Presidente del Gobierno y líder de la oposición hablaron, en aquel encuentro, de otras cosas, como Europa, donde sí se estableció un pacto firme como luego se pudo comprobar en el Congreso de los Diputados y, naturalmente, de la corrupción. En este apartado no se llegó más allá de desbrozar superficialmente los problemas que sacuden a ambos partidos, con el notable desgaste que se advierte, mes a mes, en los sondeos demoscópicos. Pero no se redondeó el "acuerdo del dentista", es decir, el "no nos vamos a hacer daño", pese a las versiones que trascendieron en un primer momento. Es cierto que los casos Bárcenas y ERE están suponiendo un deterioro enorme en la imagen de ambas formaciones. Circunstancia que beneficia a otros partidos, en especial a IU y a UPyD que suben como la espuma en las encuestas. Es cierto que Rajoy y Rubalcaba hablaron de ser prudentes y de no ir más allá de lo necesario en el tratamiento político a estos episodios. Pero poco más. La imputación de la exministra Magdalena Álvarez y la publicación de un original de los papeles de Bárcenas por el diario "El Mundo" provocó una conmoción en el desarrollo de los acontecimientos.
"Es su delincuente"
Rubalcaba rompió un clamoroso y sospechoso silencio de cinco días y finalmente el jueves tronó como líder de la oposición no sólo contra el PP sino contra el propio Mariano Rajoy a cuenta del escándalo del ex-tesorero del PP. "No han entendido nada. Bárcenas será un delincuente, pero es su delincuente", expresó el dirigente socialista en respuesta a una durísima intervención del portavoz de la bancada popular, Alfonso Alonso. La sospecha de pacto quedó pulverizada. Horas más tarde, la portavoz del PSOE, Soraya Rodríguez, amagaba con una moción de censura que nadie cree vaya a concretarse. Bárcenas y los Ere andaluces habían provocado la ruptura del buen tono en las relaciones entre los dos líderes cuyas formaciones representan el 80 por ciento del voto popular.
Reforma de las administraciones públicas y transparencia, son los únicos aspectos en los que los dirigentes del PP y PSOE alcanzaron acuerdos. Dos asuntos urgentes y con enorme repercusión en la opinión pública. El adelgazamiento del enorme aparato burocrático del Estado a todos los niveles (nacional, regional y local) es una reclamación unánime y creciente. Y el Gobierno precisa del concurso del PSOE para abordarla con garantías plenas tanto en Comunidades Autónomas como, y muy especialmente, en ayuntamientos.
El Plante parlamentario
La Transparencia tiene buen nombre. Una entendimiento en el desarrollo de la ley que ahora está en trámite le vendría bien no sólo a las dos fuerzas mayoritarias sino a la práctica totalidad del arco parlamentario. De momento hemos asistido a un plante por parte de PSOE, IU y grupo mixto durante el trámite parlamentario de la ponencia. Veremos en lo que queda. En este punto sí ofreció Rubalcaba su apoyo, pero la presión desde sus filas se lo están poniendo muy complicado, y así se lo hizo saber telefónicamente a Mariano Rajoy. Ambos líderes conversan por el móvil mucho más de lo que trasciende.
En cualquier caso, y según una expresión muy utilizada por propio Presidente del Gobierno comentadas desde la Moncloa, no cabe esperar mucha más colaboración por parte del PSOE. "Las cosas desagradables", según expresión singular de Rajoy, han quedado fuera de toda posibilidad de consenso. Es decir, Educación, pensiones, sanidad, reforma laboral... lo que afecta a la vida cotidiana de los ciudadanos ha quedado fuera del compromiso gobierno-oposición. Y no parece que las cosas vayan a cambiar próximamente.
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