Un Gobierno del PSOE con ministros de Podemos y Ciudadanos se antoja un imposible... o quizá no tanto después de la marcha atrás de Pablo Iglesias de este miércoles. Pedro Sánchez lo planteó abiertamente en su entrevista en la SER. Íñigo Errejón, reaparecido tras la refriega intestina, no lo rechazó de plano. "Lo valoraremos". Ciudadanos no quiere ni oír hablar de tal posibilidad: con Podemos, ni a heredar, vino a decir, de nuevo, su portavoz Juan Carlos Girauta. Pero en Génova, los espíritus más recelosos ya no descartan nada. De ahí su reacción, de gruesa intensidad: "Astracanada, ridículo, broma sin sentido, rigodón, las cosas del amor..." fueron algunas de las expresiones utilizadas desde las filas populares, con Rafael Hernando a la cabeza.
La idea es dinamitar esta vía antes de que pueda cuajar, y a pesar de lo conocido este miércoles. Mariano Rajoy cree a al líder socialista capaz de casi todo. El presidente en funciones no hace cábalas y nunca arriesga apuestas. Tira del ábaco y de su experiencia y repite insistentemente a los suyos: "No suman, no suman... éstos no suman". Por ahora. Si Sánchez e Iglesias no avanzan, Rajoy telefoneará al líder socialista. Para cumplir el expediente. Está convencido de que la gran coalición razonable, la de PP y PSOE, no se materializará mientras los socialistas tangan a Sánchez como secretario general.
Apostar todo a una carta
Ya no se descarta nada. El PP cree que Pedro Sánchez, una vez aplazado el congreso del PSOE, se lo juega todo a la carta de la investidura. Pensar en unas elecciones sería un suicidio, porque, en opinión de dirigentes de Génova, a los socialistas les irá mal. Y aparecerá entonces Susana Díaz, con la guadaña en una mano y el relevo en la otra.
El líder del PSOE se mueve. Quizás a la desesperada, piensan los populares. El martes, breve encuentro balsámico con Albert Rivera, algo apagado en las últimas jornadas. Su protagonismo mengua. Este miércoles, la cita con Pablo Iglesias, un mano a mano eternamente postergado y que ha resultado ser sorpresivo por la aparente mano tendida de Iglesias. En paralelo se producen movimientos de algunos referentes socialistas para destrabar obstáculos, para acercar posturas y evitar la repetición de los comicios.
Ciudadanos y una alcaldía de Murcia
Las reuniones de Sánchez con sus apoyos y posibles socios son por separado. Rivera por un lado, Iglesias por otro. El 'ménage à trois' se antoja impensable. No está madura esa vía. Pero se va a intentar. Pablo Casado, portavoz del PP, lo dejaba claro este martes en su intervención tras el Comité Ejecutivo del partido: "La capacidad de decisión la tiene Sánchez. El riesgo existe". Se refería al tripartito PSOE-Podemos con Ciudadanos. La opción más temida por Moncloa. Como ejemplo, y para sembrar inquietudes, Casado se refirió a lo ocurrido este mismo martes en Molina del Segura, localidad murciana donde un acuerdo entre socialistas, Podemos, Izquierda Unida y Ciudadanos han desalojado del Ayuntamiento al PP.
Desde que se acercó al PSOE, en su pacto de los 200 puntos, Ciudadanos ya no es de fiar
Algo similar a lo ocurrido en la Diputación de Toledo o en Torrevieja, donde el partido naranja no ha tenido empacho en votar junto a Podemos para impedir gobiernos del PP. Cierto que en la localidad murciana el alcalde del PP dejó el cargo por asuntos de corrupción. Pero su sustituta estaba 'limpia'. Ciudadanos no lo consideró así y se puso del lado de Podemos y PSOE para que el PP no siguiera en el Consistorio.
Desde que se acercó al PSOE, en su pacto de los 200 puntos, Ciudadanos ya no es de fiar. Es la idea que pretende transmitir Génova, de ahí los ataques, los improperios y el bombardeo de descalificaciones. El PP cree a Sánchez capaz de entregarse a Podemos y a los independentistas. Pero Susana no le dejaría. Si consigue, sin embargo, que el acuerdo sea con Podemos y Ciudadanos, el escenario daría un vuelco radical. "No creemos que ocurra, pero el tiempo pasa y Sánchez lo intentará todo", señala la fuente mencionada.
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