El Ministerio de Asuntos Exteriores cuenta desde este miércoles con su primer código ético para diplomáticos y el resto del personal del servicio exterior, en el que destaca la prohibición de ofrecer y recibir "regalos o beneficios" por encima de los 75 euros. También se incluye el impulso de la "efectiva" igualdad de género y los derechos de las personas LGTBI: "Abracemos la diversidad", se hace hincapié en una de las pautas laborales.
El documento interno aprobado por el departamento de Arancha González Laya, al que ha tenido acceso Vozpópuli, cuenta con nueve páginas y se divide en dos bloques -principios del código ético y pautas de relaciones laborales-.
Entre los principios se aborda el delicado asunto de los regalos, una práctica recurrente en las relaciones diplomáticas en fechas señaladas y fiestas nacionales. "No se ofrecerán, requerirán o aceptarán, directa o indirectamente, regalos o beneficios. Lo anterior no será aplicable a los detalles de cortesía de un valor estimado inferior a 75 euros", precisa Exteriores.
En todo caso, se contempla una excepción muy concreta. "Cuando las costumbres del país pudieran provocar que el rechazo o la devolución de regalos o beneficios fuera interpretado como una descortesía, podrán aceptarse, siempre y cuando se ponga en conocimiento de quien ocupe el puesto de superior jerárquico".
Código ético Exteriores by Vozpopuli
Tras subrayar que se evitará toda discriminación "por razón de sexo, raza, origen étnico, religión o creencia, ideología o convicciones, discapacidad, edad, identidad de género u orientación sexual", el departamento de Laya hace hincapié en que se impulsarán políticas que "garanticen la efectiva igualdad de género y los derechos de las personas LGTBI".
Además, el tercer mandamiento laboral es un guiño a este colectivo: "Abracemos la diversidad", se indica. Un enunciado que fue elogiado por ExteriorEsDiverso, una plataforma que reúne al personal y las familias LGTBI del servicio exterior español, en su cuenta de Twitter.
Exteriores también se centra en el trato respetuoso "a todos los compañeros y las compañeras de trabajo, superiores, de igual nivel y subordinados/as". En los últimos años se han destituido a algunos embajadores o cónsules a los que se investigó por presuntos malos tratos al personal que tenía bajo su cargo. El último de ellos fue el cónsul en Jerusalén, por orden expresa de Laya en plena escalada de violencia entre israelíes y palestinos.
La relación con los compañeros de trabajo, "cualquiera que sea la posición que ocupen en el equipo, de mayor o menor rango que uno", tiene que basarse de manera "respetuosa y dignamente". Y quedan prohibidos los menosprecios: "Abstengámonos de emplear términos despectivos y de incurrir en prácticas o comentarios discriminatorios. No etiquetemos ni juzguemos a los demás. No consintamos que los demás lo hagan", se hace hincapié.
Además, el código ético que ha aprobado Laya insta a los diplomáticos a evitar la participación "en cualquier asunto en el que pueda considerarse que concurren intereses personales que perjudiquen la consecución de los intereses públicos" y conmina al personal, sobre todo el diplomático, a utilizar los recursos públicos "de forma responsable y solo para los fines establecidos, evitando cualquier uso en beneficio personal o para otros objetivos".
Tolerancia cero con los abusos
En este sentido, el departamento de Laya insiste en que es "importante" recordar que existe "tolerancia cero" con respecto a comportamientos o actitudes que puedan implicar un abuso de autoridad en el ejercicio del cargo o una "grave desconsideración" con las demás personas. "Cuando se demuestre fehacientemente la comisión de estos hechos", avisa Exteriores, "se tomarán las medidas administrativas que sean precisas".
En cuanto a aquellos que ocupen una "posición de liderazgo" -básicamente, altos cargos, embajadores o cónsules-, éstos tienen una "especial responsabilidad" en el desempeño de su trabajo. "Debe evitar un liderazgo autoritario, y en su lugar optar por ejercer un liderazgo democrático favoreciendo la participación en la toma de decisiones de todos los miembros del equipo", se indica en el documento.
El código ético de Laya también subraya la importancia de reunirse con el personal que depende de uno "si se detectan señales de un rendimiento bajo", con el fin de definir los objetivos y "analizar la voluntad" para llevar a cabo los planteados.
"Es aconsejable mantener encuentros periódicos con las personas que integran el equipo de trabajo; por ejemplo, con breves reuniones de coordinación generales, matinales o semanales, o individualmente con cada colaborador", se hace hincapié antes de recomendar la utilidad de los encuentros informales. "Compartir un café de vez de cuando ayuda a conocer mejor a las personas con las que trabajamos, y fomenta la cooperación y el compromiso mutuo", señala Exteriores.
Los horarios que quiere Laya
En último término, se introducen varias medidas en favor de la conciliación familiar. Por ejemplo, se deben convocar las reuniones "con la suficiente antelación", preferiblemente 24 horas antes. Además, el personal de Exteriores debe procurar no convocar reuniones de trabajo cuyo comienzo esté previsto más allá de las 17 horas, "promoviendo que se dé por finalizada la jornada laboral, como muy tarde, a las 19 horas".
Asimismo, deben evitar la remisión de comunicaciones -correos electrónicos, llamadas de teléfono u otro tipo de mensajes- a partir de la citada hora, así como en los fines de semana o durante las vacaciones. "Debemos aspirar a ser accesibles, diligentes en el trabajo, positivos y con mentalidad abierta, y evitar proferir comentarios indiscretos o maliciosos acerca de las demás personas", se concluye en el código ético.
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