La entronización de Pedro Sánchez como 'rey' del PSOE dividió al partido en dos. Pero su llegada a Moncloa calmó las aguas. Ya no hay familias en el partido, salvo las voces discrepantes de algunos barones, como Javier Lambán o Emiliano García-Page, cuando el coqueteo del Gobierno con los independentistas atenta contra sus intereses electorales. Si no hay conflictos internos es, en parte, porque el secretario general se ha encargado de coser la traumática herida del comité federal del 1 de octubre de 2016. Y porque él es el bote salvavidas del poder que mantiene a todos sus hipotéticos críticos a flote.
Sánchez ha recuperado rostros que en su día quisieron defenestrarle. Incluso a aquellos que, habiéndole apoyado, laminó, como el exportavoz en el Congreso, Héctor Gómez, flamante nuevo ministro de Industria. Eso sí, hay uno que se le ha resistido: Adriana Lastra. La exvicesecretaria general y también exportavoz parlamentaria rechazó el ofrecimiento del presidente para ocupar la vacante de Carolina Darias en Sanidad, que finalmente recayó en el gallego José Manuel Miñones.
La propia Lastra, que está de permiso de maternidad tras el nacimiento de su primer hijo el pasado mes de diciembre, confirma a este diario que el presidente le ofreció el cargo de ministra. No obstante, rehúsa aclarar los motivos por los que Sánchez intentó recuperarla para la primera línea tras su abrupta salida de la dirección federal el pasado verano. Tampoco quiere entrar en por qué rechazó el ofrecimiento, y sobre todo, por qué se hizo público. Lastra asegura que no fue ella quien lo filtró. Aunque hay una cosa clara: la socialista asturiana ha querido dejar claro que ha dicho 'no' al presidente. Y eso no es una cuestión menor.
Una vuelta anticipada
Varias fuentes de Ferraz consultadas por este diario apuntan que Lastra, dada su trayectoria y su juventud, está aguardando su momento para volver a la primera línea. Pero no lo hará para vincularse de nuevo con Sánchez después de que le apartara. La exvicesecretaria general, como contó este diario, tomó posiciones en el partido para la etapa postSánchez que atravesará el PSOE tarde o temprano. El problema es que hizo demasiado ruido y terminó molestando al secretario de organización, Santos Cerdán, leal escudero del secretario general.
Los socialistas salieron del último congreso de octubre reunificados. La última gran renovación de Gobierno de Sánchez, en julio de 2021, sacó de la primera línea al gran enemigo íntimo de los socialistas, Iván Redondo, para situar como jefe de gabinete a Óscar López. Un movimiento que se vio como un giro hacia el PSOE para que Ferraz tuviera mando en el núcleo duro de Moncloa y para olvidar de una vez la ruptura traumática entre el 'sanchismo' y el viejo aparato socialista. La propia Lastra salió entonces de la portavocía del Congreso, a la que escaló Héctor Gómez -el hoy ministro-, según estas fuentes, porque Sánchez quería frenar los movimientos de la vicesecretaria general.
Pese a que la inmensa mayoría de altos cargos del PSOE confían en que Sánchez pueda retener Moncloa cuatro años más, lo cierto es que el partido también se hace a la idea de una etapa sin el secretario general a los mandos. Y ahí empiezan a sonar varios nombres. Por ejemplo, Ferraz se prepara para el salto del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, a Ferraz si gana Castilla-La Mancha el próximo 28 de mayo en las elecciones municipales y autonómicas.
La lotería de nombres
Como ya contó Vozpópuli por fuentes socialistas, el castellanomanchego tiene a su alcance mantener el poder sin pactos, según los sondeos internos de empresas demoscópicas de reconocido prestigio. Así, Page se convertiría en un referente pese a que no tenga "acogida" fuera de su región, como apuntan algunos destacados socialistas. Su entorno se refiere a la posibilidad de intentar liderar el partido como meras habladurías. "Tenemos que ganar nuestras elecciones", zanja.
Otro de los nombres que suena es Eduardo Madina pese a que él mismo reitera a este diario que nunca volverá a la política. Eso sí, una fuente que conoce muy aventura el devenir del PSOE cuando el presidente se aparte, se lanza a precisar el papel de Page en el futuro inmediato del socialismo español: "Primero habrá una gestora de transición, con gente como Page, y después se saltará a otra generación".
No obstante, tocará esperar el desarrollo de este año electoral. Es cierto que Sánchez controla el partido con puño de hierro. Pero el PSOE, como comentan las fuentes consultadas, no es patrimonio de ningún líder y se ha sobrepuesto en sus 140 años a las caídas de todos sus capitanes. También lo hará a la de Sánchez. El presidente del Gobierno se agarra a Sumar, la incipiente plataforma política con la que su vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, concurrirá cuando se abran las urnas a finales de 2023, como la única forma de reeditar cuatro años más su puesto. Sánchez, según reconoció él mismo, advierte de que la próxima pelea electoral se jugará en clave de futuro. Aunque antes, remachó, toca llegar a la gran fiesta de la democracia "habiendo cumplido". Los españoles tienen la última palabra.
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