El porcentaje de jóvenes que no creen en la violencia machista ha crecido un 8%. En el año 2019, solo el 12% de los varones de entre 15 a 29 años negaban la existencia de violencia de género. A lo largo del año siguiente, el porcentaje creció hasta el 20%. Esto es lo que se recoge en el Informe sobre mujeres, trabajos y cuidados: propuestas y perspectivas de futuro, redactado por el Consejo Económico y Social de España, al que ha accedido Vozpópuli.
Según se lee en el informe, ese 20% de jóvenes creen que la violencia es un “invento ideológico”. Desde el CES destacan que este aumento, producido durante la pandemia, es “preocupante”, ya que la “juventud se identifica como una etapa especialmente vulnerable en la Estrategia Nacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres”. Otro de los datos que se puede desprender del informe es que también aumentó el porcentaje de personas que consideran que “la violencia es inevitable, habitual y que, si es de poca intensidad, no supone un problema”.
Tanto los autores del informe como los expertos consultados destacan una consecuencia directa de este rechazo a la violencia de género: el aumento del ciberacoso. Cuando los jóvenes, “especialmente vulnerables a la pluralidad de formas de acoso digital”, no creen en la violencia de género, irremediablemente se dispara también este tipo de violencia. Según los datos que manejan los expertos, una de cada diez mujeres de la Unión Europea sufre ciberacoso desde los 15 años.
El ciberacoso puede convertirse en violencia machista en la medida en la que abarca, entre otras cosas, “la recepción de correos electrónicos o mensajes SMS no deseados, ofensivos y sexualmente explícitos, así como contactos ofensivos o inapropiados en redes sociales”, explican los autores del informe, presentado en rueda de prensa.
También se puede convertir en violencia machista cuando las redes sociales se utilizan para realizar “prácticas de robo (o intento) de contraseñas para acceder a información personal, de falsificación de la identidad para actuar desde el anonimato, de presión para actuar conforme a las solicitudes de la pareja, de críticas y revelación de intimidades de la pareja tras extinguirse la relación, de localización de direcciones para un posterior acoso físico y, muy especialmente, prácticas de sexting, es decir, de envío de fotos íntimas de contenido erótico”. Aunque estos problemas pueden sufrirse tanto por hombres como por mujeres, "la realidad es que las mujeres se ven más expuestas".
En este contexto, piden incrementar los recursos públicos así como un "ejercicio continuo de evaluación de la eficacia de los dispositivos de prevención existentes".
La brecha salarial aumenta un 4%
El otro asunto que ha empeorado durante la pandemia ha sido el de la brecha salarial. Elena Blasco, presidenta de la Comisión de Trabajo del CES, explica que las rentas de las mujeres han disminuido con respecto a las de los hombres un 4%. También lo confirma el presidente del organismo, Antón Costas, quien denuncia que “la covid ha aumentado las cicatrices en cuestión de género”.
Este aumento de las diferencias salariales se basa principalmente en dos puntos. Por un lado, que “las mujeres son mayoría en los sectores que conllevan en mayor medida cercanía física, sectores que, inicialmente, se vieron más afectados por el descenso brusco del empleo (como hostelería o turismo). {...}. Por otro lado, en otros sectores se comenzó una tendencia al aumento del trabajo prestado desde el propio domicilio, pudiéndose así mantener la actividad".
También afecta al aumento de las diferencias salariales entre hombres y mujeres los datos que se pueden consultar en el INE y que confirmó Costas: las mujeres tienen más contratos parciales, por lo que la situación económica les afectó más.
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