Su diseño original estaba destinado a la pesca del atún, pero tras añadirle nuevas tecnologías y certificar sus capacidades, la Armada ha puesto los ojos en él para incorporarlo a sus buques, en misiones que irán desde la lucha contra la piratería hasta operaciones de vigilancia o ante otras actividades ilegales. Se trata del dron M5D AirFox, de fabricación española, con el "sigilo", "el reducido apoyo logístico" y la "autonomía" como grandes bazas para apoyar en funciones de reconocimiento e inteligencia a los buques militares.
La pesca del atún encontró un gran aliado al embarcar medios aéreos en las naves encargadas de la faena. Inicialmente se trataba de helicópteros, con la dificultad añadida de contar con personal especializado, el alto coste de los medios y los problemas logísticos derivados de una máquina con componentes tecnológicos de primer nivel. Pero la llegada de los drones supuso una pequeña revolución en el mundo de la pesca del atún, permitiendo embarcar medios más sencillos que igualmente rastreaban los grandes bancos de peces desde el aire.
Ese fue el germen del dron que ahora incorporará la Armada. La empresa Marine Instruments desarrolló hace cinco años un sistema conocido con el nombre de Tunadrone, para que los armadores atuneros pudieran sustituir los helicópteros -que hoy sólo pueden operar en el Pacífico- por un dron ligero, más sencillo en su uso, eléctrico y mucho más fácil de mantener. Y, por supuesto, sin necesidad de contar con la especialización de un piloto de helicóptero, que suponía un coste añadido para los armadores atuneros.
Tras las pruebas favorables a bordo de los barcos especializados en la faena, la empresa diseñadora pensó en su adaptación a otras capacidades. Y ahí es donde entran en juego las misiones de inteligencia, reconocimiento y vigilancia que puedan desempeñar la Armada o la Guardia Civil, entre otros. A fin de cuentas, el objetivo de rastreo ya era plenamente funcional, aunque cambiaban los objetivos a perseguir: del atún a los criminales que llevasen a cabo actividades ilícitas.
La evolución al mundo militar
Pero como todo sistema de uso civil que se incorpora al ámbito militar o de la seguridad nacional, era necesario superar una serie de pruebas y certificar que sus componentes son compatibles con los nuevos cometidos. El Ministerio de Defensa cuenta con el proyecto Rapaz, "una iniciativa que tiene por objeto la evaluación operativa de Sistemas Aéreos Tripulados Remotamente (RPAS) Clase I, es decir, con peso al despegue inferior a 150 Kg", según la definición de la Dirección General de Armamento y Material (DGAM).
Tras superar las pruebas pertinentes, la DGAM ha dado luz verde a la incorporación del M5D AirFox a la Armada, que ya ha recibido los primeros sistemas. Aún quedan por asignar los buques en los que prestarán servicio e impartir la formación específica a los militares encargados de operar los drones, pero por las características de la aeronave no tripulada lo más probable es que se use en algunas de las misiones más exigentes en las que participa la Armada, como la operación Atalanta, de lucha contra la piratería en aguas del Índico.
Según las especificaciones de Marine Instruments, el M5D AirFox tiene un peso de cuatro kilos y diez horas de autonomía en condiciones de insolación -cuenta con placas solares en sus alas-, a las que hay que añadir otra hora y media adicional por su batería interna. Tiene alcance de radioenlace de 18 millas náuticas y una velocidad máxima de 45 nudos, con una envergadura inferior a 2,5 metros. Las imágenes de misión en HD se reciben a tiempo real mediante un sistema de comunicaciones encriptadas.
Desarrollado inicialmente para la pesca del atún, el dron de fabricación española tendrá que desempeñar ahora cometidos relacionados con la vigilancia, el salvamento y la lucha contra operaciones ilegales en el mar: desde la piratería hasta el contrabando, pasando por la pesca ilícita o la inmigración irregular.
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