Muy estilizado se le ve al secretario general de la UGT, Cándido Méndez, últimamente. Y es que el líder sindical ha perdido nueve kilos de peso, que le hacen vestir unas tallas menos. La culpa de esa pérdida de peso no la tiene, sin embargo, la enésima negociación con la Patronal presidida por Joan Rosell sobre la reforma del mercado de trabajo, a pesar de que las espadas sigan en lo alto y se haya esfumado el plazo dado por el Gobierno.
No, Méndez camina desde Vicálvaro a la sede de la UGT todos los días. Hora y media de recorrido que le da ocasión para departir con algunos ciudadanos con los que se cruza y que madrugan tanto como él puesto que el despertador suena en la casa del líder sindical antes de las seis de la mañana. Por eso intenta acostarse temprano antes de leer un poco, pero la negociación con la CEOE, y su tour por los medios de comunicación para explicar los motivos del nuevo fracaso negociador le están impidiendo cumplir en las últimas semanas sus costumbres.
Ya llegará el Gobierno para legislar allí donde no ha habido acuerdo y Méndez podrá dormir unas horas más antes de su caminata diaria.
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