Las 149 páginas del programa electoral de Socialistes de Catalunya no contienen ni una sola línea en español. El documento, exclusivamente en catalán incluso en la versión castellana de la web del PSC, es una de las pruebas de `limpieza de sangre´ que el partido de Salvador Illa parece mostrar en su cortejo a los independentistas de cara a un `apareamiento´ con ERC en el próximo Govern. En esa exhibición de méritos el líder sanchista de Cataluña y católico practicante no desaprovecha oportunidad, como ha ocurrido con su respaldo al voto telemático del fugitivo Puigdemont en el Parlament, la subida de ofertas para la “financiación singular” o incluso asociando a Lamine Yamal al PSC a la vez que omite nombrar a España en su felicitación tuitera por la 4ª Eurocopa.
Una lectura de los documentos-raíces del partido muestra hasta qué punto interioriza su mimetismo con el nacionalismo excluyente el grupo político cuya mayoría de votantes son hijos o nietos de inmigrantes del resto de España, todos con el castellano como lengua materna. Los Estatutos y Código Ético, así como su programa electoral, están redactados solo en catalán; la Declaración de Principios, bilingüe, no cita a España ni al Estado español mientras se define como socialista, catalanista, federalista, municipalista y europeísta, siendo Cataluña, “una nación con un territorio, una lengua, una cultura y una historia propias que configuran una comunidad nacional”.
Los gestos más recientes de Salvador Illa en su cortejo a los separatistas han sido su apoyo a la decisión irregular que facilita el voto del fugitivo electo Puigdemont en el Parlament, la oferta de que la Generalitat recaude el 100% de los impuestos sin determinar su posterior destino y su declaración tachando al Tribunal Supremo de faltar al respeto al Poder Legislativo por su interpretación sobre la ley de amnistía. Sin llegar a la hostilidad de los independentistas, el posicionamiento de Socialistes de Catalunya frente a la acción de la Justicia aparece en su último programa electoral, Força per governar, que incluye una cierta desconexión de los poderes del Estado cuando propone establecer “órganos desconcentrados del Consejo General del Poder Judicial”, que tomarían la forma del “Consell de Justícia de Catalunya previst a l’Estatut”.
Cuando a comienzos de este mes de julio el líder socialista catalán, siguiendo las instrucciones de su jefe máximo Pedro Sánchez, pone sobre la mesa en la que se habla de una “financiación singular” para Cataluña ceder a la Generalitat la recaudación del 100% de los impuestos, lo que hace es aceptar una petición del gobierno catalán de ERC expuesta el pasado mes de marzo y que el PSC hizo suya en su programa electoral. Esa recaudación absoluta la concibe como una función propia de un futuro Consorci Tributari de Catalunya previo a l’Agència Tributària de Catalunya.
En otro documento doctrinal y programático sobre la respuesta federal del partido que nutre a Sánchez de un considerable número de escaños en el Congreso, se abordan más cuestiones determinantes para el acercamiento a los independentistas de ERC y de Junts. Así, tras dar por hecha una relación bilateral Estado-Generalitat al margen de la Conferencia de Presidentes y de las comisiones sectoriales con las CC. AA., esa respuesta federal insiste en una nueva financiación con el Consorcio Tributario y hace referencia expresa a las dos políticas que más definen al nacionalismo excluyente: la lengua y las relaciones exteriores.
Cuando habla de “una Ley de reconocimiento del plurilingüismo de España” lo que subyace es ampliar el respaldo y promoción oficial del catalán como “lengua propia”, que su propuesta federalista lo traduce en “hacer realidad el federalismo lingüístico promoviendo iniciativas de reconocimiento de la pluralidad lingüística” , y que el programa electoral lo recoge como fomentar el uso del catalán “en tant que llengua pròpia de Catalunya”. Lo que contempla en sus documentos como garantía de aprendizaje de las lenguas cooficiales en la enseñanza, en la realidad se ha traducido en el respaldo total de Illa y Sánchez al último decreto para burlar el cumplimiento de sentencias judiciales sobre enseñanza del 25% en castellano.
Los propósitos de Socialistes de Catalunya respecto a política exterior no aluden a una revisión del despliegue de embajadas de la Generalitat por medio mundo ajenas a la política exterior del Estado. Simplemente dice “lideraremos una nueva política exterior de la Generalitat de Catalunya y recuperaremos la Eurorregión”. Pretende, además, mayor protagonismo internacional para Cataluña mediante el objetivo expresado como “Millora dels mecanismes de participació de les autonomies en l’àmbit de la Unió Europea”.
Es también un elemento de cordialidad y cercanía hacia las organizaciones independentistas -los republicanos de ERC capitaneados por el fervoroso católico Oriol Junqueras y los nacionalcatólicos de Junts per Catalunya encabezados por Puigdemont-, la poco conocida rama religiosa del PSC. Como agrupación institucional del partido, integrada en su seno y protegida por la siglas y logotipo oficial de la organización, el Grup Cristians del PSC se hizo presente en la últimas elecciones autonómicas respaldando con 155 firmas a su candidato a presidir la Generalitat, con el eslogan Salvador Illa, un president per unir y servir.
Están acreditados los vínculos del nacionalismo catalán, ahora separatismo, con la Iglesia católica, particularmente con la jerarquía eclesiástica simpatizante del procés, del referéndum ilegal del 1-O y practicante de la misericordia con los condenados por el Tribunal Supremo. Y tanto Carles Puigdemont como Oriol Junqueras se han manifestado públicamente como fieles practicantes y cercanos al Papa Francisco, quien en una audiencia privada con los concejales independentistas de Manresa recibió el opúsculo escrito por Junqueras en prisión.
Siendo el Partit dels Socialistes de Catalunya un grupo aconfesional igual que el resto del PSOE, al amparo de su diversidad o transversalidad ha sabido poner una vela a la religión inspiradora y acogedora del nacionalismo catalán, una forma de nacionalcatolicismo. Ese es el papel que cumple el Grup Cristians del PSC, que en su cuenta de Instagram da testimonio gráfico de la condición católica del Salvador Illa comulgando, junto a una plegaria socialista a la Mare de Deu y un recuerdo al Día del Orgullo LGTBI.
El perfil filoindependentista, más que nacionalista clásico, que está adquiriendo Socialistes de Catalunya en su cortejo para conseguir socios con apoyo para gobernar, puede encajar en la respuesta abierta e indeterminada que dicho partido da en su web a la pregunta de ¿Quiénes somos?: “Una organización política de mujeres y hombres que comparten los valores de la libertad, la igualdad, la fraternidad y la solidaridad, que luchan por la obtención de la plenitud individual y el progreso colectivo de la sociedad (…) y la consecución de una sociedad socialista”.
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