España

Julio Sánchez Fierro, figura clave en la concordia laboral de la transición

El pasado 9 de mayo falleció en Madrid Julio Sánchez Fierro, quien fuera entre 1979 y 1991 el Director de Relaciones Laborales de la naciente CEOE, y con quien coincidí en buena parte de esos años en mi calidad de Director de Comunicación de la gran patronal española.

Gran jurista, especializado en Derecho Laboral y Sanitario, después de su etapa en CEOE fue, entre otras muchas responsabilidades,  secretario general técnico del Ministerio de Trabajo (1996) y subsecretario del Ministerio de Sanidad (2000). Pero fue en su etapa de CEOE donde, a mi juicio, dejó su impronta en esa gran reinvención de España que fue la etapa de la Transición, durante  la cual se logró la reforma pacífica y consensuada de la legislación laboral heredada del franquismo, y el establecimiento de unas relaciones entre empresarios y sindicatos basadas en la negociación y el acuerdo.

En ambas cosas Julio Sánchez Fierro fue una figura clave. Concretamente era la persona que, cuando se llegaba a un gran acuerdo confederal, se encargaba de ponerlo en el papel, en un texto articulado que jamás contenía errores, tal era la meticulosidad y el profundo conocimiento del Derecho Laboral que tenía Sánchez Fierro.

Y cuando digo que se le encargaba no me refiero solamente a sus jefes de CEOE. Los propios líderes sindicales ponían en sus manos la redacción de los textos: “Ahora, dejemos a Julio que trabaje”, era la frase que seguía al acuerdo verbal logrado generalmente a altas horas de la madrugada. Y Julio trabajaba… ¡y cómo! Nunca se vio igual capacidad a la hora de redactar con todo detalle lo negociado, su exactitud en el empleo de los términos jurídicos, ni su absoluta ecuanimidad para reflejar lo pactado sin arrimar su ascua a la sardina de los empresarios, a pesar del cargo que desempeñaba.

Quizás una anécdota ilustre mejor su personalidad: Viajó Sánchez Fierro a cierta ciudad española para participar, en nombre de CEOE,  en un coloquio  de cara al público con dos representantes sindicales, de UGT y Comisiones Obreras. Pero a punto de comenzar el evento surgió un grave contratiempo: el vehículo donde viajaban los dos sindicalistas, que venían juntos, se había averiado y no tenían forma de llegar a tiempo para el coloquio.

Los organizadores estaban consternados y no sabían cómo comunicárselo a un auditorio compuesto por varios centenares de personas. Pero Julio tomó el micrófono y salvó la situación: “Distinguido público: a causa de una avería, mis compañeros de los sindicatos no van a poder participar hoy en este debate. Así que, si no tienen inconveniente, yo les expondré primero la postura de la CEOE, luego la de UGT y a continuación la de Comisiones Obreras.”

¡Y así lo hizo! Durante más de dos horas desgranó con la misma elocuencia y objetividad las enfrentadas posiciones de la patronal y los sindicatos, ante un auditorio que atendía con los ojos como platos y que al final le recompensó con un largo aplauso. Amable e inteligente, Julio Sánchez Fierro fue un producto de la Transición española, nuestro Camelot perdido, cuando nosotros teníamos ideas y no eran las creencias las que nos tenían a nosotros, como ha sucedido luego, cuando el sectarismo y el sentido de la pertenencia al grupo se ha impuesto sobre la negociación y el acuerdo entre diferentes.

El legado de Julio Sánchez Fierro será por siempre recordarnos que el entendimiento  es posible, desde el conocimiento del Derecho y el  respeto a la Verdad. Descanse en paz.

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