, no se puede olvidar la de Josu Ternera sentado en la bancada del Parlamento Vasco. Las autoridades le habían detenido y tenía deudas pendientes con la Justicia, pero Euskal Herritarrok encontró en él -y las urnas le respaldaron- a la persona idónea para sentarse en la Comisión de Derechos Humanos. Pero cuando le llegó la hora de sentarse en los banquillos desapareció… y no se le volvió a ver hasta su última detención.
Fue el 16 de mayo de 2019. A esa fecha corresponde la imagen que se le tomó con barba desaliñada y cubierto por la gorra. Su nombre se había convertido en una obsesión para la Guardia Civil, que no había cejado en su empeño de llevarlo ante la Justicia pese al anuncio de ETA de su disolución. Aquella operación fue bautizada con el nombre de Infancia robada, en memoria de los niños asesinados por la banda mientras él ocupaba puestos de responsabilidad.
Era el último renglón de una larga historia. La Guardia Civil se había sobrepuesto a la campaña de acoso y derribo de ETA durante medio siglo para ser la punta de lanza contra la banda terrorista. Hacía tiempo que había detenido a la última cúpula en el marco de la Operación Pardines -así bautizada en recuerdo de la primera víctima de la organización, el guardia civil José Antonio Pardines-, pero la huida de Ternera amargaba su victoria policial sobre ETA.
La situación actual de Ternera
Barba desaliñada, gafas de sol y gorra. La imagen era la de un prófugo de la Justicia. El histórico dirigente de ETA vivía en un refugio de montaña en la localidad francesa de Saint Gervais les Bains, en las faldas de los Alpes. Con aquella detención se dibujó un camino judicial que Ternera apenas ha comenzado a recorrer: aún debe comparecer ante la Justicia española por diversas causas. La primera en aprobarse versa sobre la financiación de la banda a través de las herriko tabernas.
Fuentes del entorno de Ternera aseveran que la fotografía la tomó la propietaria de la casa en la que reside. La imagen, no obstante, está firmada por el retratista de AFP Joël Saget.
¿Cuál es la situación actual de Josu Ternera? El histórico dirigente de ETA permanece en libertad vigilada en su vivienda de París, desde donde ha respondido a diversas citaciones de las autoridades francesas; la última de ellas, esta misma semana, para incorporar su nombre a un fichero policial.
El diario Gara informó de esa noticia con una foto inédita de Josu Ternera en su portada. 510 días después de su detención, vestía su camisa impoluta, su chaqueta y su gorra. Fuentes del entorno de Ternera aseveran que la fotografía la tomó la propietaria de la casa en la que reside. La imagen, no obstante, está firmada por el retratista de AFP Joël Saget.
Saget es uno de los fotógrafos más conocidos de la agencia francesa. Su historial de imágenes refleja una línea común: miradas a cámara, juegos de luces y sombras; un fondo neutro para que nada distraiga la atención sobre el protagonista. Bajo su firma hay fotografías de personajes de máxima relevancia y de diversos ámbitos, tanto políticos como culturales. Kofi Annan, Emmanuel Macron, Kenzo Takada. También rostros anónimos cuya identidad esconde una historia.
El último en sumarse a esa lista es Josu Ternera. El futuro inmediato del ex dirigente de ETA baila entre las conversaciones que España mantiene con Francia para su entrega y que rinda cuentas ante los tribunales. Las próximas fechas serán determinantes para saber si Ternera también se sienta en el banquillo ante las acusaciones de haber ordenado el atentado contra la casa cuartel de Zaragoza de 1987.
Mientras se resuelven todas estas circunstancias judiciales, Ternera ha solicitado a las autoridades francesas un cambio de domicilio por razones de seguridad -considera que la filtración de su dirección postal en los medios de comunicación supone un riesgo-... al mismo tiempo que aparece como ‘modelo’ de estudio ante uno de los fotógrafos más reconocidos de la internacional AFP.
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