Juan Ignacio llevaba un año trabajando como camarero en una empresa en Pozuelo de Alarcón. Fue apercibido en varias ocasiones por no acudir y en ese momento se dio de baja, primero por enfermedad y luego por depresión. Eso motivó las sospechas de la empresa que contrató un detective para seguir sus pasos y descubrió que era un habitual de otros locales donde bebía cerveza. Por todo ello fue despedido y denunció a su centro de trabajo. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha avalado que el finiquito fue ajustado al derecho, en una sentencia a la que ha tenido acceso Vozpópuli.
Este trabajador prestó servicios en la empresa del 20 de junio de 2020 hasta el 31 de julio de 2021 con un contrato indefinido a jornada completa. Poco antes de finalizar esta vinculación la compañía notificó al camarero un documento de advertencia sobre la posible imposición de una sanción por falta de asistencia no justificada al puesto de trabajo.
Ese mismo día este camarero causó baja médica por incapacidad temporal derivada de contingencia común a causa de "otros síntomas y signos que afectan a las funciones cognitivas y de la conciencia", limitaciones como las de "fiebre y malestar general que le incapacita para su trabajo habitual". Fue la gota que colmó la paciencia de la cervecería donde desempeñaba su función.
La empresa contrató un detective
Una circunstancia que agravó el proceso de la baja que pasó a calificarse de "largo" con una duración estimada de 62 días. Este trabajador fue diagnosticado de trastorno adaptativo mixto ansioso depresivo.
Para aliviar sus dolencias, el médico le recetó los tratamientos de Escitalopram y Lorazepam. Dos comprimidos fuertes con los que no se puede tomar alcohol ya que ambos juntos pueden ser un cóctel que afectaría gravemente la salud del paciente.
Para comprobar la veracidad de su enfermedad, la empresa decidió contratar los servicios de un detective privado para observar el comportamiento del trabajador durante su convalecencia. El investigador siguió los pasos del camarero y los resultados fueron del todo sorprendentes.
Borracho 'a caballito' encima de un amigo
En un informe, que se adjuntó al caso, el trabajador estando de baja con medicación, el 9 de julio de 2021, a las 14.15 horas, acudió al Bar "Casa Justo" sito en Avenida de Europa, nº 11, de Pozuelo de Alarcón (Madrid) donde se reunió con su pareja y otro acompañante. Permaneció en ese lugar hasta las 15:30 horas, durante las cuales consumió 3 botellines de cerveza con alcohol y algo de comer.
Ese mismo día, sobre las 22:30 horas, el camarero se encontraba en el Bar "Xirimiri" de la misma localidad madrileña junto a su pareja y algunos amigos, permaneciendo en ese lugar hasta las 00:00 horas en ambiente distendido y relajado, consumiendo en ese periodo 3 botellines de cerveza con alcohol y dos dobles cañas con alcohol. Al abandonar el lugar, el trabajador, que estaba de baja, mostraba ciertos síntomas de afectación alcohólica, llegando a subirse 'a caballito' encima de un amigo y quitándose una zapatilla para colocársela encima de la cabeza.
Tres días después, el 12 de julio de 2021, sobre las 14.00 horas, el trabajador acudió al Bar "La Vinoteca" de Pozuelo de Alarcón en compañía de su pareja y un amigo. Allí permaneció hasta las 18:53 horas en ambiente distendido y relajado, consumiendo 5 botellines de cerveza con alcohol y algún aperitivo. El detective inmortalizó las secuencias con grabaciones de video.
El camarero pidió anticipo de las nóminas
Con todos estos datos e informaciones la empresa decidió entregar el 30 de julio del 2021 la carta de despido al camarero. El trabajador debía a la empresa la suma de 3.000 euros como anticipo de las nóminas de los meses de abril, mayo y junio. Una cantidad que no devolvió y tampoco se alcanzaron acuerdo en las vistas de conciliación.
Este hombre llevó a los tribunales a la empresa ya que consideraba que el despido fue improcedente. Un juzgado de lo Social desestimó su demanda y la confrontación acabó en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid con un recurso del trabajador. Ha sido la última batalla entre el camarero y la cervecería que confió en él.
Beber retrasa la vuelta al trabajo
En su sentencia el TSJM estima que el demandante durante el proceso de baja por incapacidad temporal, no ha trabajado y si se ha acreditado que ha salido de casa. "Con una actividad lúdica plenamente compatible con su patología, y en estas actividades lúdicas ha tomado varios días cervezas con alcohol en cantidades relevantes así 6 botellines y dos dobles cañas en un mismo día", detalla.
Sin embargo, para el tribunal esta actividad "retrasa su proceso de curación, porque la ingesta de alcohol es incompatible con la toma de medicamentos, por ello estamos ante una conducta del actor que supone realizar una conducta que perturba la curación y el motivo y el recurso debe ser desestimado". Por todo ello, los magistrados desestiman el recurso de suplicación interpuesto por la representación letrada de Juan Ignacio contra la sentencia dictada por el Juzgado de lo Social número 2. El final de una guerra entre el trabajador y su antigua empresa en el que el papel de un detective privado fue clave para conocer la verdad.
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