España

A juicio el 'carnicero tatuador' de Valdemoro

Leonardo V. J. se escuda en la adicción a la cocaína y en su infancia traumática para excusar el brutal crimen

El 'carnicero tatuador' de Valdemoro, acusado de asesinar en octubre de 2018 a una joven y mutilar su cuerpo, se escuda en la adicción a la cocaína que tenía y en la infancia traumática que vivió con un padre que le llevaba con siete años con prostitutas para excusar el brutal crimen y defender que se trató de un homicidio imprudente. La Audiencia Provincial de Madrid arrancó el martes el juicio con la selección del jurado popular que determinará las circunstancias en las que se produjo el asesinato. En esta primera sesión, el fiscal y los abogados expusieron las alegaciones previas al inicio de la fase testifical. Este miércoles declara el acusado ante el tribunal, que permanece en situación de prisión provisional a raíz de un auto dictado por el Juzgado de Instrucción nº4 de Valdemoro.

El fiscal solicita 25 años y cinco meses de cárcel para Leonardo V. J., de nacionalidad colombiana y con 27 años en el momento del crimen, por los delitos de asesinato y profanación de cadáver. El acusado mutiló el cuerpo de la joven, a quien cortó la cara, los pechos y los tatuajes que le realizó meses antes para meterlos en salmuera como trofeos.

El abogado defensor, el letrado Marcos García-Montes, sostiene que su cliente perpetró los hechos bajo los efectos de las drogas, por lo que solicita que se le condene a tres años de cárcel por un delito de homicidio imprudente con la atenuante por adicciones. "Tenía un problema de drogodependencia", ha dicho. "Como él dijo, se le fue de las manos. Tenía un problema gravísimo de cocaína detectado por el Instituto Nacional de Toxicología y, entre la ingesta de cocaína y la cabeza, se le fue. Es un chico con una vida muy triste. Con siete años, su padre le llevaba de prostitutas y los Servicios Sociales de Valdemoro le tenían que coger por la calle", ha subrayado.

En cambio, el abogado que representa a la familia de la víctima solicita que se le condene a prisión permanente revisable por la vulnerabilidad de la chica que mató, quien había sido anteriormente víctima de delitos graves. Y también solicita tres años de cárcel para su expareja por encubrir el crimen.

Fue la exnovia del acusado quién alertó a la Guardia Civil de que había ayudado a Leonardo V. J. a deshacerse de un cadáver, lo que permitió su detención. El hombre vivía en Valdemoro y se hacía llamar en redes sociales 'el carnicero tatuador'.

Noche del 15 de octubre de 2019

Los hechos se produjeron la noche del 15 de octubre de 2019 cuando el acusado recibió en su domicilio de Valdemoro a E. C. L., de 18 años, a quien conocía de haberle realizado algunos tatuajes en fechas anteriores así como de suministrarle medicamentos sin receta. En el interior de la vivienda, y durante un buen rato, la joven consumió varias cervezas y se tomó pastillas de un medicamento llamado Rivotril en el dormitorio principal situado en la primera planta. A continuación, "aprovechando el estado de somnolencia en que la misma se encontraba por el consumo de las sustancias", entre las dos y las tres de la madrugada del día 16 se colocó "súbitamente" por detrás de la joven y situó su brazo alrededor del cuello de la víctima con la intención de ahogarla. Tras algunos minutos de no conseguir su objetivo, Leonardo V. J. optó por cambiar de plan y trató de hacerlo, también sin éxito, con un cable "a causa de su incapacidad para apretar suficientemente el cuello de la víctima". Fue entonces cuando hizo uso de un cuchillo que clavó en el abdomen de la víctima mientras seguía ahogándola con el cable agarrado con una mano, lo que provocó la muerte de la joven.

Tras matar a la joven, Leonardo V. J. trasladó su cuerpo a la bañera del aseo existente en el domicilio principal de la casa, "y allí, usando un bisturí, cortó las aureolas de los senos de la víctima y realizó una incisión desde el ombligo en forma de Y hacia cada de una de las dos clavículas, emulando una lámina de su propiedad donde figura una mujer con los mismos tatuajes que presentaba". Posteriormente, el acusado recortó la cara de la joven así como los dos tatuajes que él mismo había realizado meses antes en el cuerpo de la citada, una daga y una rosa, y los colocó en salmuera a fin de conservarlos como trofeos.

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