Acoso escolar, autolesiones y tres meses de castigo sin salir al patio. Así ha sido el sufrimiento que padecido durante meses un niño de tan solo diez años en un colegio elitista de Boadilla del Monte (Madrid). El chico, además, tiene diagnosticado un Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y un Trastorno Específico del Lenguaje (TEL). La familia del menor ha presentado una querella contra el centro por los presuntos delitos de torturas y contra la integridad moral. A raíz del escrito, el Juzgado de Instrucción número 5 de Móstoles ha incoado diligencias porque cree que los hechos pueden ser constitutivos de delito.
"Estamos destrozado. Ha sido durísimo, sobre todo el ver como se ha ido deteriorando mi hijo. Acabó el curso pasado arañándose, insultándose y arrancándose el pelo", relata la madre del niño en una conversación telefónica con Vozpópuli. En todo este largo trayecto han visitado seis consultas médicas diferentes. Cuando fue expulsado del centro decidieron presentar una querella el 18 de julio de 2023 contra el Colegio Mirabal de Boadilla del Monte.
"En Mirabal nos tomamos increíblemente en serio nuestras responsabilidades pastorales y de bienestar de nuestros alumnos, lo que nos permite ofrecer un excelente entorno de aprendizaje y la mejor experiencia educativa posible para que los alumnos alcancen su pleno potencial y prosperen. No podemos compartir detalles relativos a niños concretos, especialmente al tratarse de un procedimiento judicial activo y que podría afectar a la intimidad de un menor", explicaron fuentes del colegio a Vozpópuli.
El juzgado investiga al colegio
"No es un caso de una palabra contra otra. En los informes médicos están los hechos objetivos", critica la madre en referencia a las últimas declaraciones de los responsables del colegio que han negado todos los hechos en sede judicial. Los investigados han enviado un papel "manipulado" donde no se justifica las innumerables ocasiones en las que fue expulsado el menor.
El Juzgado de Instrucción número 5 de Móstoles ha decidido mover ficha porque las actuaciones presentan "características que hacen presumir la posible existencia de una infracción penal". Las diligencias siguen su curso. La querella presentada por la familia de la víctima, a la que ha tenido acceso Vozpópuli, refleja la situación insufrible que vivió durante meses en el colegio el menor de 10 años.
El niño llevaba matriculado en el centro desde el curso 2015 junto a otros dos hermanos. El colegio era plenamente consciente de los trastornos que padecía ya que estaban diagnosticados por diferentes médicos. Vivió en los últimos meses un "trato absolutamente inaceptable debido a su condición". El desenlace se produjo con su "expulsión", a una semana de que acabara el curso, por comportamientos disruptivos.
Unos incidentes que no se explican ya que no está redactada por escrito ni se refleja en su expediente. La familia se enteró de la misma en una reunión en la que los responsables comunicaron que la decisión "viene de arriba". Los padres intuyen que los incidentes que alega el colegio se podrían haber dedico a un "mal manejo" por parte de los docentes.
La pasividad del colegio
El niño desde 2019 está reconocido como "alumno con necesidades especiales". A lo largo del curso anterior, denuncia la familia, sintieron "numerosas presiones" por parte del colegio para que sacaran al niño del centro "por voluntad propia"., según su sospechas. Los padres descubrieron que su hijo sufría "bullying a consecuencia de su condición". El resto de niños "se metían con él ante la absoluta pasividad del colegio".
"No solo el colegio no hizo nada para evitar este acoso, sino que consideramos que han actuado negligentemente, ya que se le permitió deliberadamente exponerse a situaciones que le producían especial inquietud sin ningún control, pese a que estaban advertidos", alega el representante legal de la familia en el texto enviado al juzgado.
Según su testimonio, las actuaciones fueron contrarias a las recomendaciones de los orientados y "han perjudicado gravemente al niño". Una situación que aún padece a día de hoy porque tiene una "importante desregulación emocional, con mucha ansiedad, y una baja autoestima que le llevan incluso a autolesionarse".
Castigos desproporcionados
El niño sufrió un "castigo totalmente desproporcionado" ya que estuvo tres meses sin salir al patio porque el colegio argumentó que "no le podía controlar". Una decisión que fue incluso alertada por un neurólogo en una revisión. Después de ponerse en contacto con Educación, la familia percibió una "intensificación de la presión" con "incidentes cada vez más graves", según la versión de los profesores.
En una ocasión, la familia se encontró al niño tumbado con la cara en el suelo como si fuera un detenido de la policía. Uno de los últimos altercados, terminó con él en el centro de salud para revisar una herida, se "encaramó a una valla oxidada para tratar de escapar de los profesores que le perseguían y, al tirar de él con fuerza, le provocaron un corte en la mano".
De igual forma, el niño ha presentado problemas serios de no poder dormir por las noches y protagonizar varias crisis de ansiedad, por el terror de ir al colegio. Relataba a la familia "que allí se le hacen daño, que le agarran por el cuello y que le sujetan con tanta fuerza que no le dejan respirar". "Pedimos explicaciones sobre ello, y se nos niega todo, alegando que el niño se lo inventa", afirman sus padres.
Una "auténtica pesadilla"
Por parte de la familia se explica que este chico necesita una mayor atención por parte del colegio. Sin embargo, con sus actuaciones se le ha perjudicado con hechos y conductas "contumaces y duraderas en el tiempo buscando que abandonara el centro". "El escolar es el único contexto en el que muestra estos comportamientos disruptivos", añaden.
Durante este tiempo, la vida escolar del chica ha sido una "auténtica pesadilla". El abogado de la familia recalca que esta práctica "perversa" se ha denunciado en otros centros elitistas y siempre con el mismo patrón: "acoso y derribo por parte de la dirección a los alumnos vulnerables".
A los responsables del centro ahora se les acusa de un presunto delito de torturas y contra la integridad moral. El menor ya se encuentra lejos de estas instalaciones. Ahora está en un colegio nuevo donde su vida ha mejorado y sobre todo cuenta con la compresión de los docentes.
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