El 26 de febrero, cuando todavía la crisis del coronavirus parecía imposible, Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, decía en comparecencia que "no es necesario que la población utilice mascarillas". Algo más de dos meses después, el Gobierno espera aprobar su obligatoriedad en los espacios públicos.
La opinión de su uso ha ido variando a lo largo del estado de alarma. Cuando Gobierno de la Comunidad de Madrid anunció que repartiría gratuitamente una mascarilla de FFP2, que impide la transmisión del virus en ambas direcciones, Simón aplaudía la medida y recordaba que este tipo de mascarillas están recomendadas para "personas sanas".
No obstante, una semana después, en su comparecencia diaria, contradecía sus palabras: "No es una recomendación utilizar mascarillas FFP2 para la población en general". Y se escudaba en la importancia de que sean las personas contagiadas las que no propaguen el virus con las mascarillas quirúrgicas.
Finalmente, Maria Jesús Montero, ministra portavoz, anunció este domingo "hacer uso obligatorio" de la mascarilla. Además, añade que el Gobierno de Pedro Sánchez llevaba tiempo estudiando esta medida.
En este sentido, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, confirmó que en los "próximos días" saldrá publicado una orden en el Boletín Oficial del Estado (BOE) para regular esta nueva medida.
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