Prudencia y silencio en las filas del Gobierno y del PP mientras están por aquí las visitas. El mensaje dirigido a ministros, altos mandos, cuadros medios, se emite desde el sábado a través de todas las terminales de Moncloa y Génova. Rajoy no quiere una segunda edición de la semana negra, cuando un rosario de episodios nefastos convulsionaron a todas las estructuras de la formación conservadora. Rajoy entonces estaba en Nueva York y Bruselas. Su enfado por estos episodios ha dejado huella entre sus colaboradores, que no quieren ahora que se reproduzcan las sorpresas.
Rajoy quiere transmitir una imagen de potencia internacional, algo que ninguno de sus rivales en la carrera hacia la Moncloa pueden ofrecer
Casi un millar de delegados del PPE se reúnen durante dos días en Madrid, un momento muy oportuno para relanzar la figura de los populares españoles y para potenciar la imagen de Mariano Rajoy como un líder continental respetado y consolidado. Angela Merkel es una de las figuras de las delegaciones europeas, con Jean-Claude Jucker, presidente de la Comisión Europea y Donald Tusck, presidente del Consejo Europeo, entre otros nombres ilustres. Más de una docena de jefes de Estado o de Gobierno acudirán a la cita, en la que tienen previsto aterrizar, asimismo, Nicolas Sarkozy, gran amigo del anfitrión, o Silvio Berlusconi.
Potencia continental
Rajoy quiere transmitir una imagen de potencia internacional, algo que ninguno de sus rivales en la carrera hacia la Moncloa pueden ofrecer. El presidente del Gobierno español recibirá un espaldarazo internacional a menos de dos meses de la cita con las urnas. Merkel, que no se encuentra en su mejor momento político debido al serio problema de la avalancha de refugiados provenientes de Oriente Próximo, tiene previsto mostrar su reconocimiento por la gestión política y económica que lleva a cabo el Gobierno español. Algo ya usual en la canciller germana, pero que llega en un momento muy oportuno.
Las encuestas tan sólo ofrecen señales de crecimiento a Ciudadanos, su rival directo, en tanto que el PSOE no retrocede
No quieren sorpresas ni en Génova ni en Moncloa. Nada de declaraciones intempestivas al estilo de las de Montoro y Margallo, ni líos internos en el PP, como lo ocurrido con Arancha Quiroga, ni renuncias, ni dimisiones ni videos estrambóticos. Todo el mundo en silencio. Sólo hablarán quienes deban hacerlo, es decir, los cargos orgánicos correspondientes, portavoces parlamentarios y del partido. Unos días de serenidad y templanza no vienen nada mal para un partido que se mueve con parsimonia en las decisiones pero en forma espasmódica en la verborrea.
Rajoy necesita un empujón en esta precampaña electoral en la que su formación no ha arrancado con buen pie. Las encuestas tan sólo ofrecen señales de crecimiento a Ciudadanos, su rival directo, en tanto que el PSOE no retrocede. En el cuartel general del PP se aseguraba esta semana que soñar ahora con un resultado por encima del 30 por ciento de los votos es casi una utopía. Hace tan sólo unos meses se hablaba incluso de un 35 por ciento, de acuerdo con algunas encuestas. Tan cifra se antoja ahora un sueño inalcanzable.
Javier Arenas, resucitado como portavoz, declaró este martes en la Cope que en el PP nadie duda de que los resultados que arrojen los comicios serán mucho mejores que los que están anunciando los sondeos. Pero ese espíritu optimista no es compartido por la mayor parte de dirigentes, simpatizantes y militantes, que cada vez ven más próxima la posibilidad de que un acuerdo entre PSOE y Ciudadanos les arroje de la Moncloa.
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