Durante el año 2024, Metro de Madrid trasladó a 715 millones de viajeros, 70 de los cuales utilizaron la red subterránea para ir o volver del aeropuerto de Barajas. Un 17% de los 715 millones se subieron a la línea 6, la circular, llevando al extremo su capacidad y frecuencia diaria.
Por ello, y para descongestionar la circular, que no deja de ser una línea distribuidora, además de para conectar los nodos más importantes de la capital y ofrecer una alternativa de transporte a los nuevos desarrollos inmobiliarios del sureste, la Comunidad de Madrid decidió prolongar la línea 11 de Metro.
Este tramo, que irá desde Plaza Elíptica hasta Conde Casal, y cuya obra abarca un total de 6.626 metros de longitud, es uno de los proyectos faraónicos de la presente legislatura. Al margen de interconectar la línea 11 con las estaciones de Conde Casal, Atocha, Palos de la Frontera y Plaza Elíptica, se están levantando dos nuevas en Madrid Río y Comillas.
Aunque el nombre de Madrid Río no es oficial, la fuerza de la costumbre terminará por bautizarlo. Allí, en pleno Paseo de las Yeserías, se levanta una mastodóntica obra. A día de hoy, se ha ejecutado el 32,25% del total de la estación. En palabras de Miguel Núñez, Director General de Infraestructuras, este nuevo trozo de la Línea 11 será "la M-45 del Metro de Madrid".
En paralelo a esta actuación, se está trabajando en la creación de la estación de Comillas, en el distrito de Carabanchel y en la conexión con Palos de la Frontera, Atocha y Conde de Casal. Se trata del primer paso para la prolongación de la Línea 11 de Metro con más de 33 km y una veintena de paradas, que unirá la región de suroeste a nordeste, de Cuatro Vientos a Valdebebas, y que enlazará con la T4 de Barajas.
Esto incluye el 100% de los módulos de las pantallas de la caja principal de la estación y del acceso y la salida de emergencia y el 100% de las pilas y de la losa de cubierta de la estación que se apoya en ellas. Los trabajos terminarán en 2025, aunque no está previsto que pase tren alguno por sus vías hasta 2027 o 2028.
La consejería de Transportes de la CAM acompaña a Vozpópuli a un paseo cargado de historia por los bajos fondos de la obra. Unos trabajos que, aunque molestos y llamativos, harán del Metro de Madrid una red todavía más eficaz. Sin embargo, la historia nos vuelve a recordar que solo estamos dando vida a ideas de generaciones pasadas.
En los cimientos de la obra en la estación de Madrid Río, los técnicos se encontraron, casi intacto, el tramo más largo del histórico Real Canal de Manzanares.
Esta épica obra de ingeniería civil, apadrinada por Carlos III, pretendió unir fluvialmente España y Portugal a través del río Tajo. Un proyecto que nació por Puerta de Toledo y llegó hasta Rivas, donde se terminó de construir por falta de presupuesto y la llegada del ejército francés en 1808, paralizando cualquier proyecto de tamaña envergadura.
El Real Canal de Manzanares, el sueño de Carlos III
Además del comandante en jefe de la obra, Miguel Núñez, nos acompaña bajo tierra la arqueóloga Esther Andreu, quien pone voz a los siglos de historia que nos acompañan. El Real Canal, construido a finales del siglo XVIII, durante el mandato de Carlos III, dio vida al viejo anhelo de Felipe II de conectar sus dos coronas, la de España y Portugal.
La ambiciosa idea consistía, como ya hemos explicado, en llegar hasta el Tajo en Aranjuez, y de ahí alcanzar la ciudad de Lisboa, haciendo así un canal de comunicación fluvial entre ambas capitales. Sin embargo, el proyecto solo alcanzó a construirse en un primer tramo desde el Puente de Toledo hasta el municipio de Rivas-Vaciamadrid.
El cauce del canal discurría paralelo al río Manzanares por la ribera izquierda hasta llegar al embarcadero de Vacia-Madrid, salvando para ello los desniveles con un total de 10 esclusas.
El tramo construido, y que se han encontrado los profesionales del Metro al empezar las obras, se utilizó para el transporte de materiales generado con las fábricas que se establecieron en el sur de la ciudad de Madrid, y estuvo en uso hasta finales del XIX, ya que con la red de ferrocarriles se consiguió un mejor y más rápido transporte de mercancías.
El Canal del Manzanares se planteó, por tanto, como apoyo a la industrialización que se va situando en el sur de Madrid, siendo el principal medio de transporte para abastecer las necesidades de estas incipientes industrias, y posteriormente como apoyo logístico a las nuevas estaciones Ferroviarias que cubrirán estas mismas necesidades, con mayor intensidad tras la desaparición del Canal.
De este modo, la distribución radial de carreteras y el transporte automovilístico con su rápido avance en la tecnología de la locomoción, fue decantándose como ruta principal de comunicación con el resto de la península. Entre las industrias que desde el primer momento se plantean junto al Real Canal de Manzanares destaca la construcción de la Real Fábrica de Oro y de los Metales, con planos de Nicasio de los Metales.
Aunque hay que analizar detenidamente los materiales encontrados, sorprende el buen estado en el que se encuentran las maderas que separaban ambas orillas del canal. Según la arqueóloga, y a falta de un estudio más pormenorizado, podría ser pino y nogal.
Además de la estructura del Canal, que en este tramo, el más largo hallado de momento, y que se mantiene en unas condiciones fantásticas, los técnicos están encontrando decenas de cadáveres de bueyes, caballos, burros, mulas y todo tipo de animales de tracción que fueron destinados a esta ardua tarea. Al morir del esfuerzo o a causa de alguna lesión que les impedía tirar, eran arrojados al Canal sin mayor miramiento.
Tamaño hallazgo, aunque previsible por la zona en la que se iba a excavar, se salvará para una futura musealización en la propia parada de Madrid Río. Un anhelo de Felipe II y el sueño incompleto de un Carlos III que se desvivió por alcanzar la vanguardia en todas las áreas durante su reinado.
Un tipo que, en palabras de sus coetáneos, intentó todo tipo de avances. Hizo llevar al Real Palacio de Aranjuez todo tipo de animales, plantas, cultivos y demás menesteres para tratar de encontrar nuevas fórmulas para poner a España a la cabeza de Europa.
Una grandiosa historia que vuelve a conectar siglos de historia en la ciudad de las ciudades. Si viviesen Felipe II y Carlos III, podrían observar con orgullo como un canal, aunque de tipo eléctrico y con decenas de vagones, une Aranjuez y Lisboa de puerta a puerta.
Cuando en 2027 (o 2028) subamos a la estación de Metro de Madrid Río, nos sentiremos como una minúscula gota en el inabarcable océano de grandeza que es la historia de España.
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cvidosa
17/03/2025 13:37
La suerte de mandril es que la financiación ya la tienen resuelta, a igual que el tunel de atocha, se realizó con los fondos previstos por la CE para el corredor mediterraneo, es decir, detraerán más fondos del corredor mediterraneo, no hay duda