El deporte también es cuestión de dinero. Hay casos palmarios: la desaparición de equipos de Balonmano (Atlético de Madrid), de fútbol sala (Caja Segovia) y de ciclismo (Euskaltel) o la entrada en concurso de acreedores de decenas de clubes de fútbol. Otros ejemplos no son tan evidentes, pero saltan a la vista. Desde Atenas 2004 hasta Londres 2012 (20 medallas frente a 17) la tendencia es descendente, pero no alarmante; los dos bronces en el Mundial de Atletismo de Moscú confirman que hace tiempo que España tiene poco decir sobre el tartán; y en el Tour de Francia, los tres primeros españoles de la general superan holgadamente la treintena.
El bajón, intermitente gracias a los recientes éxitos de las selecciones de fútbol y baloncesto, se avecina duradero para un país que dentro de cuatro días aspira a organizar los Juegos Olímpicos de 2020 en Madrid. No solo el Ayuntamiento se ha volcado con la candidatura (lleva en ello 10 años, tras dos asaltos fallidos): también lo ha hecho el Gobierno, cuyos ministros incluso alardean por ahí de la victoria segura el sábado en Buenos Aires y de lo bueno que serán los Juegos para la Marca España. Pero la apuesta por Madrid 2020 no casa demasiado bien con el compromiso deportivo de Mariano Rajoy, que ha reducido las subvenciones en un 60% desde que llegó a la Moncloa.
En los últimos Presupuestos Generales, el Consejo Superior de Deportes recibió 82 millones, de los que 32 fueron a parar a las federaciones deportivas. Treinta y dos millones que, convertidos a pesetas, ascienden a algo más de 5.000 millones, la misma cantidad que España destinó en 1985, hace nada menos que 28 años. Pero hace 28 años, 5.000 y pico millones de las antiguas pesetas daban mucho más de sí que ahora.
Aunque la candidatura justifica su razón de ser en el dossier, que no es otra sino “ofrecer unos Juegos basados en los valores del deporte y del Olimpismo”, pocas veces alude a las pésimas perspectivas de los deportes olímpicos en España. El verso suelto de Madrid 2020 es, sorprendentemente, su cabeza más visible: Alejandro Blanco.
Apasionado de la candidatura madrileña, el presidente del Comité Olímpico Español (COE) se refiere al deporte base con una sinceridad que duele, en ocasiones rayana en la crítica al Ejecutivo de Rajoy. “Para mantener un nivel aceptable, no hace falta mucho dinero pero sí un mínimo”, dijo Blanco por el mes de febrero con relación al presupuesto del CSD. “Algunas especialidades sólo pueden sobrevivir con lo público, y sin competiciones ni concentraciones no se consiguen medallas. Brasil destinará 622 millones en 2013 y el Reino Unido, 520. La diferencia es mucha”.
Con la misma crudeza se expresó el máximo responsable del COE en una entrevista con Libertad Digital, el pasado 24 de julio: “Si no nos dan los Juegos, a España le esperan momentos muy duros”. Y en esa misma línea se encuentran los presidentes más osados de las federaciones olímpicas, como José Luis Escañuela, de la federación de Tenis. “Muy mal estamos si el deporte en España encadena su suerte a que el día 7 de septiembre Madrid sea designada sede de los JJOO”, deploró Escañuela el 17 de julio en una conferencia. Cabe preguntarse cuán dramática será la situación del deporte nacional si el sábado salen elegidas sedes Estambul o Tokio.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación