España

El PP renuncia a los 130 escaños y mete presión a Ciudadanos

El PP ya no confía en alcanzar 130 diputados y comienza a pensar en los pactos. Rajoy mete presión a Rivera y hasta amenaza a Sánchez con una coalición con el PSOE, que estaría liderada del lado socialista por Susana Díaz.

El candidato del PP, superado con bien el trance de la agresión pontevedresa, habla ya abiertamente de pactos. Lanza pullas a la indefinición interminable de Rivera -"si no nos vota a nosotros votará a Podemos"- e incluso habla de una gran coalición, algo nuevo en esta plaza. Pensando en Susana Díaz y no en Sánchez, por supuesto, comentan algunos de los suyos.  El equipo de Rajoy está satisfecho de la campaña, que culmina la noche del viernes en Madrid con una cena-mitin multitudinaria. Pero temen que no logrará los objetivos de los 130 diputados o el 30 por ciento de los sufragios. No se reconoce abiertamente, pero se desliza en las conversaciones de estas últimas horas de peregrinaje por España. Todo ha funcionado bien, la campaña ha ayudado a mantener una situación de partida razonable, en especial tras los episodios de la rebelión soberanista en Cataluña y los atentados yihadistas en París. Pero el crecimiento del PP ha sido menor del esperado, siempre según las encuestas. En menos de mes y medio se ha pasado de hablar de los 140 diputados que aseguraban en Génova a apuntar en torno a 120. Todo está en el aire, reconoce un asesor muy próximo al presidente.

El candidato del PP ha descartado que se relacione el puñetazo con cualquier asunto electoral o político

El episodio de la agresión en Pontevedra ha supuesto un involuntario y tangencial impulso para la figura de Rajoy, aseguran los analistas. El candidato del PP ha descartado, con firmeza, que se relacione el puñetazo con cualquier asunto electoral o político. Ni siquiera ha presentado denuncia contra el joven agresor, un independentista de ideas radicales, según sus testimonios en las redes. La unánime reacción de condena de los líderes políticos y la serena reacción del líder del PP le ha situado en el centro de la campaña a tres días de los comicios. Este jueves compareció en conexiones en varias cadenas televisivas, fue aplaudido por empresarios catalanes en un acto electoral en Barcelona uy recibido con un calor muy especial en Bruselas en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno.

Pasos medidos y ejemplares

El candidato del PP ha superado este trance complicado en forma excepcional, dicen en su entorno. Desde su decisión de proseguir el paseo por las calles pontevedresas tras el brutal puñetazo, celebrar el mitin sin gafas en Coruña, quitar importancia al hecho, templar los ánimos, contener posibles reacciones disparatadas de los suyos. "Ni sobreactuación ni patinazos", señalan estas fuentes con satisfacción. 

Todo lo contrario de lo que ocurrió en el debate televisivo, que no fue bien. Algo imprevisto en las previsiones de Moncloa. Rajoy se encontró con un rival mucho más correoso y sucio de lo esperado. Ahí fallaron, según estas fuentes, tanto Moragas como, especialmente, Arriola, que en su papel de asesores únicos no lograron trasladar al candidato la importancia de ese pulso televisivo ni le prepararon para un escenario tan enrevesado y hostil. Salvo ese patinazo, muy serio, el resto de la campaña ha funcionado según lo previsto, con especial incidencia en poblaciones pequeñas y con mucha dedicación al sector social de más edad, objetivo prioritario del PP, donde no alcanzan los partidos emergentes, centrados en el voto más joven y urbano.

El partido de Rivera, que llegó a amenazar el segundo puesto de la carrera, ahora puede quedarse en cuarto lugar

La caída en picado de los socialistas en las previsiones demoscópicas no le posibilitó al PP ni un minuto de relajación ya que coincidió con un crecimiento de Ciudadanos que sin embargo, poco a poco, en especial en esto últimos días, ha experimentado un pronunciado descenso en todos los sondeos. El partido de Rivera, que llegó a acariciar el segundo puesto en la carrera, arriesga ahora quedarse en el cuarto lugar. Esta es la opción menos deseada para el PP, ya que si PSOE y Podemos se hacen con el segundo y tercer puesto podrían incluso intentar formar gobierno, algo que nadie descarta a estas alturas, ni siquiera las encuestas.

Rajoy ya le ha lanzado la pelota a Rivera, conminándole, en forma indirecta, a abrirse a la posibilidad de un acuerdo de gobierno. El líder naranja mantiene su ambigüedad sobre su actitud tras las elecciones. Sólo dice que no a casi todo. En Génova ya se lanzan mensajes y se afinan estrategias. Todo depende del número de diputados que se alcance finalmente. Pero los pactos marcarán la realidad política nacional desde el minuto uno del 21D. Tanto que incluso Rajoy ha llegado a hablar de una posible 'gran coalición' con el PSOE, sólo posible con Susana Díaz, por supuesto.

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