Si Eurovegas termina por hacerse, el futuro complejo de ocio, 750 hectáreas en Alcorcón, al Suroeste de la Comunidad de Madrid, estará a escasos kilómetros de la provincia de Toledo. Y si a los casinos madrileños, encabezados por los dos de referencia, Torrelodones y Aranjuez, les asusta un proyecto de semejante envergadura (17.000 millones, 100.000 empleos), los negocios relacionados con el juego en Castilla-La Mancha comparten la misma inquietud. Antes de que eso ocurra, María Dolores de Cospedal, presidenta manchega y secretaria general del Partido Popular, ya ha movido ficha: la nueva Ley del Juego, adelantada en enero y aprobada en el pleno en abril y en Consejo de Gobierno en junio, prevé revolucionar el sector en una comunidad con escasa tradición. No por nada, el primer casino manchego abrió en Cuenca este mismo año.
Los cambios previstos no son insignificantes, y su aceleración legislativa coincide con el avance del mega-complejo de Sheldon G. Adelson en Alcorcón, últimamente estancado. “Se concederán libremente”, indica una resolución publicada el pasado 3 de junio, “autorizaciones de explotación a solicitud de las empresas operadoras de hasta 9.000 máquinas de tipo B”, más conocidas como tragaperras. Aunque seguirán precisando de alguna autorización administrativa, la norma pretende simplificar la burocracia para explotar las máquinas de apuestas.
La norma, muy contestada en las federaciones españolas de apuestas (pero no en su rama castellano-manchega) por distorsionar la competencia, también contempla extender juegos reservados solo a los casinos, como el póker, la ruleta americana o el Black Jack. Se generalizarán además otras categorías otrora solo permitidas en bingos o en los citados casinos. Se busca, en definitiva, una mayor cultura del juego agilizando la apertura de establecimientos y, dicho sea de paso, un aumento en la recaudación. “Es una ley que satisface plenamente los intereses de los ciudadanos, de los jugadores, de los empresarios y de las administraciones públicas a través de los ingresos tributarios”, afirmó en abril el consejero de Hacienda, Arturo Romaní, cuyo departamento impulsa la Ley.
El alcance puede haber provocado roces en el Partido Popular, que gobierna en las dos comunidades. Según el diario El Boletín, la Ley del Juego, por un lado, y Eurovegas y el aeropuerto que Madrid estudia potenciar entre Navalcarnero y El Álamo, muy próximo a la frontera toledana, amenazan con hacer saltar chispas entre Cospedal e Ignacio González.
Ya promovió la Junta de Castilla-la Mancha proyectos faraónicos similares a Eurovegas, aunque no tan centrados en el juego. Presentado por la anterior administración socialista en 2005, el Reino de Don Quijote, un complejo en Ciudad Real que iba a contar con hotel de cinco estrellas, centro de convenciones para 2.000 personas, teatro con capacidad para 3.000 espectadores o 9.000 viviendas, además de 7.500 empleos e iba a costar una tercera parte que la apuesta de Adelson (6.500 millones). Tres años después, su promotor, la compañía Harrah’s Entertainment, congelaba el proyecto. Dolores de Cospedal persigue ahora algo no tan colosal, pero de gran impacto socio-económico.
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