La Cañada Real es un territorio hostil para la Policía Nacional. Su presencia, tanto uniformada como de paisano, es una señal de alerta para los clanes que controlan los puntos de venta de droga en el poblado. Reunir pruebas, incautar sustancias o identificar a los jefes familiares es una prueba harta difícil para los investigadores. El empeño de los agentes del Grupo Operativo de Investigación Zonal (GOIZ) fue clave para acabar con los 'Saavedra'. Seis de ellos pasaron la Navidad vigilando la zona para conseguir pruebas claves contra los reyes de la droga, según han informado a Vozpópuli fuentes de la investigación.
"Trabajar en la Cañada Real es un nivel 10 sobre 10 de complicación", explican estas fuentes a Vozpópuli. Los agentes encargados de las investigaciones sobre droga en el poblado no suelen salir de su base en el distrito madrileño de Villa de Vallecas. En pocas ocasiones realizan controles de vehículos en la zona donde buscan identificar a los miembros que forman la 'comunidad' de la zona. Cuando deciden ir de paisano rápidamente son 'avistados' por los vigilantes de los puntos de venta de sustancias.
Todas estas circunstancias forman un 'cóctel' perfecto para dificultar la recopilación de pruebas probatorias sobre los reyes de la droga. A pesar de ello, los agentes del Grupo Operativo de Investigación Zonal (GOIZ) saben perfectamente qué ocurre en el interior del poblado y sobre todo quién manda sobre el resto. "No hay que abandonar nunca ninguna línea", advierten.
Los clanes de la droga no viven en la Cañada Real. Son perfectamente cuidadosos en este aspecto, ya que su presencia en la zona puede vincularles con sus 'negocios' ilegales. Los 'Gordos' vivían en El Pozo, los 'Kiko' en Torrejón del Rey y los 'Saavedra' en Morata de Tajuña. "Intentan desvincularse de la Cañada Real", detallan las fuentes. El punto en común de estas familias es la parcela número 20 del poblado. Todos cimentaron su negocio en este 'cuartel' general.
Está ubicada al inicio del poblado, cuenta con un gran tamaño y en su interior hay un laberinto de puertas blindadas. Los distintos grupos criminales lo adaptan a sus exigencias y realizan reformas en este espacio para convertirlo en un auténtico 'supermercado' de la droga. A pesar de todas estas cautelas, siempre cometen un error que es aprovechado por la Policía Nacional.
Una Navidad vigilando con pizzas
Desde una llamada telefónica a un proveedor hasta que la enfermedad de una machaca, así son denominados los vigilantes de los puntos de venta de droga. Todos los detalles son controlados por los investigadores. Una de estas equivocaciones fue 'pillada' por el empeño y la dedicación de los investigadores para acabar con los 'Saavedra'.
Fue el día de Nochebuena. Seis de estos agentes decidieron pasarla lejos de sus seres queridos, por iniciativa propia, cenando pizzas en la Cañada Real. No había un aviso especial para ello. Lo hicieron por intuición y no fallaron. Todo estaba atado. El nombre de la 'Operación Andrómeda' estuvo cerca de cambiarse por esta cena inusual. Fue tal la magnitud del dispositivo, conformado por más de 200 agentes, que el jefe Superior de Policía Nacional de Madrid, Manuel Soto, siguió todos los detalles desde el CECOR.
El futuro de los 'Saavedra'
"Estamos presentes en los días sensibles: desde una fecha especial, hasta un cumpleaños o un entierro. Cubrimos todo porque nunca se sabe donde podemos conseguir las pruebas", analizan. Un trabajo de 24 horas que permitió una gran carga de pruebas acusatorias para que el juzgado autorizara la detención de los 'Saavedra'. Los agentes llegaban a redactar seis actas por día. Fruto de ello once de los detenidos se encuentran ya en prisión.
Ahora queda una respuesta en el aire con la caída de los reyes de la droga: ¿Quién asumirá el poder en la Cañada Real?. Una pregunta con diferentes variables. Por una parte, el resto de familias pierden el miedo al clan de los detenidos. Muchos de ellos dicen ahora que son unos 'pringados' y ven la debilidad de sus oponentes.
Una vez que son detenidos los clanes, es difícil que puedan volver a levantar su imperio. Han perdido el respeto de los otros grupos que luchan por el poder. Después dedican su empeño a trapicheos de más bajo nivel, los trabajos con la chatarra o trapicheado con catalizadores.
El poder de la Cañada Real "tiene un riesgo"
El futuro determinará qué sucede en el poblado, pero en un corto espacio de tiempo no habrá un negocio de tal magnitud como el que había asentado los 'Saavedra'. Los investigadores avisan: "la hegemonía tiene un riesgo". La Policía va a usar todos sus medios para que no se hagan fuerte. Sin embargo, el último clan desarticulado prestaba servicio a 500 clientes al día. Una demanda que tendría que ser cubierta por algún actor.
Por el momento, no se ha detectado que ninguna familia potenten haya decidido dar un paso adelante en sus aspiraciones. Queda prácticamente descartado que un 'paracaidista' decida montar su negocio en la Cañada Real. Desde el pasado 23 de marzo la famosa parcela 20 del poblado sigue vacía. La Policía Nacional vigila la zona. Aún queda pendiente que el Ayuntamiento de Madrid tome las medidas oportunas para derribarla.
Miguel y Antonia, el matrimonio líder del clan de los 'Saavedra', siguen desde la cárcel todos los acontecimientos de su caída. Los antecedentes de esta familia se remontan al antiguo poblado de Las Barranquillas. Estuvieron dos años en el trono de la Cañada Real. Un trono que está vacante.
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