El asesor de Carles Puigdemont, Josep Lluís Alay, trató en pleno acercamiento del independentismo al Kremlin que no se moviera ninguna ficha que pudiera entorpecer las relaciones con Vladimir Putin. En ese contexto el asesor del expresidente catalán evidenció su preocupación porque éste publicase alguna muestra de apoyo en sus redes sociales a Alexei Navalni, principal opositor de Vladímir Putin a quien han encontrado muerto en prisión.
"En cualquier momento puede aparecer un tweet del president a favor de Navalny", expuso Alay en una conversación con el letrado Gonzalo Boye, y tras ello le dijo: "Y eso nos mata". Se trata de una de las muchas charlas que la Guardia Civil incautó al asesor de Puigdemont en el marco de la causa abierta en un juzgado de Barcelona en la que se investigan, entre otras aristas, los vínculos del procés con Rusia.
En dicha charla departen sobre la postura de Puigdemont en relación con el líder opositor ruso, de cuya muerte se ha pronunciado este mismo viernes la Unión Europea (UE) señalando directamente a Putin. El sumario de este procedimiento, al que ha tenido acceso Vozpópuli, desgrana los nexos del entorno de Puigdemont con personas de máxima confianza de Putin, así como reuniones con su camarilla para lograr el apoyo de Moscú a la causa separatista.
"Nada de Navalny"
En ese proceso de acercamiento, Alay consideró determinante que Puigdemont no mostrara ningún apoyo público por Navalni, quien se había convertido en enemigo público número uno de Putin tras denunciar públicamente que Rusia estaba siendo víctima de una represión política. "Nada de Navalny", dijo Alay en la conversación mantenida el 23 de agosto de 2020.
Y continuó: "Le hecho la reflexión que el momento en Moscú es muy complicado con ese endemoniado triángulo para Putin". Un mes después, los dos interlocutores volvieron a hablar sobre la situación del opositor ruso a raíz de un tuit del grupo europarlamentario de Junts en el que explicaban que habían "tenido el honor de acompañar a los bielorrusos de Bruselas" con motivo de la llegada al Parlamento Europeo de Svetlana Tsikhanouskaya, líder de la oposición bielorrusa.
"Tendremos que decirle a los rusos que esto es solo para despistar", trasladó el interlocutor de Alay en referencia al tuit anterior. El asesor de Puigdemont le respondió que llevaban una "mala racha" y que tuvo que "avisar por la carta" de Navalni, sin dar más detalles al respecto. "Tenemos que construir un buen relato sobre esto para los amigos", respondió el abogado.
De hecho, conscientes de que mostrar respaldo a la oposición de Putin podría perjudicar a sus intereses, este historiador apeló a la existencia de un "triángulo clave" formado por Belarus (Bielorrusia), Snowden y Navalni. "Y no podemos equivocarnos en ninguno de esos vértices", apostilló. Con todo, Puigdemont publicó este viernes un tuit lamentando la muerte del líder opositor que calificó de "terrible noticia para la democracia".
La estrategia de Puigdemont
Entre los contactos que tenían con el Kremlin destaca Aleksei Chesnokov. Este periodista ruso le escribía artículos para publicar en medios catalanes, si bien, en octubre de aquel año celebró que comenzara a trabajar en el canal ruso de Telegram Nezygar. Al respecto Alay se refirió a él como "mi periodista ruso" y aplaudió que este canal tuviera 350.000 suscriptores y se le considerara como el mayor de Rusia.
Aprovechando la proyección, el periodista le propuso una entrevista con Puigdemont. "¿Qué te parece? ¿Oportuno?", preguntó, a lo que Boye respondió: "Sí, claro que lo es". "Pacto preguntas y evito Navalny quizás", continuó Alay; un criterio que validó el letrado. "Hay que evitar Navalny sin duda". "Y tampoco sobre sanciones a Rusia…", sentenció la mano derecha de Puigdemont.
Además de esta fuente, Alay contaba también con otros dos contactos cercanos al Kremlin. Uno de ellos es
Eugeni Primakov; exmiembro del Comité de Asuntos Internacionales de la Duma Estatal y persona especialmente cercana a Putin. De hecho Alay lo presenta como: "Mano derecha de Putin en el Kremlin para relaciones internacionales".
Sobre él Alay explica que hacía unos meses que le habían nombrado nuevo director de la Agencia Federal para los Asuntos de Colaboración con la Comunidad de Estados Independientes (Rossotrudnichestvo) y que esta figura implicaba tener más poder que el ministro de Asuntos Exteriores. Alay lo celebró asegurando que necesitaban "oxígeno con Moscú".
Las sospechas del juez
El segundo contacto con el entorno de Putin lo constituía Alexander Dimitrenko. Este empresario ruso habría ejercido de enlace entre los de Puigdemont y el Kremlin en aquel momento. Su cercanía con Alay se evidencia en la cantidad de mensajes que ambos se intercambiaron y que ahora obran en manos del juez, además de un negocio de compra venta de petróleo ruso que llegó a investigarse en una de las piezas separadas de esta causa.
Precisamente, el magistrado que instruye el caso Voloh, Joaquín Aguirre, prorrogó recientemente la instrucción y en su auto se refirió a las conversaciones mantenidas entre Alay y Boye, de las que dijo que revelaban "de manera inequívoca sus contactos con altos dirigentes del Kremlin". "Se refieren a la necesidad de que Puigdemont no critique la labor de Putin respecto al disidente Navalni y que tampoco critique al presidente de Bielorrusia", alega.
Al hilo añade que ambos viajaron también a Rusia para entrevistarse con "los más altos capos de la mafia rusa", por lo que resulta "procesalmente necesario que alguna fuerza de seguridad del Estado" compruebe la veracidad de tales datos en aras a esclarecer si Rusia apoyó de alguna forma el proceso independentista "a cambio de unas concretas contraprestaciones en pago por tal ayuda".
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