Mariano Rajoy se agarró ayer como un clavo ardiendo al anuncio de Mario Draghi de que el BCE podría intervenir, en el plazo de unas semanas, en el mercado secundario y en que los temores sobre la reversibilidad del euro "son inaceptables", pero no aclaró si por su mente pasa la posibilidad de acudir al fondo de rescate. Fue el gran interrogante sin respuesta que dejó tras comparecer junto al presidente del Gobierno italiano, Mario Monti, su aliado frente a Alemania. Monti fue algo más claro cuando respondió que "tendremos que estudiar si lo hacemos o no", aunque es cierto que en italiano no se emplea la palabra "rescate" sino otra mucho más "inocua": "scudo anti-spread", esto es, "escudo anti-prima", por lo que carece de la carga negativa de la palabra "rescate".
Y si Rajoy anda con pies de plomo es para que no se le atribuya ningún movimiento al alza de la prima de riesgo, que ayer volvió a dispararse, o a la baja de la Bolsa, que cerró en rojo. Teniendo en cuenta la "ducha escocesa" en que se han convertido los anuncios y contranuncios de Europa respecto a España, lo único que anhelan en Moncloa es que los mercados se calmen y no haya otro "lunes negro". En todo caso habrá hoy ocasión de interrogar de nuevo al jefe del Ejecutivo, tras la reunión del Consejo de Minbistros, sobre si el Gobierno pedirá a dicho fondo que compre deuda soberana sin tener que esperar que sea el BCE le que intervenga en el mercado secundario.
Rajoy dijo ver ayer "aspectos muy positivos" en el comunicado de Draghi, al tiempo que puso el acento en que, "dentro de su independencia, se pueden llevar a cabo operaciones directas en el mercado secundario, en el tamaño adecuado, además de medidas no convencionales de política monetaria que diseñará a lo largo de las próximas semanas". Rajoy y Monti analizaron con detenimiento el comunicado y la rueda de prensa del presidente del Banco Central Europeo (BCE), lo que provocó que su comparecencia ante los periodistas se retrasara.
Esta vez sí hubo documento conjunto pidiendo que se pongan "en marcha cuanto antes" las medidas acordadas en el último Consejo Europeo
Ambos mandatarios decidieron dar un mensaje bastante unívoco y de hecho hubo, esta vez sí, un documento conjunto en el que España e Italia reclaman que que se pongan "en marcha cuanto antes" las medidas acordadas en el último Consejo Europeo, de modo que "los instrumentos y mecanismos acordados estén disponibles para ser utilizados si es necesario". También dicen comprometerse a acelerar "en lo posible las iniciativas acordadas en favor del crecimiento y el empleo y en trabajar en las próximas semanas con nuestros socios y con las instituciones europeas para poner en marcha la hoja de ruta para una mayor integración fiscal y financiera, que complete una verdadera unión económica y monetaria".
Mientras todo esto llega, si es que llega, Rajoy no va a hacer nada distinto de lo que ha hecho hasta ahora, según confesó a los periodistas, esto es, "seguir trabajando para cumplir nuestros compromisos y para abordar reformas estructurales", a sabiendas de que muchas de las medidas "son duras, difíciles y no gustan a la inmensa mayoría de la sociedad". "No voy a hacer cosas distintas, no voy a estar cambiando de criterio y de opinión", reiteró para explicar que los objetivos que persigue son la reducción del déficit público y de la deuda, las reformas para mejorar la competitividad de la Unión Europea, las políticas de crecimiento, la mejora de la liquidez y la unión fiscal y bancaria. "Voy a estar en eso", sentenció aunque no pase por su cabeza hacer una gira europea al estilo de la de Monti.
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