Margarita Robles vivió ayer uno de sus días más difíciles como ministra de Defensa. Después de estar una semana defendiendo la continuidad de Paz Esteban como directora del CNI, se vio forzada a cambiar su discurso y hablar, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, de "sustitución" en vez de cese de la que ha sido responsable de los servicios de inteligencia del país durante los últimos tres años. A cambio, eso sí, ha visto cumplida una vieja aspiración: la de ver a Esperanza Casteleiro como directora del Centro.
Tal y como adelantaron a Vozpópuli veteranos trabajadores del CNI, el nombre de Casteleiro empezó a circular después de que Moncloa desvelara el 'hackeo' a los móviles de Pedro Sánchez y la propia Robles. Ayer, antes de hacerse público el nombramiento, en la Casa ya advertían que su designación era un "gesto" del presidente a la ministra después del desgaste sufrido durante la última semana y las peticiones de cese por parte de Podemos y los independentistas.
Estas mismas fuentes recuerdan que en julio de 2019, una vez confirmada la marcha de Félix Sanz Roldán al frente del CNI, Margarita Robles propuso a Esperanza Casteleiro, entonces su directora de gabinete, para el puesto. La elegida finalmente, sin embargo, fue Paz Esteban, tras haber asumido la dirección del Centro de forma provisional. Moncloa primó la "continuidad" y Casteleiro fue designada, un año después -julio de 2020-, secretaria de Estado de Defensa.
"Nos ha dejado vendidos"
Margarita Robles, por tanto, ha visto ahora escuchada su propuesta de 2019, aunque el precio a pagar haya sido tener que renunciar a su propio discurso en defensa de Paz Esteban durante los últimos días. Un viraje, el de la ministra de Defensa, que no ha gustado, en absoluto, dentro del CNI.
Según los trabajadores del Centro contactados por este medio, Robles "no ha sido consecuente con lo que ella misma había reivindicado en la última semana y, aceptando el cese de Esteban exigido por Sánchez, nos ha dejado vendidos a los 3.000 a todos los que damos la cara por esta Casa".
Aceptando el cese, y manteniéndose en el cargo, acepta el discurso de Moncloa que culpa del 'hackeo' al CNI, cuando no es así
Dentro del CNI, de hecho, algunos de los agentes más veteranos daban por hecho que, si finalmente Moncloa cesaba a la ya exdirectora del Centro, Margarita Robles presentaría su dimisión: "Hubiera sido lo que correspondía después de defender la continuidad de Esteban y el buen trabajo realizado. Aceptando el cese, y manteniéndose en el cargo, acepta el discurso de Moncloa que culpa del 'hackeo' al CNI, cuando no es así".
Efectivamente, tal y como publicó Vozpópuli la semana pasada, la coordinación de los sistemas de comunicaciones del Ejecutivo depende del secretario general de Presidencia y del ministro Bolaños, según establece el Real Decreto 634/2021, aprobado tras la crisis de Gobierno del pasado mes de julio. Desde el CNI, el Ministerio de Defensa y la oposición han destacado esta circunstancia, pero la estrategia de Sánchez y Moncloa ya estaba decidida: culpar a Paz Esteban para justificar su cese.
Casteleiro, "de la Casa"
Los trabajadores del CNI, por tanto, están decepcionados con la actitud de Margarita Robles, aunque se muestran satisfechos con la designación de Esperanza Casteleiro como nueva directora del Centro: "Al menos es alguien de la Casa", señalan.
En este sentido, las fuentes consultadas destacan que, para que un "relevo exprés" no provocara todo un terremoto en el CNI, "la única elección posible era la de alguien que ya conociera el Centro y que también fuera conocida por los compañeros": Y la nueva directora cumple con ese perfil.
Esperanza Casteleiro ha desarrollado casi toda su vida profesional en los servicios de Inteligencia españoles. En 1983, con 27 años, ingresó en el Centro Superior de Información de la Defensa, que posteriormente se convirtió en el CNI. La mano derecha de Robles encabezó la división de Contrainteligencia y la Jefatura del Área de Gestión de Recursos Humanos del Centro.
En 2004, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, con José Bono como ministro de Defensa, la nombró secretaria general del CNI, como 'número dos' del director Alberto Saiz, cargo que ocupó durante casi cuatro años. Ahora, se convierte en máxima responsable del Centro con el aval de Robles, que hasta ayer defendía la continuidad de su predecesora.
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