España

Una madre en paro invierte su dinero en pagar su casa con una okupa: "Ella puede pagar los estudios a su hija y yo no"

La víctima de esta okupa accedió a alquilarle la vivienda en Portugalete porque se acababa de separar y los problemas de impagos ya comenzaron en los primeros meses

La casa de la mujer en Portugalete en la que la okupa no paga el alquiler
La casa de la mujer en Portugalete en la que la okupa no paga el alquiler

Amaya vive harta y desesperada por culpa de una okupa. Una buena acción que tomó al alquilar su vivienda en Portugalete a una mujer con una hija se ha tornado en la peor decisión de su vida. Se encuentra sin trabajo con tres niñas menores y tiene que invertir el paro que percibe en pagar la hipoteca de una casa que no disfruta ni de la que puede sacar beneficio económico. "Ella puede pagar los estudios de su hija pero yo no se si podré cuando sean mayores", relata angustiada en una entrevista con Vozpópuli.

El drama que está sufriendo esta mujer se remonta varios años atrás. Autónoma de la hostelería invirtió sus ahorros en un piso en Portugalete que le costó 160.000 euros. En un principio la hipoteca fue de 1.000 euros pero gracias a su trabajo consiguió reducirla a los 574 euros que paga en la actualidad. Residió una época en esta vivienda junto a su primera hija pero por problemas personales se tuvo que marchar a Cáceres.

El inmueble pasó a estar arrendado a una familiar lejana que tuvo que irse porque "no cuidaba el piso". No quería vender el piso porque tenía la "ilusión" de que se quedara con él su hija mayor como un legado.

Amaya estuvo durante meses alquilando el piso con un seguro de impago hasta que entró en su vida la que a la postre iba a ser una okupa. Se presentó como una madre soltera de su misma edad. Estaba en un proceso doloroso de separación y tenía una hija. El caso le llegó al "alma y al corazón" y accedió a alquilarle el piso a esta desconocida. Nada hacía presagiar lo que aconteció después aunque su actual pareja se lo advirtió.

La historia de la okupa

El acuerdo con esta futura okupa era de pagar al mes la cantidad de 650 euros. Entró en la casa el 15 de diciembre de 2022. De igual forma, Amaya invirtió su dinero en reformar la casa ante los daños que había de sus anteriores inquilinos y para adaptarlo a la actualidad. No sacaba beneficio ya que además de la hipoteca tenía que pagar todos los meses los correspondientes 50 euros de la comunidad de vecinos.

Los primeros meses ya se veía que la situación con esta mujer no iba a ser la más idónea. "Pagaba mal y tarde", explica la víctima de esta okupa. A duras penas cumplía con lo prometido hasta que en noviembre de 2023 ya dejó de completar los pagos con excusas. Amaya comunicó a esta chica de forma reiterada que necesitaba "alguien que le pagara". Incluso llegó a ayudarla en el trabajo con un empleo que acabó dejando.

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Las excusas se iban repitiendo de forma constante: "Nunca tiene dinero". En lo que llevamos de año, Amaya ha conseguido 'rascar' el pago de dos bizum de 350 y 300 euros en dos meses. "Yo la digo que hay opciones más baratas de vivir pero no en base a mí", critica.

Y es que esta mujer se quedó en enero sin trabajo y recibe una cantidad cercana a los mil euros del paro. "La primera vez en mi vida que estoy sin empleo cobrando de esto", recalca. Amaya tiene tres hija: una de 16 que vive con su padre y otras dos menores de 6 y 5 años.

"Hasta que no salga no puedo vivir tranquila"

Para luchar contra esta okupa contrató un abogado experto en desahucios. Pusieron una denuncia en Bilbao y el 10 de septiembre se tendría que concretar el alzamiento judicial aunque ella se muestra escéptica y quiere que abandone la casa cuanto antes. "Hasta que no salga no puedo vivir tranquila", añade.

Con todo lo que ha sufrido en estos meses ha perdido los pocos ahorros que disponía mientras que la okupa no paga el alquiler pero puede costear los estudios de su hija. Unos estudios que Amaya no sabrá si podrá pagar en un futuro a sus dos menores. "Mis hijas comen porque mi pareja les proporciona los alimentos pero si lo dejamos en algún momento me quedo en la calle con dos niñas pequeñas", afirma.

Un agente de la Policía durante una operación de desalojo en Barcelona

"Es muy duro tener que ser el escudo social del Gobierno. No tengo que poner la casa para que otros vivan. Hoy por hoy lo único que quiero es quitarme el piso de encima. Te levantas pensando en ello. He sido una mujer luchadora y honrada... es terrible y horroroso", confiesa.

Amaya ha contado para relatar su historia con la ayuda de la Plataforma de Afectados por la Ocupación. Esta entidad es una red que colabora, entre otras cosas, acelerando los procesos y los escritos contra este tipo de okupas.

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