El Tribunal de Apelación de Gante (Bélgica) ha rechazado este martes que el rapero balear Josep Miquel Arenas, más conocido como Valtònyc, sea entregado a las autoridades españolas por un delito de injurias a la corona, en un fallo que reproduce la decisión ya fallada en un primer juicio pero que el Tribunal de Casación belga obligó a repetir. Ante la decisión cabía recurso de casación, algo que finalmente no ha sucedido puesto que la Fiscalía belga que no va a recurrir la sentencia que dictó hoy el Tribunal de Apelación denegando la extradición de Valtònyc. Por tanto, la euroorden por la que le reclama España queda definitivamente archivada. "El fiscal ha decidido no recurrir", comunicó hoy la fiscalía.
Valtònyc huyó en 2018 a Bélgica parar evitar el ingreso en prisión en España en donde fue condenado a tres años y medio de cárcel por enaltecimiento del terrorismo, calumnias e injurias graves a la corona, tras lo que las autoridades españolas dictaron una Orden Europea de Detención y Entrega (OEDE). El proceso judicial se prolonga desde 2019 cuando la entrega del mallorquín fue rechaza por un juzgado de primera instancia belga, una decisión que el Tribunal de Gante confirmó en diciembre del pasado año.
Sin embargo, en enero de este año el Tribunal de Casación ordenó reexaminar la cuestión de los insultos al monarca, uno de los delitos por los que las autoridades españolas reclamaban la entrega del cantante balear, condenado además en España por amenazas y enaltecimiento del terrorismo. Valtònyc fue detenido hace una década por el contenido de las letras de algunas de sus canciones y condenado en 2017 por los delitos de enaltecimiento del terrorismo, calumnias e injurias graves a la Corona y amenazas. En su sentencia, la Audiencia Nacional estimó que algunos de los temas comprendidos en sus discos tienen un "indudable contenido laudatorio" de las organizaciones terroristas ETA y GRAPO, que justifican e incitan a la reiteración de las acciones violentas.
Valtonyc: "Tengo ganas de empezar a vivir"
"Hoy era un día duro, porque no sabíamos lo que podía pasar. Decidí venir aquí por un tema de derechos fundamentales y al final, así ha sido. Creo que he defendido la libertad de expresión lo máximo que he podido, desde que tengo 18 años, cuando empezó todo esto y tengo ganas de empezar a vivir", dijo Valtònyc, emocionado al borde del llanto. "Ahora es el momento de reivindicar que toda la gente que ha sufrido esto en el Estado español deje de hacerlo (...) y de seguir haciendo militancia política para también empezar a vivir", continuó Valtònyc.
El caso se ha alargado cuatro años, por los retrasos a los que ha obligado la pandemia y porque el Tribunal de Apelación de Gante ha elevado el caso, primero ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea y después ante el Constitucional belga. Más allá de este caso, Valtònyc tiene también abiertas diligencias por parte de la Fiscalía de Sevilla por un delito de odio al gritar al público durante un concierto en Marinaleda en 2018 "poner una puta bomba al fiscal" y "pegadle un tiro a un guardia civil".
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