Una inversión de hasta 3.000 millones de euros y la creación de 56.000 puestos de trabajo directos e indirectos eran dos de las golosas promesas que el grupo Cordish hizo a los vecinos de Torres de la Alameda, un pequeño municipio de apenas 8.000 habitantes a unos 40 kilómetros de Madrid, para construir un macrocomplejo de ocio. El proyecto se presentó oficialmente en diciembre de 2016. Y en ese momento, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, dijo que tenía "buena pinta".
Sin embargo, el gobierno regional decidió este viernes no tramitar la construcción de "Live! Resorts Madrid-España", porque se cuestionaba si realmente encajaba en la categoría de centro integrado de desarrollo y no veía acreditada su viabilidad económica. Según argumenta la Comunidad de Madrid, el proyecto no permite valorar el impacto "relevante, efectivo y duradero de las actividades proyectadas en el desarrollo económico, social y cultural de la región" al plantearse una construcción en dos fases y garantizarse solo la primera.
Además, el proyecto implicaría una "carga importante para el presupuesto" regional, que el Ejecutivo autonómico cifra en 340 millones de euros; un aspecto "especialmente relevante en el actual contexto de consolidación fiscal y sostenibilidad financiera". Este coste sería el resultante de acometer una inversión en infraestructuras viarias (conexiones a la R-2, la A-2 y la R-3) y ferroviarias (estación de tren) en el municipio.
Ilusión en Torres de la Alameda
Las cifras de este proyecto eran abrumadoras. Más allá de los 56.000 puestos de trabajo, el proyecto prometía la construcción de zonas de ocio, varios centros de convenciones, hoteles de cuatro y cinco estrellas con capacidad para 2.700 personas, 5.000 plazas de aparcamiento y 2.500 árboles. Todo ello iba a levantarse sobre un terreno agrícola de 134 hectáreas.
Los propietarios de la zona escogida por el grupo inversor estadounidense ya recibieron ofertas como contó Vozpópuli en este reportaje. De hecho se trataba de contratos con opción a compra de los terrenos sobre los que se hicieron algunos pagos a los propietarios.
La expectativa fue tal en la zona que el propio alcalde de la localidad, Carlos Sáez, aseguró que habían percibido un aumento del número de inscritos en la bolsa de empleo municipal, incluso de vecinos procedentes de otras poblaciones cercanas.
¿Otro Eurovegas?
El descalabro del complejo de Torres de la Alameda guarda similitudes con Eurovegas, el fracasado proyecto del multimillonario Sheldon Adelson. El magnate estadounidense anunció y negoció con la Comunidad de Madrid la construcción de un complejo, similar al de Torres de la Alameda, en Alcorcón, aunque más orientado al juego. Entonces, la empresa promotora anunció la creación de hasta 260.000 puestos de trabajo. Esa oferta, de nuevo golosa, fue vista por la entonces presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, como el "fin del problema del desempleo" en la autonomía.
A cambio de una inversión de 17.000 millones de euros, Adelson pedía para su Eurovegas una serie de privilegios fiscales y legales, como por ejemplo, que se aplicara una excepción de la prohibición de fumar en espacios cerrados. Vecinos de Alcorcón, partidos políticos y plataformas sociales se opusieron al proyecto al considerar que podría acarrear otros problemas como el aumento de la prostitución en la zona. Esperanza Aguirre, en cambio, sí fue, hasta el final, una de las grandes defensoras de Adelson: "Habrá que cambiar las normas que necesiten ser cambiadas", declaró en referencia a la importancia de adaptar la legislación para conseguir que el magnate aceptara la construcción de Eurovegas.
Finalmente, en 2013 la sociedad promotora de la instalación decidió retirar el proyecto alegando que el Gobierno no había aceptado las condiciones "especiales" que exigía la empresa. Sin embargo, esas cifras astronómicas, como por ejemplo la de los 260.000 empleos han sido consideradas como "irreales" o inalcanzables, puesto que han servido sobre todo para promocionar a las empresas constructoras que están detrás.
Alcorcón, y ahora Torres de la Alameda, han vivido todo un fenómeno Bienvenido Mister Marshall, en referencia a la película de Berlanga en la que los vecinos de Villar del Río esperaban la visita de una delegación estadounidense para la inversión estratégica del Plan Marshall en el municipio. La visita nunca se produjo, y por tanto, tampoco la inversión. En estos dos casos, sí hubo visitas, proyectos, dibujos y fotos. Pero las máquinas no arrancaron, los millones no llegaron y los miles de puestos de trabajo nunca se crearon.
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