Todo el mundo sueña con ser joven durante toda la vida. Ya lo decía en su cuento el propio Peter Pan: "a las estrellas más viejas se les han puesto los ojos vidriosos y rara vez hablan, pero las pequeñas todavía sienten curiosidad". Cuando somos jóvenes tendemos a pensar que nos podemos comer el mundo y no tenemos miedo a nada. Somos ignorantes de la realidad y nos dejamos llevar por aquellos impulsos que guían nuestro día a día, dejando a nuestros padres, familiares y amigos como mentores y sin tener un norte.
Sin embargo, hay quienes defienden, habiendo pasado ya su época adolescente, que el secreto de la felicidad no está en hacer lo que te gusta, sino en que te guste lo que haces. Los estudios científicos confirman que la genética media buena parte del crecimiento humano, pero no hay que olvidar el importante papel que juega el estilo de vida en esta ecuación. Muchas veces, la actitud, las rutinas diarias y una mentalidad despejada y positiva repercuten también en el bienestar físico y en la forma de encarar la edad adulta.
A todo ello, hay que añadirle algunos consejos médicos que también aportan su granito de arena, como: seguir una dieta equilibrada, reducir la ingesta de alcohol y tabaco, hacer ejercicio constante, cuidar los periodos de sueño o reducir el estrés, entre otros. La mezcla de todo lo mencionado debería ser suficiente como para llevar una vida saludable y variada. El problema es que según se soplan las velas año tras año, es probable, y más aún en edades mayores, que las personas sientan cambios en su cuerpo. El claro ejemplo es el de las mujeres, quienes experimentan ciertos cambios hormonales a partir de los 60 asociados a efectos como la posmenopausia (la fase final del paso a la edad adulta).
El hábito alimentario que rejuvenece los músculos y te hace sentir más joven
Un estudio publicado en la revista Eat This, Not That!, presenta un total de cuatro costumbres bastante comunes en la alimentación que pueden reducir el proceso de envejecimiento y fomentar la salud de los músculos una vez pasados los 60 años. Todos ellos forman, en sí, un hábito alimentario que aconseja cómo tratar el paso del tiempo de mejor manera a este sector en concreto.
El primero de esos consejos es la consumo de suficiente proteína. Obtener este tipo de moléculas es importante a cualquier edad, ya que ayuda a mantener la masa muscular, la fuerza y la salud ósea del cuerpo. Además, se trata de una de las sustancias más necesarios a medida que se envejece. Las personas mayores de 60 años tienen más riesgo de perder masa muscular y no comer suficiente proteína podría acelerar este proceso, por lo que se recomienda el consumo de huevos, salmón, carnes, pollo o pavo siempre y cuando sea posible. Incluso se puede añadir proteína de suero al café o a la bebida que se tome por la mañana.
En segundo lugar, el estudio recomienda la ingesta de agua. Otro hábito común a tener en cuenta es la deshidratación y el no beber la cantidad diaria suficiente de agua, tanto si eres joven como si eres adulto. Algunos expertos médicos, como el caso de Lisa Young, afirman que a medida que una persona deja de ser joven, su sensación de sequedad puede disminuir progresivamente. Esta es una de las principales razones por las que las personas mayores de 60 años pueden llegar a tener mayor riesgo de sed sin ser conscientes. Por ello es clave entender lo importante y necesario que es beber, como mínimo, tres litros de agua al día.
Es posible que muchas personas tampoco tengan muy en cuenta el tercer consejo, pero los médicos destacan lo perjudicial para la salud que es cenar tarde. Comer muy de noche se asocia a manudo con la calidad de sueño, pero también afecta a la digestión y a la salud de la persona. Junto con la ingesta excesiva de comida basura y ultraprocesada, el hecho de cenar a horas de la madrugada es una de las cosas más problemáticas. Entre los motivos: aumenta tu peso, provoca fluctuaciones de azúcar en sangre anormales y favorece a la aparición de diabetes en los más vulnerables.
Por último, el estudio aconseja, al igual que lo hace con la proteína, un consumo suficiente de fibra en la dieta. Se trata de un alimento clave para una persona joven y para aquellas personas mayores: la fibra (tanto soluble como insoluble) es necesaria para dar de comer a las bacterias beneficiosas que viven dentro del intestino, así como para mejorar la absorción de los nutrientes, reducir la inflamación o mejorar el estado de ánimo. Algunos de los productos que contienen altas dosis de fibra, recomendados por el estudio, son: frutos rojos, avena, manzanas, frijoles o garbanzos.
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