Ha pasado una semana desde que María Serrano ofreciera en una revelación pública datos de un caso de corrupción en la Guardia Civil. Esta suboficial ha tenido que vivir en los últimos años sufriendo las represalias de su denuncia. A sus espaldas cuenta con 18 expedientes. "Me gustaría que Marlaska o Margarita Robles me recibieran para ponerles sobre la mesa toda la documentación del caso", asegura en una entrevista con Vozpópuli.
Esta agente denunció hace 15 años que un compañero suyo del SEPRONA presuntamente realizaba recursos para quitar multas en Mercasevilla ya que supuestamente asesoraba a empresas de gestión de residuos. María decidió dar la cara, junto a compañeros de Asociación Unificada de Guardias Civiles de Sevilla, gracias a la ley de protección a los denunciantes de corrupción que entró en vigor el 20 de febrero de 2023.
En su declaración reconoció que no le hacía "ni pizca de gracia" la revelación pero que tenía que dar un paso al frente. Y es que la denuncia que interpuso no se llegó ni a investigar mientras que a ella la "enterraron en vida".
Para agradecer las muestras de cariño que recibió tras esta revelación, la guardia grabó un video que ya tiene miles de reproducciones. "Ha sido bestial", manifiesta la agente que se muestra "muy contenta" de cómo se han ido desarrollando los hechos.
La guardia señala que "no ha recibido ni amenazas ni represalias nuevas" tras comunicar públicamente lo que lleva denunciando desde hace años. Sin embargo, reconoce que tiene una espinita. "Me gustaría mucho que Marlaska o Robles me dieran audiencia pública y tengan la oportunidad de escucharme y ponerles sobre la mesa todos los documentos que he ido reuniendo en estos años", afirma.
La guardia: "No busco afán de venganza"
Y es que en los últimos años esta mujer se ha movido todo lo que ha podido remitiendo información tanto a Interior como a Defensa. También intentó contactar con varios diputados para explicarles su situación.
Esta guardia dio el paso tras comunicar las incidencias y ver la inactividad de la cadena de mando en atajar el problema. No solo no hicieron nada sino que ella padeció represalias. No perdieron la confianza los jefes ni les abrieron expediente.
María recalca en todo momento que no tiene "afán" de venganza que su objetivo primordial es dar a conocer unos "hechos delictivos que se deben investigar, que ocurrieron hace tiempo". "He seguido siempre el conducto reglamentario", defiende la guardia civil de Sevilla.
Esta guardia formalizó su aviso del caso de corrupción fue presentada en 2015 y dos años después, en 2017, fue denunciada y se enfrenta a más de un año de prisión, que solicita la acusación particular y el fiscal por sus revelaciones. Al ser un proceso por el Tribunal Militar entraría en un centro penitenciario de ser condenada.
En los siete años que ha pasado desde ese momento ha tenido que acumular un total de 18 expedientes. Desde la pérdida de la especialidad hasta la revocación del destino. También ha visto peligrar el uso de los pabellones como vivienda. "Un mazazo tras otro. Nunca me han dejado tranquila", relata.
"La Guardia Civil es honorable pero hay manzanas podridas"
María no se ha quedado parada en todo este tiempo. La agente trabajaba en la investigación del SEPRONA de la Comandancia de Sevilla y la mandaron de forma forzosa a Zaragoza. Un año después se anuló este destino y ahora hace tareas administrativas y está pendiente de asignación.
"Desde que el caso salió a la luz solo he recibido un 0,1% de mensajes desagradable. El resto son personas que te dan su apoyo y mucha gente preocupada", explica. Para María la Guardia Civil "es y ha sido mi vida". "No voy en contra del Cuerpo, lo que quiero hacer es limpiar el nombre de la Guardia Civil que es honorable y hay manzanas podridas", afirma.
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