La calle Marceliano Santa María siempre ha estado en el foco de la Policía Nacional. Antaño era el cobijo de los aficionados de Ultras Sur que campaban a sus anchas durante los días de partido del Real Madrid en el estadio Santiago Bernabéu. Tras su desaparición pequeños grupos violentos se han asentado en la zona ante la queja de los vecinos que han visto un repunte de la violencia en esta última temporada, según explican fuentes policiales a Vozpópuli.
Esta calle, que tiene poco más de 200 metros, fue el origen de los disturbios que provocaron los violentos y que terminaron con un joven denunciando que había perdido la visión de un ojo tras recibir el impacto de una pelota de goma. Todo ello, en los prolegómenos del partido del Real Madrid de vuelta de Liga de Campeones en el Santiago Bernabéu.
Los vecinos de Marceliano ven con optimismo el final de la temporada. "Son unos meses de calma y tranquilidad pero volverán", lamenta uno de estos residentes a Vozpópuli. Estos moradores y la Policía sabes lo que se cuece cada jornada de fútbol en el Bernabéu.
Y es que los moradores de esta privilegiada zona son testigos cada quince días de hurtos, agresiones, robos e incluso agresiones sexuales en sus portales. Conocedores de la situación, los dispositivos policiales concentran sus esfuerzos en este perímetro.
Las complejidades de la calle, muy estrecha, hacen difíciles los controles del lugar. Los altercados violentos dirigidos a la Policía, como el lanzamiento de botellas a los agentes, propician cargas contra los ultras que ingieren alcohol en los negocios antes de entrar al Bernabéu.
El trabajo de Información con los ultras
Uno de los trabajos primordiales que se están realizando en Marceliano son las vigilancias discretas de los agentes de la Brigada Provincial de Información, que están especializados en los grupos violentos ultras que permanecen en el mundo del fútbol. Fruto de esta labor silenciosa se pudo detener a dos hombres antes del Real Madrid contra el Bayern de Múnich.
Uno de estos individuos fue conducido a dependencias de los investigadores de la Brigada Provincial de Información en Moratalaz. Está relacionado con miembros de Ultras Sur, según explican fuentes policiales a Vozpópuli. El otro sujeto, también de nacionalidad española fue trasladado a Chamartín. No estaba vinculado con estos grupos radicales. A ambos se le imputan desórdenes públicos.
Otra de las calles aledañas que tienen en el foco los agentes es la Gutiérrez Solana. Esta vía 'hermana' que acaba en el Santiago Bernabéu es otro de los habituales puntos de reunión de los ultras para los que el fútbol es solo una excusa.
Precisamente, en uno de los últimos encuentros de liga, un grupo de estos radicales pillaron a un marroquí robando a un hombre la cartera. Estos jóvenes agredieron de forma reiterada al autor del robo que fue detenido por los agentes.
También los vecinos expresan su hartazgo por la situación que viven en las jornadas de partido. "Los días de fútbol no salgo de casa", afirma uno de ellos. Las comunidades de propietarios no solo presentan daños los días posteriores. También son los "aseos portátiles" de los borrachos que no pueden llegar a acudir a los bares de la zona.
El "infierno" de los vecinos del Bernabéu
Uno de estos residentes explica a Vozpópuli que esta temporada ha percibido sobremanera el aumento de los delitos. Muchas veces tienen que colaborar con las investigaciones policiales que solicitan las cámaras de seguridad del interior de los portales. También piden al Ayuntamiento de Madrid las instaladas en los aledaños del Bernabéu.
Este hombre, de avanzada edad, ha tenido que ayudar este año a varios turistas que sufrieron hurtos y estaban "colapsados" en la zona. "No sabían qué hacer y al final les tienes que guiar de los pasos", afirma mientras saca las llaves de su domicilio.
Todos los cuestionados por esta problemática coinciden en destacar que, a pesar de su simpatía por el Real Madrid, vivir jornadas de partido en el Bernabéu se convierte en un auténtico infierno. "No ya solo por ganar en el último minuto, también por caminar entre la mugre y los empujones", compara uno de estos moradores, que espera unos meses de tranquilidad en la zona.
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