La banda terrorista ETA asesinó entre 1958 y 2018 a 854 personas, dejó más de 3.000 heridos y secuestró a otras 86. Con el objetivo de crear un estado socialista independiente en Euskal Herria, pasó 60 años sembrando el terror dentro y fuera del País Vasco. Solo seis años después de su disolución —después de treguas-trampa en las que consiguió rearmarse— son muchos los que piden que se acerquen a los presos de la banda y "se pase la página" más negra de la historia de la región. Ahora, la Audiencia Nacional juzga a cuatro de sus miembros por el intento de asesinato de un matrimonio y su hijo en el año 2000. A los acusados, la Fiscalía les pide un total de 75 años de cárecl
Las víctimas de aquel intento de asesinato fueron los periodistas Aurora Intxausti y Juan Palomo y su hijo, a los que les estalló un artefacto al abrir la puerta de su domicilio en San Sebastián sin causarles lesiones. Los cuatro acusados -Francisco Javier Makazaga, Jon Zubiaurre, Imanol Miner Villanueva y Asier García Justo- se enfrentan a una petición de penas por parte de la Fiscalía que suman casi 75 años de cárcel.
Zubiaurre, Miner Villanueva y García Justo integraban el comando GAUA de ETA y, según las conclusiones provisionales del fiscal, en fechas previas al atentado se encargaron de averiguar el domicilio del matrimonio de periodistas, así como de estudiar la viabilidad de colocar un artefacto explosivo en el rellano de su puerta.
Todo ello, "con una clara finalidad de atentar contra sus vidas y de causar daños en el inmueble", en el que residía también el hijo menor de ambos periodistas, de año y medio. La orden de recabar esa información y de ejecutar el atentado la recibieron de Makazaga, alias Txema, miembro liberado del K-ZARTAKO BURUNTZA (complejo DONOSTI) del que dependía el K-GAUA.
De este modo, el 10 de noviembre del 2000, sobre las ocho de la mañana, cuando el periodista Juan Palomo abría la puerta de su casa para acudir a su centro de trabajo, escuchó una explosión similar a la de un petardo.
En ese momento observó "sobre el felpudo una planta helecho de grandes dimensiones, por lo que indicó a su mujer e hijo, que se disponían a salir con él del domicilio, que regresaran al interior de la vivienda, al lugar más alejado posible de la puerta".
La activación del explosivo debía haberse producido "justo en el momento de la apertura de la puerta del domicilio", lo que habría provocado "la explosión de la totalidad del artefacto y la proyección tanto de la deflagración como de la tornillería" que este contenía "hacia la boca de dicha puerta", explica el fiscal.
De haber funcionado, habría conllevado la muerte del matrimonio y de su hijo "de forma instantánea", además de graves daños en el inmueble, asegura.
Según el escrito del fiscal, tanto la carga explosiva como la metralla (tuercas y tornillos) estaban ocultas dentro de una cacerola de acero inoxidable depositada dentro de la parte contenedora de una maceta de color verde de material plástico.
El artefacto, que era de iniciación eléctrica con un sistema de trampa por apertura de la puerta del domicilio, estaba formado por 2,3 kilos de "un explosivo industrial a base de nitrato amónico sensibilizado con NG/EGDN y TNT, y 140 cm de cordón detonante de 12 gr/m". Además, el artefacto contenía 2,5 kilos de metralla y para la activación del mecanismo trampa utilizaba una alarma de apertura de puertas y ventanas .
La alarma de puertas "estaba sujeta al marco y puerta de la vivienda mediante adhesivo de doble cara, una parte a la puerta y la otra al marco, de tal modo que al abrir la puerta del domicilio, el sistema de iniciación eléctrico funcionó correctamente, si bien la deflagración del inflamador eléctrico no inició el detonador industrial"
La Fiscalía pide que los cuatro acusados sean condenados por tres delitos de asesinato terrorista en grado de tentativa a 19 años y 10 meses de prisión, y por un delito de estragos terroristas en grado de tentativa a otros 14 años y 10 meses.
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