Un fondo de inversión chino ha decidido invertir en clínicas dentales en Madrid y en las últimas semanas está comprando locales y montando macroclínicas con el objetivo de alquilar, en régimen de franquicia, a los dentistas tradicionales de los alrededores.
Esta fue una de las denuncias que hizo Antonio Montero, presidente del Colegio Oficial de Odontólogos de Madrid y la primera región, durante la fiesta de Santa Apolonia, la patrona de estos médicos.
El presidente explicó que a la crisis provocada por compañías de poca solvencia y a la saturación de cadenas de clínicas dentales de seguros, “se suman empresas que se disfrazan de fundaciones sociales y tratan de captar a los estratos más desfavorecidos de la población con falsas subvenciones de fondos propios, organizando además cursos de formación carentes del más mínimo rigor universitario”. “En estas clínicas –añadió- compañeros jóvenes ejecutan tratamientos, para los que a veces no están preparados, bajo el supuesto paraguas de estar supervisados por un profesor”.
El presidente se quejó de que el paciente ya no ve a los odontólogos como profesionales sanitarios sino como un bien de consumo. “Abrumados por el márketing, los descuentos, las ofertas, los comerciales especializados en vender tratamientos, cuanto más caros mejor..., los pacientes –según Antonio Montero- ya no son capaces de distinguir una clínica dental de una peluquería sofisticada y eligen el tratamiento como el que va a comprar un producto determinado”.
Montero reconoció que los dentistas “también somos responsables de ese desprestigio”. Cree que el odontólogo recién graduado ya no puede montar su propia consulta como lo hacía hace años, “lo que le obliga a trabajar en consultas que en ocasiones están dirigidas por personas ajenas a la profesión con un ánimo sólo empresarial y que ven al paciente como un cliente al que sacar el mayor de los beneficios”.
“Algunos compañeros están perdiendo la perspectiva sanitaria de nuestra profesión y están cayendo en el interés económico injustificado”
El presidente de los dentistas considera que “algunos compañeros están perdiendo la perspectiva sanitaria de nuestra profesión, su vocación de servicio a los demás y están cayendo en el interés económico injustificado”.
“Sólo eso explica –añadió- que se estén realizando tratamientos complejos, que precisan de una preparación de años, por compañeros sin la formación ni la pericia necesaria, en ocasiones sin contar con el material preciso, o sin cumplir las garantías higiénicas y de esterilización obligatorias. No vale decir, si no lo hago yo lo hará otro, o necesito el dinero para pagar mi hipoteca”.
Cree que el Colegio debe concienciar a los pacientes de la importancia de la profesión y de la trascendencia de la salud oral “e informar de las implicaciones que una deficiente salud oral puede tener en patologías generales como la diabetes, las alteraciones cardiovasculares o trastornos en el embarazo”.
En la actualidad el colegio trabaja con la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid para que se regule la publicidad sanitaria, “la publicidad engañosa que atrae con precios incompletos a la población”.
Son partidarios de que se prohíba cualquier tipo de publicidad en la que se incluyan precios, ofertas, garantías de por vida y cualquier tipo de mercantilización de la profesión.
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