El Partido Popular recupera lentamente el aliento electoral. Los sondeos dibujan una tibia recuperación del partido en el Gobierno pero está aún muy lejos del escenario que le permitiría mantenerse en La Moncloa. El objetivo es alcanzar en diciembre la cota mágica del 35 por ciento de los votos, muy alejado del casi 45 por ciento que logró en 2011. Un reto hercúleo pero imprescindible para que Rajoy siga soñando con prolongar otros cuatro años su permanencia en el poder.
Más de tres millones de votos se han dejado el PP en estos tres años de agobios económicos, recortes, incumplimientos y angustias sociales
Nunca en este periodo de dificultades ha dejado el PP de aparecer como la fuerza más votada, pero su mayoría se ha achicado elección tras elección en forma muy pronunciada. Más de tres millones de votos se han dejado los populares en estos tres años de agobios económicos, recortes, incumplimientos y angustias sociales. El votante más escéptico se entregó en brazos de la abstención mientras que otro sector, menos amplio, optó por secundar a Ciudadanos. Más de la mitad de la intención de voto del partido de Rivera procede precisamente del PP.
Crece el optimismo
En Génova detectan un apreciable cambio en esta tendencia, aunque todavía demasiado débil. La expectativa de voto empieza a rondar el 30 por ciento, aunque algunas encuestas, como la de La Razón, le conceden ya dos puntos por encima de ese listón. El último barómetro del CIS le situaba un par de puntos por debajo.
El objetivo prioritario es alcanzar el 35 por ciento, que se traduciría, incluso ley d'Hont mediante, en un entorno de 150 diputados, una cifra que permite albergar una cierta confianza de Gobierno. Para conseguirlo, los populares deben recuperar un tercio del voto fugitivo, es decir, en torno a un millón de los tres que se han dado de baja en estos años. Un desafío muy complicado, porque el ritmo de recuperación es muy lento. Y sólo faltan tres meses.
Para lograr el 35% de los votos, el PP debe recuperar un tercio del voto fugitivo, es decir, en torno a un millón de los tres que se han dado de baja en estos años
Los estrategas de Génova confían en alcanzarlo. El PP necesitaría, aún así, el respaldo de otro grupo parlamentario para alcanzar una mayoría parlamentaria suficiente. Las miradas se tornan hacia Ciudadanos, inevitablemente, puesto que si logra 20 escaños podría ser la pieza clave para permitir que el PP siga en el poder. Una posibilidad que nadie da por hecho, ni siquiera Rivera, que en este asunto de muestra enormemente ambiguo. Incuso circulan versiones sobre un posible apoyo al PP pero acompañado de un veto a Rajoy como presidente. Elucubraciones sin base sólida.
Hay relativa confianza en las dirección del PP. Las cosas han cambiado en los últimos meses y, en especial, el verano ha resultado estimulante, con cifras de desplazamientos, ocupaciones hoteleras y consumo bien distintas a las de temporadas anteriores. También se aprecia un cambio psicológico en una sociedad que sufre una crisis económica sin parangón desde hace siete años.
La volatilidad del panorama político permite avanzar pocas certezas. En especial con una cita electoral de por medio, tan singular como la catalana, en la que puede ocurrir de todo. De mantenerse esta tendencia, y con unos datos económicos más que estimables, el PP ve más cerca la posibilidad de sacar buena nota en las generales. El equipo de Moragas se mantiene escéptico pero confiado. El más optimista, como siempre, es Rajoy, quien da por hecho que la estrategia de la estabilidad y el miedo al pacto PSOE-Podemos va a funcionar como acicate para recuperar a ese electorado esquivo. Un millón de votos tendrán la palabra decisiva.
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