España

El Gobierno culpa a Guindos del fiasco que condena a España a perder el pie en Bruselas

La consigna de silencio no impide que se haya filtrado el profundo malestar que hay en el Gobierno por las consecuencias que va a tener para España la desastrosa negociación sobre el reparto de las comisarías comunitarias. España ha perdido pie en Bruselas y en La Moncloa se responsabiliza de ello al ministro de Economía. “Luis de Guindos ha engañado a Rajoy negociando por su cuenta”, reconoce un miembro del núcleo duro del Ejecutivo. 

Al final, Miguel Arias Cañete va a tenerse que conformar con una cartera de tercera categoría en Bruselas, posiblemente la de Investigación. La vida es así de dura para el exministro de Agricultura, que aspiraba a una comisaría de primer nivel, del mismo rango que la que ha venido desempeñando hasta ahora Joaquín Almunia si se tiene en cuenta que Competencia lleva adosada la vicepresidencia de la Comisión. “¿Cómo es posible que España haya aceptado que Juncker le exija una mujer a cambio de una cartera relevante? ¿Francia habría admitido someterse al criterio de la paridad para no perder pie en Bruselas?”, se pregunta un destacado miembro del Ejecutivo, asombrado por la aparente tranquilidad con la que se ha aceptado “esta humillación”. En el relato de este episodio queda la duda de qué responsabilidad le hubiera tocado a España en Europa hasta 2019 si Rajoy hubiera sacrificado a Arias Cañete poniendo en circulación los nombres, por ejemplo, de la ministra Ana Pastor o de la exministra Pilar del Castillo. El lobby femenino pesa y mucho en Bruselas.

Las condiciones puestas por Juncker sobre el sexo del comisario español se interpretan como una humillación

El fracaso cosechado al final de esta negociación tiene nombres y apellidos. En el Gobierno se culpa directamente a Luis de Guindos de “haber engañado a Rajoy negociando por su cuenta”. A uno de los ministros que más entrada tienen en Bruselas, el titular de Exteriores José Manuel García-Margallo, el final de la película le pilló la semana pasada en Bali. Y hay fuentes que aseguran que cuando se enteró de la comisaría que se le ofreció a España en el reparto de carteras, los ojos le hicieron chiribitas. “Margallo tenía categoría como para haber tenido una participación mucho más activa en esta negociación, pero su papel quedó relegado, en un lugar muy secundario, y ahora su malestar es grande”, admiten en el Gobierno. Si todo sale como se teme, la cartera de Economía quedaría en manos de Alemania, la de Competencia de Francia y la de Agricultura, de Irlanda.

Obsesión fallida por la presidencia del Eurogrupo

Las fuentes explican el comportamiento errático de Guindos en Bruselas a partir del ahínco con el que lleva trabajando desde hace un año por hacerse con la presidencia permanente del Eurogrupo. Tan seguro tenía este desempeño como coordinador del  Consejo de Ministros de Economía de la zona euro, que abrió las puertas del Ministerio de Economía para que sus altos cargos se buscaran la vida en otros destinos. Fue el caso de Fernando Jiménez Latorre, recién aterrizado en el FMI, y de algunos técnicos comerciales del departamento. Después de la diáspora, se ha visto obligado a reorganizar la casa para aguantar con más sosiego hasta el final de la legislatura. Dos son los movimientos más significativos: el desplazamiento de Rosa María Sánchez-Yebra al Tesoro – como jefa de Gabinete del ministro había sembrado fuertes tensiones en el departamento– y el nombramiento de Íñigo Fernández de Mesa, al que todos reconocen una brillante gestión en el Tesoro, como ‘número dos’ del Ministerio. Respeta en el cargo al subsecretario Miguel Temboury y al secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, el alto cargo más político y que menos problema le da en la gestión diaria.

En el Gobierno se comenta que la obsesión de Guindos por el Eurogrupo estuvo movida por su afán de abandonar el Gabinete. Sin embargo, las razones para el pesimismo se fueron acumulando con el paso de los meses. Frente a un grupo de países que opinaba que alumbrar una presidencia permanente no debía implicar muchos trámites, había otros, entre ellos Alemania, Francia e Italia, que aspiran a convertir el Eurogrupo en un centro de decisiones muy potente, blindado por una arquitectura jurídica e institucional que requiere la modificación del Tratado. Por ello se concebía en Bruselas como algo altamente improbable que el núcleo duro de la UE premiara a España con un puesto tan jugoso, contando además con la resistencia del holandés Jeroen Dijsselbloem a ceder el cargo que ocupa desde julio de 2013.

Guindos ha tenido que recomponer su equipo después de ver que no tiene salida en Bruselas

Fracasado su ascenso a la cúspide del Eurogrupo, cuya presidencia permanente ni siquiera ha llegado a ser creada, el ministro de Economía ha tratado de disimular la hazaña con el argumento de que hay otros muchos destinos a los que aspirar. Mientras Dijsselbloem ha confirmado que tiene intención de seguir en su cargo, la presidencia no permanente del organismo, hasta la expiración de su mandato en el verano del año que viene, Guindos ha puesto en circulación que España podría aspirar todavía a la presidencia del Mecanismo Único de Resolución Bancaria, una especie de FROB europeo desde el que se gestionaría el rescate de los bancos en crisis. Sería una forma de compensar la infrarrepresentación española en los organismos comunitarios desde que José Manuel González Páramo salió de la cúpula del BCE y se quedó sin antenas en el supervisor financiero. Pero también aquí se ha vendido la piel del oso antes de cazarlo, se admite en el Ejecutivo.

Sentimiento de haber sido engañado por los alemanes

Estas maniobras del ministro de Economía para disfrazar el fiasco en la negociación obedecen, según fuentes comunitarias, al sentimiento de que él mismo ha sido engañado por los alemanes después de haber jugado durante muchos meses por su cuenta con un resultado tan magro. Otro de los puestos que el Gobierno puso en la ruleta de sus aspiraciones fue la Comisaría de Energía, pero las presiones de Alemania para retenerla han sido muy fuertes, como pudo comprobar Rajoy este verano en sus paseos por Santiago con la canciller Ángela Merkel.

Al final de la película asoma un importante quebranto de la cuota de poder para España si se tiene en cuenta que ha perdido su presencia en el núcleo duro de la Comisión Europea diciendo adiós a una cartera tan importante como la de Competencia, que no se ha visto aupada al Eurogrupo ni tampoco al resto de las responsabilidades donde había puesto sus miras. Para mayor bochorno, tiene cada vez más difícil también aumentar su presencia en la escena internacional: el puesto que anhela Rajoy en el Consejo de Seguridad de la ONU para el bienio 2015-2016 está cada vez más caro de conseguir debido al empuje de Nueva Zelanda y Turquía.

Hay pocas compensaciones para la pérdida de peso en Bruselas y en el BCE, con el consejo de la ONU en el alero

Como consuelo nos queda haber aupado al expresidente murciano Ramón Luis Valcárcel a la vicepresidencia del Parlamento Europeo y al expresidente del ICO Ramón Escolano al empleo que ocupaba Magdalena Álvarez, maleni para los amigos, en el BEI. Algo es algo.

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