El pasado miércoles, el Gobierno temía enfrentarse al tumulto en la reunión del Consejo de Política Fiscal, pero se encontró con la sorpresa de que la reunión transcurrió más serena de lo que solían protagonizar los barones del PP cuando gobernaban media docena más de comunidades que ahora. En ella, el ministro Cristóbal Montoro explicó a las comunidades los objetivos de déficit y de deuda para el próximo trienio y se topó con la sorpresa de que Castilla y León no votó a favor de la propuesta. Su consejera de Hacienda, Pilar del Olmo, se justificó diciendo que será casi imposible cumplir con el 0,3% de déficit el año que viene y, por lo tanto, era mejor abstenerse.
En el Gobierno se sospecha que Herrera estuvo detrás de la conspiración para influir en la frustrada remodelación ministerial
El gesto sentó mal en Hacienda, pero todavía peor en otros ministerios, en La Moncloa y entre quienes dentro del PP han sido encargados de aunar una estrategia conjunta entre Gobierno, dirección del partido y estructuras territoriales para poder ganar las próximas elecciones generales. “Esto es una muestra de cobardía, deslealtad y desagradecimiento, más le hubiera valido cerrar filas desde el principio y dejar de lloriquear eludiendo responsabilidades”, asegura una fuente gubernamental conocedora del papel que ha venido desempeñando el presidente castellanoleonés en los últimos años, como uno de los dirigentes territoriales más críticos con la política de ajustes que ha acabado facilitando la salida de la crisis.
El año pasado, el reparto de objetivos de déficit para las comunidades autónomas fue del -0,7% para 2015, de -0,3% para 2016 y del 0% para 2017. En la reunión del Consejo de Política Fiscal celebrada la semana pasada, solo se cambió permitir un poco más el déficit adicional para 2017, hasta el -0,1%. Hace un año, Juan Vicente Herrera aceptó este reparto, cosa que no ha hecho en esta ocasión, pese a que en el ejercicio pasado todavía no estaba previsto un crecimiento para 2015 del 3,3%, ni tampoco una mejora de la recaudación como la que se está registrando. Además, cuando el año pasado Castilla y León votó a favor, desconocía todavía que iba a tener un tipo cero en la facilidad financiera gracias al respaldo dado desde el Ministerio de Hacienda.
Conversaciones en la conferencia política del PP
Estos datos y otras huellas dejadas por Herrera en conversaciones privadas con algunos barones territoriales del PP durante la conferencia política de este fin de semana han conducido a varios ministros a la conclusión de que el castellanoleonés ha estado detrás de la conspiración que varios dirigentes territoriales intentaron promover contra Mariano Rajoy para influir en la remodelación ministerial que, finalmente, se redujo a la sustitución de José Ignacio Wert en Educación y en los cambios que tenía previsto introducir en la cúpula del PP.
La gran paradoja es que, a partir de la mejora de los ingresos tributarios, Juan Vicente Herrera ha hecho este feo al Gobierno cuando en lugar de tener que devolver 54 millones por las entregas a cuenta de 2013, va a terminar recibiendo 20. Estas liquidaciones se calculan cada ejercicio según los ingresos previstos para los dos años siguientes, según prevé el modelo de financiación autonómica heredado del Gobierno Zapatero. Curiosamente, se trata de un sistema que antes de las elecciones del pasado 24-M combatieron públicamente algunos barones territoriales del PP, Herrera incluido, cuando fueron los que propiciaron que desde Moncloa se frenara antes su reforma y se dejara para la próxima legislatura.
Incógnita en el Ejecutivo: ¿Remará Herrera a favor de Rajoy en la próxima campaña electoral?
La candidatura de Herrera obtuvo en mayo casi el 38% de los votos, casi dos puntos más que el PSOE, pero el PP necesitó en Castilla y León que Ciudadanos se abstuviera en segunda votación para repetir en el Gobierno de esta comunidad y no cederlo a la izquierda.
Ahora, la incógnita que se alberga en La Moncloa es si el presidente castellanoleonés hará una campaña activa a favor de Rajoy para las próximas elecciones generales tomando como eje la recuperación económica, teniendo en cuenta que fue desde 1012 uno de los barones regionales que más combatió la disminución del gasto público y el equilibrio presupuestario y que más se apartó del discurso del Gobierno a favor de la consolidación fiscal.
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